Una vez más, la armadora estadounidense Boeing tiene problemas. En esta ocasión su modelo B787 Dreamliner. Y es que encontraron un “pequeño problema” en el fuselaje de este tipo de avión.
Resulta que hubo un error por parte de un proveedor que afecta la sección delantera del equipo. La armadora se percató de esto en los documentos de certificación que le entregó la Agencia Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés).
Así que Boeing tuvo que ir a notificarle este “error”. Este pequeño desaguisado, explican, no ha recaído en la producción de este modelo de avión. Para Boeing este fallo en el fuselaje “no es un problema para la seguridad de vuelo”. Tan encarrerados andan, que no esperan hacer cambios.
Sin embargo, en el corto plazo las entregas de aviones sí se verán afectadas durante el 2023. Si a lo anterior le añadimos que la FAA no está pasando por un buen momento, tenemos la receta perfecta para un “desastre”.
Por un lado, desde el 26 de enero pararon definitivamente las entregas de los aviones modelo B787 Dreamliner, para reanudarlas hasta solucionar el problema que apunta a ciertos paneles fabricados de fibra de carbono. Pero ya desde el año pasado se había visto obligado a detener las entregas de estos aviones; ahora, después de algunos meses de volver al ruedo, se ve obligado, otra vez, a parar las entregas.
Aunque este fallo en el panel superior del fuselaje aparentemente no afecta a la seguridad del vuelo, sí ha provocado ya múltiples interrupciones en las entregas de estos equipos. A diferencia del modelo B737MAX, que tuvo que ser puesto en tierra, con los aviones B787 Dreamliners se pararon sus entregas en mayo del 2021, y después en julio de 2022.
Es importante que sepan que el área de ensamblaje es la responsable de colocar este fuselaje superior en la aeronave, lo que ha generado varias investigaciones sobre los procesos de calidad que se llevan a cabo en dicha área.
La recuperación de los vuelos en esta era post-pandemia, ha impuesto a las líneas aéreas una “urgencia” por aumentar sus flotas y no permitir que “les coman el mercado”, presionado a que las diferentes armadoras pongan sus fábricas “a todo vapor” para tener más aviones disponibles, en breve espacio, para las aerolíneas.
A pesar de la gran demanda de aviones, la Boeing solo pudo entregar de agosto del año pasado a enero del actual, apenas 34 equipos modelo B787 Dreamliner. La cifra se vuelve grave cuando consideramos que Air India hizo uno de los pedidos más grandes de la historia: 220 aviones de la fabricante Boeing, entre lo que nos podemos encontrar 190 aviones modelo B737MAX, porque sabemos que son un “caballito de batalla”; también pidieron 10 aviones los nuevo modelos B777X, y por supuesto 20 aviones modelo B787 Dreamliner.
Imaginen entonces el problema; si los amigos de Boeing en siete meses solo pudieron entregar poco más de 30 aviones. Y es obvio que Air India no es la única línea aérea que está pidiéndoles equipos. Incluso, Air India tiene planes de que, una vez que le surtan su primer pedido, hacer un segundo, solicitando otros 50 aviones B7373MAX y 20 más modelo B787 Dreamliner.
El anuncio de esta compra fue anunciado nada más que por el primer mandatario de nuestro país vecino, Joe Biden, quien señaló por medio de un comunicado de prensa:
“Una muestra de la fortaleza de la relación comercial entre la India y EE.UU. y destacando el impacto positivo que tendrá en la industria nacional. Esta compra apoyará más de un millón de empleos estadounidenses en 44 estados”. Destacando que la gran mayoría de estos puestos de trabajo “no requieren de tener una carrera universitaria”.
Joe Biden
El anuncio del retraso en las entregas de estos equipos, generó consecuencias. Las acciones de Boeing en la Bolsa de Valores de Nueva York, se desplomaron un 3%, pero como podemos observar y darnos cuenta, no es la primera vez.
Evidentemente seguiremos muy atentos a cómo se va desarrollando esta historia, que ya parece tragedia griega de Esquilo. Por supuesto que después ahondaremos en los problemas que enfrenta la FAA, y por qué el panorama se vuelve sombrío.