Las campañas de publicidad del Estado mexicano en lo que respecta a las adicciones y los perjuicios que trae aparejados son estériles, por decir lo menos. Somos testigos de anuncios en toda clase de medios de comunicación contra el consumo de fentanilo, problema que en México (al menos, todavía) es casi irrelevante, pero es un problema gigantesco que provoca directamente miles y miles de muertos al año, en su mayoría jóvenes, como lo es el bestial consumo de alcohol (del que nadie dice nada), siendo esta droga la puerta, eventualmente, a todas las demás, por no mencionar los espeluznantes accidentes automovilísticos, más riñas cotidianas, violencia intrafamiliar y más.
Una estrategia integral instrumentada por un gobierno que en realidad se preocupara y ocupara del tema sería una muy ambiciosa campaña publicitaria, en alianza con la IP (consejo mexicano de la publicidad, por ejemplo) más las iglesias, la familia y la escuela.
Lo anterior tendría que ser acompañado de una sustancial alza fiscal (IEPS) a todo producto que contenga alcohol, así como ya ocurre con el tabaquismo, donde el Estado mexicano ingrese más recursos a sus arcas y a largo plazo también el sector salud se ahorre cuantiosas cantidades de su presupuesto en lo que respecta a los daños que a la salud provoca la ingesta de alcohol, en esta cantina gigante y permisiva que es México.
Otra de las ‘patas’ de la estrategia contra las cuantiosísimas muertes que en México dejan crecientemente el complejísimo fenómeno del narcotráfico en general y del crimen organizado en particular, sería el de otra ambiciosa (y cruda) campaña publicitaria para evitar que jóvenes y no tan jóvenes, pasen a engrosar las filas del crimen organizado, ya que el asunto no es tan simplón como eso de los “reclutamientos forzados”, no, muchos van sabiendo a lo que van, como si de un juego de superheroes y/o narcocorridos se tratase. Luego, o son apresados y o (la mayorÍa) muere rápido y en situaciones de tortura dantescas o de plano le toman gusto a sus actividades ilícitas y eventualmente ascienden en el escalafón.
Hay un caso muy sonado de uno de los jóvenes de los que se supo en el centro de exterminio de Jalisco que dejó una carta y sorprendentemente sigue con vida, se lograron rastrear fotos recientes de él con armas de alto calibre en mano y con autos de lujo. Por más que la campaña contra el consumo del fentanilo en México vaya dirigida a Trump y sus cambios de postura para con nuestro país, son valiosos tiempos en medios de comunicación que se desperdician, ya que los problemas nacionales de ese tipo son de otra índole y de mucha mayor gravedad.