Un capítulo muy relevante sucedió este lunes 2 de diciembre de 2024 en el sector financiero mexicano. Se cierra parte fundamental de la historia de banqueros comerciales mexicanos que trascendieron por décadas. La familia Legorreta, los nombres de Rubén Aguilar o Francisco Alcalá por citar a dos de los más influyentes, marcaron a decenas de banqueros mexicanos de las generaciones siguientes de alto nivel y formación profesional y productividad financiera.

Durante gran parte de los años 70, 80 y 90, Banamex era sinónimo de poder financiero y prestigio en México. Fundado en 1884, Banco Nacional de México (Banamex) se consolidó como un referente en la industria bancaria, gracias a su red de sucursales, su liderazgo en innovación y su capacidad para entender las necesidades del mercado mexicano. La Cuenta Maestra, el Banco en su Casa, el Banco en su Empresa, Crédito Hipotecario, Crediauto, Tarjeta de Crédito, Fiduciario y sus potentes Banca Comercial y Corporativa. Y de manera especial los Consejos Regionales en todo el país. Millones de clientes obtuvieron su primera cuenta de inversión , su primera tarjeta de crédito, su primer crédito hipotecario,para adquirir un auto o el apoyo para desarrollar a su empresa.

Sin embargo, el panorama actual dista mucho de aquel glorioso pasado. Con su posición relegada al cuarto lugar en el sistema bancario del país y su separación de Citigroup, Banamex se enfrenta a un futuro incierto en el que su nombre será lo único que le conecte con su legado histórico.

¿Qué ocurrió para que el gigante de la banca mexicana cayera de su pedestal? La historia de la transformación de Banamex es una crónica de decisiones estratégicas, cambios en el entorno económico y una competencia que no dejó de evolucionar.

El auge de Banamex: innovación y liderazgo. En las décadas de los 70, 80 y 90, Banamex era mucho más que un banco; era un símbolo de estabilidad y modernidad. Su red de sucursales era la más extensa del país, y su cartera de servicios abarcaba desde cuentas de ahorro hasta inversiones y créditos empresariales. Fue pionero en introducir tecnología en sus operaciones, como los cajeros automáticos, y en ofrecer productos innovadores que capturaban la confianza de los mexicanos.

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El banco también destacaba por su estrecha relación con el sector empresarial y su influencia en los círculos económicos y políticos regionales y en la Ciudad de México. Banamex era un actor clave en el financiamiento del desarrollo nacional, y su marca representaba solidez, confianza y liderazgo.

Sin embargo, esta posición privilegiada también lo hacía vulnerable a los cambios que vendrían con la apertura económica de los años 90, la privatización del sector bancario y las crisis financieras que marcarían a México en las siguientes décadas.

El impacto de la privatización y la crisis del 94. En 1991, como parte de las reformas privatizadoras de compadres del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, Banamex fue privatizado junto con otros bancos estatales. La privatización representó un cambio profundo en la estrategia de la institución, ahora enfocada en maximizar beneficios para sus nuevos accionistas. Aunque al principio esto pareció fortalecer al banco, la crisis económica de 1994-1995 expuso las vulnerabilidades de un sistema bancario que había crecido sin controles adecuados.

Banamex sufrió pérdidas significativas durante la crisis, al igual que otros bancos privados. La devaluación del peso y la incapacidad de los clientes para pagar sus deudas afectaron gravemente su balance. Para mantenerse a flote, el banco recurrió al rescate gubernamental a través del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa). Aunque esta medida evitó su colapso, también erosionó la percepción pública de Banamex como un baluarte de confianza financiera.

La adquisición por Citigroup: un nuevo rumbo. En 2001, Banamex fue adquirido por Citigroup en una operación histórica que marcó la primera gran incursión de un banco extranjero en el sector financiero mexicano. La compra fue vista como un movimiento estratégico para fortalecer a Citigroup en América Latina y aprovechar el creciente mercado mexicano. Sin embargo, para Banamex, significó un cambio radical en su identidad.

La integración con Citigroup trajo consigo una reestructuración que buscaba alinear al banco con las estrategias globales de su nuevo propietario. Aunque esto permitió modernizar ciertos procesos y expandir algunos servicios, también diluyó su carácter nacional. El “Banco Nacional de México” empezó a ser percibido como una filial más de una multinacional, perdiendo la conexión emocional que lo unía a millones de mexicanos. De igual manera los ejecutivos corporativos internos, los ejecutivos foráneos de Citi y de otras instituciones locales no cumplieron las expectativas. Fueron rentables, pero tuvieron severos fracasos en carteras complejas ya conocidas, también se perdió de manera progresiva participación en Hipotecario y Banca Comercial. Perdieron mercado principalmente ante Banorte y Santander y ya no se diga con BBVA.

La competencia y la pérdida de liderazgo. Mientras Banamex se adaptaba a su nueva realidad, sus competidores no se quedaban atrás. BBVA, Santander y Banorte aprovecharon la creciente bancarización del país para fortalecer su posición. BBVA, en particular, logró consolidarse como el líder del mercado gracias a su enfoque en la digitalización y una estrategia agresiva de expansión.

Banamex, por su parte, parecía estancado. Su red de sucursales ya no era una ventaja competitiva en un entorno donde los servicios digitales cobraban mayor relevancia. Además, su enfoque en clientes de alto perfil dejó fuera a segmentos emergentes que otros bancos supieron captar como Azteca o Coppel o incluso regionales como Bajío, Afirme y Banregio.

La separación de Citigroup: un nuevo comienzo o el principio del fin. En 2022, Citigroup anunció su intención de vender la banca de consumo y empresarial de Banamex como parte de una estrategia global para enfocarse en clientes institucionales. Este anuncio marcó el fin de una era y abrió un debate sobre el futuro del banco.

Aunque el nombre de Banamex permanecerá, la venta implica una fragmentación de su operación y una posible pérdida adicional de relevancia en el mercado. Enfrentando a competidores más fuertes, el “nuevo” Banamex tendrá que reinventarse si quiere evitar convertirse en una sombra de lo que alguna vez fue.

Un legado por redefinir

Banamex ya no es el banco número uno de México ni el símbolo de poder financiero que dominó en los 80 y 90. Sin embargo, su nombre sigue evocando historia y tradición. La clave para su supervivencia estará en su capacidad de adaptarse a un mercado bancario en constante cambio, donde la tecnología y la inclusión financiera son los nuevos pilares del éxito.

En un país donde la marca todavía tiene peso, Banamex podría encontrar en su legado una oportunidad para reinventarse. Pero el tiempo apremia, y el margen de error es cada vez más pequeño. El “Banco Nacional de México” enfrenta el desafío más grande de su historia: demostrar que todavía puede ser relevante en un mundo que lo ha dejado atrás. Formé parte de Banamex, ahí fui formado profesionalmente y mi columna si bien es solo una opinión personal. Tuve a grandes jefes, compañeros y colaboradores en diferentes regiones del país. Hubo buenos momentos. Fuimos con orgullo el Banco Nacional de México. Pero eso ya es historia.

Columna Mario Sandoval Chávez.

X: @MarioSanFisan

CEO FISAN SOFOM ENR

Banquero a nivel Directivo con más de 30