Interesante lo que hoy dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador acerca de su reunión con el empresario Carlos Slim y la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum:

√ Que hay voluntad del ingeniero Slim para que sus empresas participen —obviamente sin cobrarle al gobierno— en el proceso de rehabilitación de la Línea 12 del metro. Sin duda al potentado le corresponde hacerlo porque su compañía constructora hizo un mal trabajo durante el periodo en el que fue jefe de gobierno de la capital del país el hoy canciller Marcelo Ebrard.

√ Que Slim sí entiende que no se puede “ningunear” al presidente de México. ¿Esto qué significa? Solo puede significar dos cosas: (i) que AMLO se la puso muy clara y sin opciones al principal empresario de nuestro país: sus empresas construyeron en forma inadecuada, entonces sus empresas deberán pagar lo cueste volver a poner en funcionamiento la Línea 12, y (ii) que Carlos Slim acepó tal diagnóstico y no jugará a las vencidas con el titular del poder ejecutivo, es decir, que pondrá el dinero que le corresponda poner.

√ Que a diferencia de otros empresarios no tan grandes como Slim, el propietario de Telcel acepta la autoridad presidencial: “Tengo diferencias con Carlos Slim, pero le reconozco que es un hombre institucional… no juega a las vencidas con la autoridad legal y legítimamente constituida”.

√ No es el caso de otros empresarios con menos recursos que piensan que el presidente es un “pelele” o un “empleado”. ¿Quiénes? No dijo nombres Andrés Manuel, pero creo que pensaba en gente del Grupo Monterrey, como José Antonio El Diablo Fernández; en los Claudios X. González, padre e hijo; en Valentín Díez Morodo, en algunos propietarios de periódicos especializados en negocios o con fuerte tendencia hacia los valores de la clase empresarial, y en dirigentes del sector privado de plano menores, como los de Coparmex: A todos estos, dijo AMLO, “les falta manejo institucional, no saben de estos comportamientos de la urbanidad política, se sienten muy poderosos… tienen ínfulas de mandones y piensan que el Presidente de México debe ser su pelele, su empleado”.

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Dos preguntas todavía sin respuestas

(i) ¿Los empresarios no institucionales entenderán el mensaje que les ha enviado el presidente López Obrador y harán ya a un lado sus actitudes que a veces parecen golpistas?

(ii) ¿Slim es tan institucional que se comerá él solo la culpa de las fallas en la Línea 12 del metro o exigirá que también se llame a cuentas a otras empresas que participaron en el desarrollo de tal obra, lo mismo que a los funcionarios que evidentemente permitieron el desorden constructivo, esto es, los entonces jefe de gobierno y secretario de Finanzas del Distrito Federal, Marcelo Ebrard y Mario Delgado, hoy dos pilares de la 4T: el primero como secretario de Relaciones Exteriores y el segundo como líder nacional de Morena?