“Competencia del que soy con el que fui,

del que va a apagar la lámpara 
con el que la ha encendido,

del que desparramaba los colores
 con el que los reúne,

del que no se veía en los espejos
 con el que se contempla en el humo.

Competencia de mi voz con mi voz,

de las palabras que encontraba 
con las palabras que me encuentran,

de los silencios que hablaban por amor
 con el amor que dice su silencio,

de la luz de una tarde en cualquier tarde
 con la luz exclusiva de esta tarde.

Competencia del que soy y del que fui
 con el que seré o no seré mañana,

del que aún marca sus huellas
 con el que todavía las borra,

del que empujaba al día
 con el que ya ocultamente lo sostiene,

del que viene de ninguna parte
 con el que va a ninguna parte”.

Roberto Juarroz

La propuesta de la contrarreforma eléctrica no solo es anacrónica, tendrá también implicaciones negativas —de corto, mediano y largo plazos— en la economía nacional. Los mexicanos la padeceremos en los bolsillos y en los pulmones. Retrocederemos tanto que los apagones volverán a ser algo de todos los días.

En el parlamento abierto donde se discute la propuesta gubernamental para el sector eléctrico, Manuel Bartlett, director de la CFE (y el presidente AMLO, por derivación), probó que hay términos cuya utilización “desconoce”. Así, confunde confiscar por expropiar, todo sea para no tener que compensar a los dueños al quitarles sus plantas de energía privadas.

Esa expropiación, disfrazada de reforma al sector eléctrico —tampoco se puede hablar de nacionalización, pues habrá muchas empresas mexicanas afectadas—, resultaría a la larga un costo aproximado equivalente al 11 por ciento del PIB. El Fobaproa del 95 será cosa de niños ante ese tamaño de deuda pública que deberá contraerse para satisfacer el capricho palaciego.

Además, Bartlett omite decir que la Comisión que él encabeza no puede ofrecer energía más limpia o más barata porque sus métodos de producción son obsoletos y su sistema de contratación extremadamente elevado.

En el colmo del juego de palabras, el funcionario dijo que no habrá indemnizaciones porque a los afectados les van a “pagar” con participación en el mercado eléctrico... Incongruencia en pleno cuando precisamente lo que el gobierno está proponiendo es sacar a los privados de la participación del mercado eléctrico. Lo que Bartlett no quiere mencionar es el monto que costará la necedad. Esa es la verdad.

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Hablar de que las tarifas deben ser bajas para atender a la población en situación de pobreza es una intención loable que queda en eso. Ciertamente no se logrará con los altos costos de generación de energía eléctrica de la CFE. Una que encima es contaminante al utilizar combustóleo y carbón.

Los legisladores —que no nuestros representantes, lo han demostrado ampliamente— no permitieron que Carlos Salazar, presidente del CCE pudiera participar en dicha discusión. Al no encontrarse en México, la bancada de Morena estableció que su intervención no podía ser virtual. De ese tamaño la hipocresía.

Ya antes, el vocero del organismo empresarial nos ha hecho saber que hay más de 150 proyectos a futuro que equivalen a más de 40 mil millones de dólares de inversión, que el país necesita desesperadamente, que están detenidos a causa de las políticas gubernamentales. Así que, mismo sin su participación, la realidad se impone a los otros datos. En lo que va del sexenio, la CFE no ha invertido en capacidad de generación eléctrica. Nada, cero; lo que se tiene ha sido aportado en su totalidad por la IP.

De aprobarse la contrarreforma como anhela el clan de los tabasqueños (sí, Bartlett también es tabasqueño, aunque fue gobernador de Puebla), el costo de la electricidad aumentará y con ello presionará más a las finanzas públicas. Si agregamos lo que ya sabemos, que habrá mucha gente que se niegue a pagar su electricidad (como ha ocurrido con la población de Tabasco con anterioridad), el gobierno terminará financiando la misma. Ello en términos llanos significa que la carga será mayor para quienes sí pagamos por la luz.

Además la contrarreforma desecha las energías renovables como una política de Estado. Total, que mientras el resto del mundo busca energías menos caras y menos contaminantes, en México vamos en sentido contrario. Dinamizar el mercado de las energías renovables sería la verdadera forma de lograr —si bien a la larga— tarifas más baratas para todos los mexicanos.

La cancelación de permisos y contratos vigentes de compra-venta de energía llevará al Estado mexicano a litigios internacionales, donde se calcula los costos para nuestro país podrían rondar los 44 mil millones de dólares. Esto es 11 veces el costo del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y la compra de dos vacunas anticovid de Pfizer para cada ciudadano del país.

Jennifer Granholm, secretaria de Energía de los Estados Unidos, vino a México y se reunió con Marcelo Ebrard. Posteriormente con López Obrador. De acuerdo al primer mandatario, la conversación fue cordial y prevaleció la voluntad de cooperación para desarrollo. Llama la atención, entonces, que en el Twitter de la funcionaria estadounidense (hasta hoy por la mañana) lo único que ha compartido en su cuenta del pajarito azul es la reunión que sostuvo con el American Chamber of Commerce y las oportunidades de inversión —aún no concretadas— en nuestro país.

La exgobernadora de Michigan está obsesionada en resolver el cambio climático y en crear trabajos bien pagados en industrias que desarrollen energías limpias. Una persona así, con esas preocupaciones y prioridades, no vino a México a solo una visita de cortesía.

Algunos dirán que la visita se debió a que a partir de ayer la refinería Deer Park ya es 100 por ciento mexicana. Seguramente ese es uno de los temas que ha sido tratado en las reuniones bilaterales, pero lo más importante es lo referente a la contrarreforma eléctrica y el alto costo que esta significaría tanto para México como para los inversionistas de nuestro vecino país del norte.

Desafortunadamente, AMLO tiene a Bartlett ahí para otra cosa: operando para apagar la luz a las inversiones, a la población en general, a la competitividad de nuestro país y al futuro del medio ambiente.

Verónica Malo en Twitter: @maloguzmanvero