Y es que mucha gente a partir de unas declaraciones hechas por Beatriz Paredes las ha puesto y colocado como rivales y hasta hace poco parecía que eran de la misma hermandad.
Yo por eso siempre he creído que en la política no hay verdaderos amigos. He visto como se abrazan entre ellos, se dicen algunas mujeres “hermanas” y se aplauden unos a otros, pero después la carnicería es brutal.
Debe de ser difícil conservar una amistad dentro de la política. Vaya, ya ni amistad sino debe de ser muy difícil que haya una verdadera cordialidad y una buena camadería entre los políticos.
Hoy en día que el tema de la misoginia ha estado en la mesa ya que acaba de ser la marcha del Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres está fresco el significado y su contexto.
Y de pronto vimos unas imágenes el día de ayer en X en las que la senadora Rocío Abreu de Morena agrede a Lilly Téllez haciendo una letra “L” en su frente y mirándola, como queriéndole dar a entender que es una “looser” (que en español significa perdedora) para después decirle en voz baja “piruja” ante la risa y la diversión de doña Olguita Sánchez Cordero quien se ha desbaratado en decir que ella es “muy feminista”.
Por supuesto Lilly también atacó. Mal por ambas.
Yo creo que hasta los caballeros ahí presentes se quedaron atónitos viendo aquel espectáculo en el que solo las mujeres podemos dar cuando se trata de agredir a otra.
Y también se hizo tendencia Beatriz Paredes que en una muy extraña entrevista que le realiza una cápsula llamada “Campañeando” en donde se le ve comiendo un poco así como que relajada y tomando café y de plano despepitando contra Xóchitl Gálvez.
Y es que sin quizá querer golpearla políticamente, Beatriz confesó que no se le eligió a ella como candidata presidencial porque la alianza PRI/PAN/PRD buscaban a alguien “que no fuera tan profesional”
“Una lógica más mercadotécnica, una candidatura más fresca, menos vinculada a lo que pudiera reconocerse como un político profesional”, dijo.
Aseguró, además, que ella no está para los golpes y los trancazos como seguramente sí lo estaría Xóchitl (no lo dijo, pero seguro lo pensó), y que ella estaba para jugar al ajedrez en la política y no andar de boxeadora.
Y bueno, de pronto toda esta unidad que hace unas meses nos mostraron ambas, sonrientes para la foto y abrazándos, pues quedó en el pasado, y sin querer Beatriz nos dijo que en realidad todo lo que vemos y oímos los ciudadanos no siempre es real.
¿Tenía necesidad de decir esto Beatriz a estas alturas? Creo que no. Igual y ya llegan a una edad algunas personas en donde se cansan de tener filtros para hablar y Beatriz de plano no tuvo uno solo.
Este suceso lo habrá adorado el presidente de todos los mexicanos, y no se diga Claudia Sheinbaum, porque alguien de un gran renombre en la política mexicana como lo es Beatriz, le llamó “no profesional” a Xóchitl Gálvez.
Pero yo diría que tampoco se adorne tanto Beatriz. Uno la ve y te remite inmediatamente su imagen al PRI. Ella sí que nunca pudo y nunca podrá desvincularse de aquel partido. Y el PRI hoy por hoy no tiene las mejores credenciales. Ni hoy ni en el pasado.
Por otro lado se le olvida a Beatriz que realmente la ciudadanía colocó a Xóchitl en donde hoy por hoy se encuentra.
Si bien el guapísimo de Marko Cortés y el siempre atractivo ‘Alito’ Moreno se han colgado hasta de los aretes de Xóchitl para ser vistos y vivir de ella si es que gana, y si bien la impulsaron para apoyarla en giras y demás, lo cierto es que el 95% del arrastre y la presencia de Xóchitl Gálvez se debe a la gente. La gente ha apostado por Xóchitl para que sea un contrapeso para estas elecciones.
No nos ceguemos. Si bien, hay mucha gente que apoyará a Claudia Sheinbaum, hay muchos que están desencantados por ella gracias a los comentarios tan inoportunos de su líder y a que no se han cansado de repetirnos que habrá continuidad cuando lo que no queremos es justamente que continúe el desastre que ha causado la 4T en diferentes áreas en este país.
Pues entonces aquella frase que se escucha muy bonita de “es tiempo de mujeres” parece que no lo es. No cuando vemos este espectáculo en el Senado de dos mujeres agrediéndose.
No cuando de pronto una Beatriz Paredes que parecía solidaria y sorora con Xóchitl ahora le da a entender que ella no es una política profesional.
No cuando las que antes se llamaban “hermanas” y se decían por X cuánto se amaban Alessandra Rojo de la Vega y Sandra Cuevas ahora se tiran odio y ataques.
Me parece muy grave que ahora esté ocurriendo esto con más fuerza que nunca entre mujeres, justo en épocas electorales.
Pero bueno, por eso es que titulé mi columna como “Beatriz y Xóchitl”, y no “Beatriz contra Xóchitl” porque si tenemos esa línea discursiva de que hay confrontación al final de cuentas la hay más que nunca y el tema no es abonar para que ocurra ello.
Más sororidad y menos puñaladas en la espalda es lo que espero que exista entre las mujeres que hacen política en nuestro país.
Es cuanto.