Después de una jornada electoral en paz, bien organizada, copiosa para un proceso intermedio, podemos concluir al menos dos cosas: una ciudadanía muy por encima de contendientes y partidos. Los primeros saliendo a votar en orden y los segundos rompiendo reglas y mintiendo a través de todos los medios a su alcance.
El resultado no es contundente para nadie pero nos da cierta idea del mandato de los ciudadanos:
1. No considera que el presidente López Obrador deba tener el control calificado del congreso y sin embargo, confirma a su partido como primera fuerza política y con sus aliados le da la mayoría absoluta. Podrá mandar pero no hacer cambios de gran calado a menos que logre el apoyo de la oposición. La oposición no tiene con qué ganar pero sí con qué frenar.
2. Hay un malestar real en las clases medias altas, el sector privado y productivo, no gustan ciertas conductas rijosas y tramposas (al inventar enemigos) del presidente, no está de acuerdo con algunos colaboradores (Bartlett, Sandoval, Romero, López Gatell, etc). No hay una comunicación eficaz con interlocutores confiables que construyeran acuerdos y se respetasen y es muy necesaria o el malestar aumentará.
3. El Partido Verde se convierte en el fiel de la balanza y esa es una pésima noticia. Es una llamada de atención de lo perverso que puede ser un proceso electoral.
4. No ha sabido AMLO vender bien la pertinencia de sus proyectos y de los motivos de la cancelación de otros. La percepción es que fueron actos arbitrarios y autoritarios. La idea del sector energético (energías fósiles para la competitividad del sector industrial y energías renovables para el consumo doméstico no se expone con claridad ni contundencia), la seguridad no se percibe resuelta, la corrupción en mandos intermedios y bajos sigue sin alteración. El resultado electoral refleja más errores del presidente que aciertos de la oposición.
5. Durazo entra a la contienda por el 2024 pues Ebrard, Sheimbaun y Monreal se están desgastando aceleradamente.
6. Haría bien un ajuste en el equipo de trabajo. La pandemia, los efectos en la economía, la ineficacia de su equipo y el mal manejo de los adversarios exigen un equipo que sepa negociar y concertar soluciones, que acerque posiciones. Gurría está libre y no es monetarista, sería un buen mensaje que lo invitara al Banco de México.
7. A los ciudadanos les gusta la sandía pero también quieren de melón. El presidente tiene la oportunidad que le da el hecho de no tener una verdadera oposición. Esta alianza le limitó el poder de modificar la constitución, pero no lo necesita. Y la opción no tiene seguro ningún tipo de articulación exitosa.
Me parece que el tiempo del discurso se está agotando y ha llegado el momento del verdadero concurso, haciendo uso de las habilidades políticas que exige la realidad del país.