Apenas en febrero se estrenó en la plataforma Netflix el documental “Descenso: el caso contra Boeing”, que muestra cómo la armadora de aviones norteamericana puso al interés comercial por encima de la seguridad. En un afán de ganarle la carrera a la armadora francesa Airbus, modificó al equipo 737, su caballo de batalla, para presentarlo como un nuevo equipo: el Boeing 737MAX.
Las prisas para poner a volar este “nuevo equipo”, llevó a dos fatales accidentes que sumaron 346 víctimas mortales. Verdaderas tragedias que cimbraron la industria aeronáutica, al grado de que en todo el mundo dejaron de volar esos equipos. Por ello no podemos ignorar el accidente fatal que ocurrió este pasado 21 de marzo en China, con la aerolínea China Eastern Airlines, en el que está involucrado un avión de la armadora Boeing: el 737-800.
El vuelo MU5735 se estrelló en la zona de Wuzhou y en él viajaban 132 personas, entre pasajeros y tripulantes; lamentablemente fallecieron todos, así lo dio a conocer la Administración de Aviación Civil de China (CAAC). El lugar donde se impactó la aeronave dejó un enorme cráter en medio del bosque, donde solo quedaron restos de un avión literalmente desintegrado.
A raíz de este trágico accidente aéreo, la aerolínea China Eastern puso en tierra toda su flota de Boeing 737-800. A su vez el presidente de la nación, Xi Jinping, se dijo “conmocionado” por el accidente.
Ya se encontró una de las cajas negras, que brindarán información clara y certera de qué fue lo que ocurrió con el vuelo para que en menos de tres minutos descendiera hasta estrellarse.
De manera natural se reactivan todos los cuestionamientos sobre la seguridad de los equipos de la armadora Boeing, colocada de nueva cuenta en el ojo del huracán. Y es que durante todo el siglo pasado se decía “sí no es Boeing, no voy”, los usuarios tenían una fe ciega sobre la calidad de los aviones que se armaban y se entregaban paulatinamente a todas las aerolíneas del mundo, Boeing era sinónimo de seguridad.
Todo cambió con los accidentes del 2018 y 2019 respectivamente; la reputación de la armadora se vio considerablemente afectada, y hoy con el accidente del vuelo MU5735 de China Eastern Airlines, se ha convertido en la peor pesadilla que cualquier fabricante de aviones puede tener.
No olvidemos que el equipo siniestrado no es un Boeing 737MAX, sino un 737-800. El aparato con matrícula B-1791 fue entregado en junio de 2015. El mismo día del accidente, el director de la Boeing a través de las redes sociales difundió el siguiente mensaje:
“Nuestros pensamientos están con los pasajeros y la tripulación del vuelo MU5735 de China Eastern Airlines. Estamos trabajado con nuestro cliente aeronáutico y estamos para brindarle todo nuestro apoyo. Boeing ha contactado con la Agencia Nacional de Seguridad en el Transporte (NTBS por sus siglas en inglés) y nuestros expertos están preparados para asistir la investigación liderada por la Administración de Aviación Civil de China (CAAC)”
Esto ha traído consecuencias inmediatas. La Agencia de Aviación Civil de India ha sido la primera en poner bajo “vigilancia exhaustiva” este modelo. Su director Arun Kumar, ha señalado que desplegarán equipos para vigilar los procedimientos de vuelo, la aeronavegabilidad y las operaciones. Tres firmas indias cuentan con este avión en sus flotas: Spicejet, Vistara y Air India Express.
Por supuesto que a las investigaciones se suma la Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos de Norteamérica (FAA), y China no había tenido un accidente desde el año 2010; el país asiático es miembro de la OACI, su aviación cumple con todos los estándares de seguridad.
A diferencia del Modelo 737MAX, oficialmente no se ha pedido que bajen de vuelo a todos los equipos Boeing 737-800, pues otras aerolíneas chinas siguen operando con este modelo. Europeas, como Ryanair, basan su flota en el 737 de Boeing, y en nuestro país la aerolínea Aeroméxico, que capitanea Andrés Conesa, cuenta con aviones 737, y también en su modelo 737MAX.
Ninguna otra línea aérea ha ponderado el bajar a sus aeronaves de vuelo mientras duran las investigaciones del accidente en China. Una de las dos cajas negras que traía el avión es la que contiene el grabador de voz de la cabina (CVR, Cockpit Voice Recorder). Queda aún encontrar el grabador de datos de vuelo (FDR, Flight Data Recorder) para que se proceda a realizar el análisis de los datos, que arrojen luz sobre lo ocurrido.
Tengo que ser muy clara, y mencionar que existen diferentes fases del vuelo, las cuales son:
- Carreteo
- Despegue
- Vuelo en altitud de crucero
- Descenso
- Aterrizaje
- Carreteo final
Las fases críticas donde se puede producir un accidente, básicamente es en dos: durante el despegue y el aterrizaje; sin embargo, lo que pasó con el vuelo de China Eastern fue durante el vuelo, en altitud de crucero, y según declaraciones hechas a Reuters por Dan Elwell, quien lideró la crisis del MAX “los accidentes que se producen en la fase de crucero son muy poco habituales y generalmente son causados por el clima, sabotaje o error del piloto”.
Si me toca volar en un Boeing 737, ¿debo preocuparme? Seamos serios, y debemos saber que existen diferentes modelos: Original (737-100 y 200), Classic (737-300, 400 y 500), Next Generation (600, 700, 700 ER, 800, 900 y 900 ER), y MAX (7, 8, 9 y 10). Yo creo que no, no debemos caer en la paranoia, el transporte aéreo es uno de los más seguros del mundo, pues se rige con estrictas reglas y muy altos estándares de calidad. No dude que puede volar tranquilamente.
Sin embargo sí esperamos a conocer los resultados del accidente de la aerolínea China Eastern, para los miembros de la industria aeronáutica se saca lo mejor de lo peor, esto es, se aprovechará el trágico evento para mejorar, si es el caso, modificar o de plano cambiar procesos, procedimientos, ya sea en adiestramientos de vuelo, mantenimiento en general, y en este caso en particular, que la fabricante Boeing responda si es el caso, con toda la verdad por delante, no como lo que trataron de hacer con el caso del modelo 737MAX, escondiendo sus pifias y minimizando las pérdidas humanas.
Debe haberles quedado claro que la verdad siempre sale a flote, y que no tiene caso tratar de ocultarla. Por eso, Boeing está otra vez en la mira de muchos actores: autoridades, gobiernos, aerolíneas, tripulaciones, proveedores, medios de comunicación, y usuarios.