Tras la salida de quien fuera su más polémico CEO, Dave Calhoun, y ante la llegada de su nuevo presidente y director ejecutivo Kelly Ortberg (es hombre), en el horizonte de Boeing, la fabricante de aviones, forzosamente las cosas tenían que cambiar.

Esa es la expectativa, pero todo indica que es mucho más complicado lograr salir del escollo donde se ha metido Boeing. Ahora resulta que la Agencia Federal de Aviación de los Estados Unidos de Norteamérica (FAA por sus siglas en inglés) ha emitido “una alerta mundial” para que las aerolíneas que tengan alguno de los 895 aviones modelo Boeing 787 los revisen de inmediato.

Esto a raíz de un incidente con un asiento en cabina de piloto ocurrido en la aerolínea LATAM, en el mes de marzo de este año. Se trata de un avión B787-9 Dreamliner, el cual se desplomó poco más de 100 metros en tres segundos, mientras volaba la ruta de Australia a Nueva Zelanda, ocasionando un saldo de 50 pasajeros heridos.

Según los reportes publicados, se debió a que el interruptor del autopiloto se desconectó. De esto la FAA tiene informes sobre incidentes similares en aviones de dicho modelo fabricados por Boeing.

Les soy honesta, estimada audiencia, a estas alturas yo ya no sé si reír o llorar, pues una vez más queda al descubierto el deficiente control de calidad en la fabricación de las aeronaves por parte de Boeing, al grado que este problema es debido -según la información que tiene al respecto la FAA- a “tapas sueltas” en el asiento.

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Esto indudablemente me recuerda a los “tornillos sueltos o poco apretados” en la “puerta/tapón” del avión B737MAX de Alaska Airlines. Ese incidente ha llevado a la fabricante al banquillo de los acusados ante el Departamento de Justicia de los Estados Unidos de América, en la que de forma sorprendente aceptaron su culpabilidad, para así “aminorar” los cargos contra ellos.

No podemos tapar el sol con un dedo, los retos a los que se enfrenta Kelly Ortberg como CEO de Boeing son muchísimos, comenzando con su obligación de hacer una reingeniería profunda a sus estándares de seguridad, que contemple y vigile los materiales de construcción y la fabricación de piezas, verificando que no coloquen piezas defectuosas en aviones que volarán las aerolíneas comerciales.

Porque sus problemas van desde tornillos flojos, tapas sueltas, pasando por piezas de fuselaje que no terminan por encajar de manera correcta, lo que compromete el tiempo de vida útil de una aeronave. Son demasiados errores que no pueden seguirse pasando por alto.

Pareciera que con la declaración de culpabilidad ante la justicia fue más que suficiente, y que no requieren hacer más. Pero en los hechos, solamente ha sido un gran lavado de cara por parte de las autoridades norteamericanas, que han dejado claro que no tienen los arrestos suficientes para parar y poner orden en Boeing. Hasta ahora no han cuestionado la “mala praxis” de su única empresa que fabrica aviones comerciales.

Eso es impensable, pero lo he dicho en varias ocasiones, si eso mismo ocurriera con alguna industria extranjera como Airbus o Embraer, echarían a andar toda su maquinaria hasta pararlos y no dejarles fabricar aviones. Sin embargo ellos, sin ápice de autocrítica, ponen en riesgo a la aviación civil mundial.

Ahora la solución es que quienes tengan ese modelo de avión, tendrán que revisar que las tapas no estén sueltas, para que los interruptores no se “activen” de manera involuntaria, y causen estragos. Así reseña el medio Infobae, sobre lo que la FAA externó:

“El ‘movimiento involuntario y sostenido del asiento’ puede provocar alteraciones en vuelo debido a movimientos involuntarios y abruptos del control de vuelo, lo que podría provocar un descenso rápido del avión y lesiones graves a los pasajeros y la tripulación. La FAA está emitiendo esta directiva de aeronavegabilidad para abordar la condición insegura de estos productos”.

Infobae

Las aerolíneas tienen 30 días para verificar que los asientos de cabina de pilotos funcionen correctamente, detectando que no se tenga ninguna “tapa suelta” o alguna “rotura”, tanto en el asiento de capitán como en el del copiloto.

Quiero que se escuche fuerte y claro, pues muchas veces me preguntan qué pasa con los aviones Boeing que operan en las aerolíneas nacionales como Aeroméxico y la nueva Mexicana de Aviación, y la respuesta es: tenemos a los mejores mecánicos del mundo.

Gracias a su trabajo es que se mantienen en perfectas condiciones los estándares de seguridad, por eso los mecánicos mexicanos frecuentemente son reclutados para trabajar en el extranjero; no es nada extraño que las aerolíneas internacionales vengan a nuestro país para llevarse a “nuestro gran talento”.

Y por si fuera poco este reciente “escandalo” con los aviones Boeing 787, he de decirles que continúan las fallas con el modelo de aeronave B777X, según información dada a conocer en el medio CNN.

Resulta que esta nueva aeronave presenta problemas “estructurales”, lo cual se descubrió al realizar un vuelo de prueba, donde se descubrió un pequeño detalle entre el motor y las alas del avión, ya que no funcionó como se había diseñado de manera primigenia, por tal motivo tendrán que remplazar la pieza.

Esto ha ocasionado que se cancelen las pruebas que se tenían ya calendarizadas con este nuevo equipo, y es que no han podido salir del berenjenal por más que lo intentan, pues se supone que este nuevo modelo de avión tendría que haber entrado a volar en la aviación comercial en 2020, pero evidentemente esto no pasó.

El retraso, además de que la pandemia de Covid, afectó de manera general a la industria aeronáutica; eso tampoco lo podemos obviar, como tampoco podemos negar la enorme negligencia de las autoridades norteamericanas, que voltean para otro lado, a pesar de los graves errores y la falta de seriedad con respecto al tema de la seguridad aérea de su fabricante de aviones Boeing.

Al tema de los retrasos, se suman los sobre costos, y sabemos que últimamente la filosofía de Boeing ha sido “ahorrar” lo más que se pueda, aunque las piezas tengan serios defectos de fabricación.

Tener que volver a fabricar partes de los aviones que estén mal hechas, o que los materiales no cumplan con todos los requisitos, en lugar de traerles los ahorros anhelados, a la larga los ha metido en una espiral de sobre costos.

La preguntas son: ¿podrá Kelly Otberg poner orden en Boeing de una buena vez? ¿Podrán lanzar su modelo B777X para el 2025, como lo tenían previsto, o habrá más retrasos por problemas de fabricación? ¿lograrán recuperar el lustre de décadas pasadas cuando el nombre de Boeing era sinónimo de seguridad aérea?

Sólo el paso de Cronos nos dará las respuestas; mientras Boeing sigue dando de qué hablar.