IRREVERENTE

Les platico:

Este pasado martes 5 de noviembre tuvimos la “histórica” experiencia de vivir por primera vez en un teatro de Monterrey, una manifestación disruptiva pro-palestina, orquestada -diría yo- que buscó trastocar la presentación del Cuarteto Jerusalem, uno de los más admirados ensambles de cuerdas en el mundo.

El Cuarteto Jerusalem está conformado por Alexander Pavlovsky (1er violín), Sergei Bresler (2º violín), Ori Kam (viola) y Kyril Zlotnikov (violonchelo).

Lo más curioso es que, a pesar del nombre, ninguno de los integrantes del cuarteto nació en Israel:

  • Pavlovsky y Bresler nacieron en Ucrania.
  • Kam, en la Jolla California, y
  • Zlotnikov, en Bielorrusia.

Su única “falta” es tocar en un cuarteto que lleva el nombre de la ciudad donde, a través de sus estudios, se encontraron y se unieron como ensamble.

Desafortunadamente hoy vivimos una cultura “woke” en la que hay que satanizar todo y en donde la reacción impera sobre la reflexión.

Se ha creído erróneamente que el Cuarteto Jerusalem es oficial del gobierno de Israel.

Una vez que se acrecentó el conflicto actual de Gaza (tras los atentados terroristas de Hamas, organización terrorista) pronto comenzaron a surgir algunos boicots contra artistas israelíes o relacionados con este país.

Como si de sus arcos salieran balas que dieran cuenta de inocentes

Existe una página falsa en internet que hace acusaciones al Cuarteto (sin mayor fundamento) y tiene “instrucciones” para boicotear algunas de sus presentaciones.

Curiosamente estas instrucciones, de acuerdo a algunos que las conocen, fueron seguidas con gran precisión por los jóvenes manifestantes del martes, en el Teatro de la Ciudad.

¿Qué tienen que ver la música y la política? O para decir lo mismo ¿Qué tienen que ver la política y el arte?

  • Hay arte que posee elementos propagandísticos, sin duda.
  • Hay arte que se puede utilizar como propaganda, también.
  • Y hay arte que posee profundos comentarios en su discurso o que está hecho para deleitarnos con la más alta factura.

El martes, el Cuarteto Jerusalem interpretó a Haydn, Shostakovich y Dvorak; ninguno de los tres fue anti-palestino.

  • Hoy hemos permitido que el odio sin razón, el activismo extraviado, sea dirigido a quienes ni velan en el entierro.
  • El concierto del martes fue la oportunidad de escuchar un gran ensamble.
  • En Monterrey, ciudad donde nos vanagloriamos de nuestra economía e industria, merecemos este tipo de presentaciones.
  • El Cuarteto Jerusalem no ha empleado su arte de forma política. Ellos son músicos.

No tienen la culpa de la crisis de Gaza, así como los mexicanos comunes no tenemos culpa de la guerra de los cárteles.

¿Por qué tendría un artista que pronunciarse políticamente?

Hay quienes tienen esa dualidad o vertiente.

Otros prefieren dedicarse a lo suyo sin tener que opinar de todo, como sucede en plataformas como X, donde cada usuario es “experto” en todo.

Desafortunadamente, no fue necesario revisar fuentes para los chavos activistas -parece ser, de acuerdo a lo que escuché- que son estudiantes de la UANL y del TEC.

Lo importante fue la reacción y dirigir la misma a una causa extraviada.

Para la mayoría de ellos seguramente era la primera vez que escuchaban un cuarteto de cuerdas.

Quizás alguna se conmovió por la música; quiero pensar que el segundo grupo que se manifestó fue afectado por la música puesto que comenzaron a gritar durante un silencio entre dos movimientos, no sobre la obra.

Me llama la atención que, al realizar sus proclamas, con banderas y consignas a todo pulmón, en cuatro momentos distintos de la primera parte (afectando al cuarteto de Haydn y una parte del de Shostakovich) los chavos hayan violentado a sus propios conciudadanos que lo único que queríamos era escuchar música maravillosa durante una hora y media.

Irónico que al hablar de las tragedias en Gaza sean pisoteados los derechos de otros.

¿Cómo se puede legitimar un movimiento que grita violentamente mientras 300 personas estamos tratando de disfrutar un momento de deleite o de paz?

Porque sí, la violencia se ejerce también con la voz.

Curiosa forma de alzarla en contra de la barbarie, cometiendo un acto de barbarie, vulnerando al otro.

Finalmente, los manifestantes salieron, conminados con gran tacto por el personal del recinto.

Se les permitió hacer su manifestación sin recurrir a la violencia.

Pero los del público no nos quedamos callados; les gritamos “¡fuera, salgan!”.

Hubo incluso quien les increpó, pidiéndoles que abandonaran el recinto.

Alguien más gritó que el arte es una cosa y la política, otra.

En ningún momento los manifestantes trataron de escuchar al otro, solo estaban ahí para lanzar su discurso, como autómatas.

Lo único que les reconozco es que, dentro de todo, la violencia fue verbal, no física.

Monterrey es una ciudad plural; tenemos judíos, palestinos, libaneses, sirios, por mencionar a algunos descendientes o mestizos con herencia del medio oriente.

  • Y entre nosotros nos hemos entendido.
  • Entre nosotros hemos formado una comunidad que ha enriquecido a esta ciudad.

Los actos de desprecio a otros grupos culturales no deben tener cabida aquí.

Cada uno tiene la libertad de tomar la postura que quiera respecto a Gaza, Hamas, Israel, Palestina.

Mucho me temo que no es un conflicto de héroes y villanos, de blanco y negro.

Es un conflicto complejo del que muchos han sacado raja política.

Es una tragedia de culturas cercanas confrontadas, de animadversión religiosa, de derechos pisoteados, de ataques y respuestas brutales.

Reclamar a los artistas (y no a los políticos) es tiempo perdido.

Cajón de Sastre:

  • Solo el arte puede apelar a quien se abre al mensaje de la paz.
  • Mañana, cambio completo de programa, sin faltar el Incomparable Iván.