Una de las grandes preocupaciones de las líneas aéreas, así como de los organismos supranacionales en materia de aviación, como la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA por sus siglas en inglés), es reducir los desechos que se generan en la cabina de vuelo con el fin de disminuir la huella de carbón.
La aviación ha pasado por varias etapas, durante muchos años se utilizaron platos de porcelana y cristalería, porque así se daba el servicio en todo el avión, pero con las crisis recurrentes por el precio del petróleo, comenzó a cambiar el servicio en la cabina de pasajeros.
Dejamos atrás esas charolas con platos, cristalería y cubertería de metal, para darle paso a platos de plástico o aluminio, vasos de plástico o de unicel, cubiertos de plástico envueltos en más plástico, cubiertas de vitafilm, y más y más plásticos de un solo uso.
La verdad es que un vuelo puede generar muchísima basura; así surge la pregunta: ¿cómo podemos combatirlo? La IATA publicó desde el año 2017 un manual para el manejo de desperdicios a bordo de una aeronave, que permite una mejor gestión de los desechos, así como tener prácticas más amigables con el medio ambiente.
Ahora que me tocó viajar por Air France en su clase premium, constaté que tratan de evitar el plástico; los cubiertos son de metal y vienen envueltos en una servilleta de tela, las bebidas se ofrecen en cristalería, y los platos de la ensalada y postre son de cerámica, y el plato caliente era una mezcla de cartón con aluminio.
Todo esto reduce de manera importante el uso de plásticos de un solo uso, ya que las servilletas de tela se lavan, al igual que los platos de cerámica, la cubertería de metal y la cristalería.
La IATA además tiene un informe muy completo sobre los plásticos de un solo uso en las líneas aéreas, y la finalidad de tal documento es ayudar a que las empresas de transporte aéreo cuenten con las herramientas necesarias para implementar soluciones que sean más adecuadas para un entorno más sostenible.
Lamentablemente, esto es apenas un grano de arena, porque no existe todavía una regulación que permita disminuir el volumen de la basura que se genera en un avión. Por eso es importante tomar en cuenta estas directrices que brinda la IATA, pues son de mucha ayuda si queremos cielos “más verdes”.
Para lograrlo, la IATA ha elaborado una “Metodología de análisis de residuos de las aerolíneas”, que nos sirve para analizar cómo tener una mejor gestión de los residuos de las aeronaves comerciales.
En un comunicado la IATA informó que durante el pasado 2023 y 2024 llevó a cabo un “programa piloto” en el Aeropuerto de Changi, en Singapur, con la idea de perfeccionar su metodología de análisis de residuos, cuyo desarrollo data del año 2013. El comunicado, entre otras cosas señala:
“Las 25 auditorías realizadas estiman que el sector generó una media de 0,94 kg de residuos por pasajero, lo que se traduce en 3,6 millones de toneladas de residuos de cabina en 2023. Con las tasas actuales de crecimiento de pasajeros, se prevé que este volumen de residuos se duplique para 2040.”
Es importante que sepamos cómo se dividen los desechos de una aeronave:
- Residuos de limpieza: materiales recogidos por las empresas de limpieza del interior de los aviones en los respaldos de los asientos, bolsillos y el suelo de la cabina, y los residuos de las papeleras del WC. Esto también puede incluir cajas compactadoras y contenedores de basura estáticos.
- Reciclables previamente segregados: materiales reciclables segregados o mezclados (vidrio, papel, latas de aluminio, botellas/vasos de PET y cartones de bebidas) que la tripulación recoge a bordo durante las operaciones a bordo.
- Residuos de catering (cocina o galley): materiales recogidos por proveedores de catering designados como parte del servicio de catering proceso, incluidos los carritos (o bolsas) de desechos, los carritos de comida y los carritos afianzados, y las cajas compactadoras.
El objetivo principal de utilizar estas herramientas es una mejor gestión de los residuos de la aeronave y consiste en “separar, pesar y categorizar los residuos”, para esto tiene esta metodología ubicando 8 lugares específicos, que a continuación se los comparto.
- Residuos de limpieza (contenidos en bolsas de basura transparentes e incluidos servicios).
- Desechos de inodoros (contenidos en bolsas de basura claramente etiquetadas).
- Cajas compactadoras.
- Reciclables previamente segregados.
- Residuos de cocina (residuos que no han sido depositados en los carros de cocina sino embolsados).
- Carros de cocina (trolleys cars) Economy/Premium Economy.
- Carros de cocina (trolleys cars) de Primera Clase o Business.
- Carros afianzados (trollys cars trash).
Ahora procedo a explicar, hace muchos años, “en la prehistoria de la aviación” cuando volé para Mexicana, de manera intuitiva los sobrecargos reducíamos el tamaño de la basura, pero no la separábamos, porque -créanme- a veces el carro de basura del avión no se deba abasto, sobre todo en los vuelos de largo alcance.
Y es que los galleys o las cocinas de los aviones, son espacios muy pequeños, donde todo debe caber y acomodarse, como si uno estuviera jugando al Tetris, porque todos los espacios son necesarios.
Cuando se sube “comisariato”, que es el personal encargado de avituallar la aeronave, ellos tienen ya la lista del número de pasajeros, para dejar los insumos necesarios que el vuelo va a requerir, con base en tablas que marcan la cantidad de bebidas y alimentos que deben dejar a bordo, según el número de pasajeros registrados.
Eso incluye bolsas de hielo, servilletas, vasos extras, azúcar, crema, sustituto de azúcar, bolsitas de té, latas de refrescos, jugos, botellas de agua, snacks y/o la comida caliente.
Hace muchos años, todos los desperdicios se tiraban en la misma bolsa, dentro del carro de basura de los galleys, que está fijo. Ahí se tiraba todo, eso sí, siempre nos pedían que los líquidos se tirasen en el “dren” de la cocina, pero lo mismo se tiraba aluminio, pet, envolturas de plástico, papel, cartón. Ahora no es así. Y esto permite una mejor gestión tanto en reducir el impacto de los desechos, como el reutilizar algunos materiales.
Me percaté de que el trabajo de ir separando los desechos, lo hacen desde el momento en que comienzan el servicio, esto les permite ahorrar espacio dentro de los galleys, así como cuando se llega al destino final, la basura es más fácil tirarla, porque ya está clasificada.
Sé que todavía hay mucho camino por recorrer, que falta para que la aviación pueda proveer de servicios de comida sin que tengan que ir envueltos en plásticos de un solo uso, porque cuando uno hace consciencia del nivel de basura que genera, hasta escalofríos dan.
Por una aviación más amigable con el medio ambiente, no solo es contar con combustibles sostenibles, sino tener una mejor gestión de los residuos en la cabinas de pasajeros.