“Después de días de tormentas llenos te vi en misa rezar con santa calma, y dije para mí: ¡Del mal el menos: da el cuerpo al diablo, pero a Dios el alma!”
Ramón de Campoamor
“Son los gobiernos la peor calamidad y los más grandes enemigos de la especie humana”.
Librado Rivera
La tormenta perfecta se cierne sobre cielos mexicanos. Hubieron problemas en otros tiempos; los de ahora son de pronóstico reservado.
El primer elemento lo constituye el que Aeroméxico se haya amparado bajo la ley estadounidense de quiebras (Delta Airlines cuenta con 49 por ciento de participación en AMX). Ello con el objeto de reestructurar pasivos e intentar resurgir como una nueva aerolínea pero con el mismo nombre. Existen interrogantes si bajo este plan no terminaría favoreciendo a Delta Airlines y a su holding financiero llamado Apolo.
Luego vino el azote del Covid e infringió duros costos a la aerolínea. Situación padecida a nivel mundial, pero mientras a Air France, Lufthansa, Iberia, los gobiernos de sus países de origen inyectaron dinero para que no se despidiera a nadie y pudieran sobrevivir, en México eso no sucedió. Como sabemos el apoyo gubernamental con recursos públicos destinado a las empresas en México fue mínimo y, a partir de este año, ni ese mínimo se tendrá.
Por si fuera poco, con la ola Ómicron del Covid, Aeroméxico ha tenido que suspender más de 260 vuelos, lo cual acarreará costos extras, multas de Profeco y mayores gastos al ocupar espacio en el aeropuerto.
Al mismo tiempo, el AICM cada día se ve más descuidado y sucio. Pareciera que es consigna hacer que la gente ya no quiera llegar ahí o sienta que no es seguro. En parte tal vez ello sea resultado de que la entrada que tiene el AICM (TUA/derecho de uso) no se está usando para su mantenimiento. Este dinero se está utilizando para pagar las penalizaciones en las que el gobierno federal incurrió al cancelar el NAICM. ¿Durante cuánto tiempo se mantendrá esta sangría? Lo desconocemos, pues es información reservada.
Ojalá que ahora, con el nuevo director del Aeropuerto de la CDMX, Carlos Morán Moguel, haya mejoras en el mismo. Se necesita que esté al menos como estaba antes de su abandono. Me temo, no obstante, que la encomienda del titular del Ejecutivo federal ha sido otra: terminar de desmantelar al AICM para favorecer la nueva “alternativa”: el AIFA.
En otras palabras, la realidad dista mucho de los “otros datos” y de los buenos deseos. Es muy complicado que Aeroméxico logre salir adelante. Mientras, todo señala que las intenciones de la 4T son dejar que el AICM se vaya deteriorando sin ser atendido y que Aeroméxico también, sin apoyo público, desaparezca.
¿Qué significa lo anterior? Que, como es la intención presidencial, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, también conocido como Santa Lucía, sea el que mayor tráfico aéreo tenga en México, y ello pasa por el hecho de que el AICM deje de tener el flujo que hoy tiene. Hay formas de desincentivar al usuario (y a las mismas líneas aéreas) de utilizarlo para alentar que se opte por Santa Lucía.
Además, establecer una aerolínea gubernamental con administración y control militar llamada Aerolínea del Bienestar (o algún nombre parecido).
Lo dudo, pero tal vez algunas aerolíneas mexicanas y la próxima del Bienestar partan de Santa Lucía, pero para las que son líneas extranjeras, si el AICM sigue decayendo, no optarán por el AIFA; esas preferirán arribar a Cancún u otra ciudad que tenga la capacidad para sus aviones.
Con lo cual se encarecerán los precios de los vuelos. Mientras los aviones extranjeros se quedan en otro aeropuerto del país, las pequeñas líneas aéreas comerciales mexicanas tendrán que tener una conexión para el aterrizaje en Santa Lucía y de ahí a la capital de país.
¿Cuáles serán los aviones de la Aerolínea del Bienestar?, ¿los que deje Aeroméxico? ¿O buscarán unos menos caros y por ende más viejos? ¿Los pilotos y las tripulaciones? ¿También los de Aeroméxico, o serán miembros de las fuerzas armadas? No lo sabemos, lo que sí sabemos es que se vienen tiempos complicados para la aeronáutica nacional.
Pronto hablaré sobre la salida parcial de Citigroup (la venta de todo su negocio de banca de consumo en México, incluida la marca Banamex y sus sucursales). La estrategia y el posible desenlace en el sector de la banca sería muy parecido al que describo para la industria aérea mexicana. Alarmante todo ello.
Verónica Malo en Twitter: @maloguzmanvero