¿Bromeaba la candidata de la derecha?

Recordemos el reciente ofrecimiento de Xóchitl Gálvez a Marcelo Ebrard: sumar a este corcholato a la alianza PRI, PAN, PRD.

  • Dijo Xóchitl en Quintana Roo el pasado 22 de agosto: “Buscaría a Marcelo en caso de que no fuera (elegido candidato), sobre todo para consolarlo, porque le jugaron chueco”.
  • Xóchitl dijo más: “Me cae bien Marcelo, (pero) todo indica que va a ser Claudia Sheinbaum” la candidata de Morena.
  • El diario El País tuvo cuidado de precisar el contexto de los comentarios de la candidata empresarial: “El excanciller lleva días descontento con las casas encuestadoras que seleccionó su partido para elegir al candidato que llevarán en las elecciones presidenciales del próximo año”.
  • Mi comentario: Xóchitl Gálvez abiertamente se presta a amplificar las denuncias de Marcelo Ebrard contra su propio partido, Morena; contra la líder en las encuestas, Claudia Sheinbaum, y aun contra Andrés Manuel López Obrador, ya que el excanciller ha asegurado que una integrante del gabinete presidencial, Ariadna Montiel, secretaria de Bienestar, ha violado la ley al favorecer a Sheinbaum.

Calderón apoya a Marcelo

Ayer el periódico Reforma en su página de internet dio relevancia, me parece que excesiva, a una queja de Marcelo Ebrard contra Mario Delgado, dirigente de Morena.

Según el excanciller, Delgado vive en fantasyland porque no ve las irregularidades que en opinión de Ebrard —y solo en opinión de Ebrard— se están presentando en la contienda interna de Morena.

Lo de menos es la queja de Marcelo. Lo destacable en este caso es la importancia que Reforma le da y, sobre todo, el apoyo que tal corcholato recibe de parte de la oposición. Felipe Calderón no se aguantó las ganas de promover el mensaje de Ebrard contra el dirigente del partido de izquierda:

Ya no se dice tuit ni retuit porque Twitter cambió de nombre. Como se diga ahora en la red social ya llamada X, el hecho es que Calderón quiso compartir la buena noticia —para la oposición— de que Ebrard insiste en sabotear la elección interna de Morena.

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Por cierto, no es novedad que Calderón y Ebrard se lleven bien. En 2012 celebraron juntos la inauguración de la línea 12 del metro, que como sabemos es la obra pública más lamentable de la historia.

Ebrard con el líder del metro

Se acaba de reunir Marcelo Ebrard con líderes sindicales, entre ellos el del metro de la Ciudad de México, Fernando Espino.

La reportera Daniela Pastrana bautizó a Espino como El señor del Metro. Ella lo hizo al narrar la biografía de este personaje: “Cuatro décadas de nepotismo, represión y sabotaje”.

Sabotaje, dice la citada periodista. ¿No fue esa la palabra que utilizó AMLO cuando autorizó que la Guardia Nacional patrullara las instalaciones del metro? “Evitar el sabotaje”, fue la expresión del presidente. Sabotaje evidentemente con propósitos políticos. Sabotaje como parte de las campañas negras contra la líder en las encuestas.

Ahora Marcelo pacta con el dirigente sindical del metro. Muy su derecho, naturalmente. Pero es algo que solo puede interpretarse como un nuevo reto a Morena.

Reforma y el terreno que a este diario entregó Camacho (Ebrard)

¿Es por identificación ideológica que Reforma sea el principal instrumento de difusión de los ataques de Ebrard contra Sheinbaum? ¿O se trata todavía de agradecer aquel terreno?

En efecto, aquel terreno. Es conocida la historia: más o menos en 1993 el gobierno del entonces Distrito Federal entregó al periódico de la familia Junco un predio para que Reforma pudiera instalarse.

Ese año, cuando Reforma nació, Manuel Camacho era el regente del Distrito Federal. Su principal colaborador era Marcelo Ebrard.

Amor con amor se paga, dice la canción. Ahora mismo la mayor prueba de amor que un periódico puede ofrecerle a Marcelo Ebrard es la de calumniar a Claudia Sheinbaum. Y Reforma así lo hace, todos los días en su versión impresa, y cada dos o tres horas en su página de internet.

Ebrard y Salinas Pliego

Como jefe de gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard entregó a las empresas de Ricardo Salinas Pliego el terreno en el que se construyó la Arena Ciudad de México. ¿Dónde va a cerrar Ebrard su campaña o precampaña? Casualmente, en esa arena.

Ebrard entregó el predio al fideicomiso denominado Arena Ciudad de México para que la empresa Grupo Súper Espectáculos, controlada por Salinas Pliego, lo utilice durante 50 años, esto es, hasta 2058.

Menos mal que en 2058 el predio volverá a ser de la Ciudad de México… Un momento, no necesariamente será así, ya que la arena tiene la opción de comprar el inmueble o de solicitar la prórroga del fideicomiso.

Políticamente hablando, la relevancia de la Arena Ciudad de México radica en que su propietario, Salinas Pliego, se ha convertido, a través de otra de sus empresas, TV Azteca, en el más activo promotor de una estrategia de campaña de la derecha para las elecciones de 2024: cuestionar a los libros de texto gratuitos por comunistas.

Por cierto, la derecha encontró a un aliado en esa campaña: el ministro Luis María Aguilar Morales, quien en la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha caído en el brutal exceso de prohibir que se distribuyan los libros de texto en dos entidades, Coahuila y Chihuahua.

Ojalá el ministro reflexione y comprenda el daño que su decisión provocará en niños y niñas pobres que no tienen acceso a otros libros. ¿No le parece algo absolutamente criminal, don Luis María?

Por lo pronto, el presidente AMLO ha cuestionado al ministro Aguilar Morales porque, con tortuguismo judicial, parece estar favoreciendo a Salinas Pliego en un litigio relacionado con una enorme cantidad de impuestos —nada más 25 mil millones de pesos— que el empresario no quiere pagar.

No sé quién tenga la razón, si Salinas Pliego que se niega a pagar o el gobierno que busca cobrarle. Supongo que la decisión depende del ministro Aguilar; entonces, lo menos que este jurista puede hacer es acelerar el procedimiento que lleve a una sentencia, y atenerse a las consecuencias en el tribunal de la opinión pública, donde la voz de AMLO es muy influyente.

Ya se verá si Salinas Pliego paga o no esos 25 mil millones de pesos que AMLO claramente piensa deben ser depositados en la tesorería del gobierno. Él es un empresario próspero y tendrá dinero para cumplir, si la SCJN así lo decide. Su prosperidad la debe a muy buenos negocios, como la Arena México, que se instaló en la capital del país gracias a Ebrard. Un centro de espectáculos bastante interesante donde este corcholato cerrará su campaña.