Han transcurrido casi dos años desde que se detectó el caso índice de COVID en México, y da la impresión de que no hemos aprendido nada. De hecho, pareciere que las autoridades de salud en contubernio con el presidente Andrés Manuel López Obrador, están decididos a repetir la historia; esa de terror que ha vivido nuestro país en los últimos veintiún meses derivado de una pandemia que el actual régimen desestimó, y negligentemente no atendió ni oportuna ni adecuadamente, con saldo funesto de alrededor de 600 mil muertes, muchas de las cuales se pudieron haber evitado.
Ciertamente, el arribo de las vacunas a nuestro país ha permitido aliviar un tanto el drama que se llegó a vivir cuando se superaban los mil muertos por COVID-19 cada día; pero no se puede dejar de señalar que este gobierno equivocó la estrategia y mientras otros países cerraban sus fronteras, ordenaban confinamientos, toques de queda, el uso de mascarillas, cubrebocas y se disponían pruebas médicas, aquí se mencionaba que no era necesario el uso del cubrebocas ya que solo proporcionaba una falsa sensación de seguridad, que las pruebas no eran necesarias, que no había necesidad de cancelar eventos masivos, actividades laborales ni escolares, que la enfermedad causada por el COVID-19 no era grave, que el presidente tenía una fuerza moral por la que no se podía contagiar y este a su vez, aconsejaba salir a las calles y protegerse con estampitas del “Detente”.
Hoy, cuando países del primer mundo están volviendo a cerrar sus fronteras, ordenar confinamientos y emplear diversas estrategias ante la aparición de la nueva variante denominada Ómicron, la cepa del virus detectada recientemente en Sudáfrica, México parece que volverá a cometer el mismo error.
Este lunes, el presidente López Obrador, declaró; “no hay motivos para la preocupación, no hay motivos de riesgo, según los reportes que me han entregado los especialistas. Llevamos a cabo un seguimiento, no hay elementos para preocuparnos”, y añadió “lo que hay es mucha información en los medios. No hay evidencias, nada más que están ya los articulistas como siempre haciendo recomendaciones”, recriminó el tabasqueño, al desestimar una vez más los llamados de alerta de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha planteado un riesgo global “muy alto”, ante la nueva variante Ómicron del coronavirus.
La Doctora Laurie Ann Ximénez-Fyvie, jefa del Laboratorio de Genética Molecular en la Facultad de Odontología de la UNAM, doctora en Ciencias Médicas por la Universidad de Harvard, y quien es autora del libro “Un daño irreparable: La criminal gestión de la pandemia en México”, escribió hace un par de días en su cuenta de Twitter, sus comentarios respecto a la nueva variante Ómicron. De entre una muy completa información, me permitiré compartir algunas de sus anotaciones:
“Todas las señales están aquí y lo digo con claridad: esta variante representa una amenaza grave, seria y real que podría cambiar y agravar el curso de la pandemia a partir de las próximas semanas y meses.
Los datos preliminares poblacionales de la propagación de Ómicron en Sudáfrica son muy alarmantes.
Lo que muchos países como Reino Unido, Brasil, México y otros, han hecho al dejar, criminalmente, que el virus se siga propagando sin control en sus comunidades, es acumular leña seca en espera de una chispa que venga a acabar con todo.
Si Ómicron es esa chispa o no, no lo sabemos todavía, pero igual que Delta, no será la última ni la peor variante que veremos mientras no procuremos de forma permanente detener la transmisión de este virus.
Hoy, más que nunca es imperativo que nuestras autoridades finalmente hagan lo que no han tenido a bien hacer durante estos 2 años de pandemia: dejar de aparentar que hacen algo y en lugar, hacerlo.
Debemos vigilar la migración, fronteras, pedir pruebas, cuarentenas a viajeros entrantes, restringir el acceso a viajeros provenientes de países en dónde ya circula Ómicron, ampliar nuestra capacidad de pruebas, de vigilancia genómica del virus, (...) implementar programas efectivos de rastreo de contactos y de aislamiento de infectados, acelerar la vacunación, inmunizar adecuadamente a la población desde los 5 años, con 3as dosis para personal de salud, maestros, adultos mayores y grupos vulnerables, primero
(...) y después para el resto de la población de 18 años y más, informar correctamente a la población sobre medidas preventivas: cubrebocas, ventilación, distanciamiento, etc.”.
En tanto, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, quien ha perdido toda credibilidad frente a la sociedad y a quien ya desde hace mucho tiempo sus dichos se le toman como irrelevantes, siendo el presidente López Obrador ya prácticamente el único que le continúa escuchando, señaló que hasta el momento no hay evidencia de que Ómicron, sea más virulenta que las previas existentes.
En un mensaje en su cuenta de Twitter, el funcionario de la Salud explicó:
“Ómicron es la más reciente variante de preocupación del SARS-CoV-2; algunos datos sugieren que tiene mayor transmisibilidad que las previas. No se ha demostrado que sea más virulenta ni que evada la respuesta inmune inducida por las vacunas.
Las restricciones de viajes o cierres de fronteras son medidas poco útiles; afectan la economía y el bienestar de los pueblos. La información difundida sobre los riesgos de la nueva variante es desproporcionada respecto a lo que muestra la evidencia científica existente”.
Pero después de su fracaso para contener la pandemia -que se ha traducido en alrededor de 600 mil muertos; que ha llevado a México a ocupar el primer lugar en decesos de personal médico por COVID en el mundo, y el cuatro en fallecimientos por la misma causa-; de que vaticinó habría solo 6 mil muertes y 60 mil en un escenario catastrófico; de que habló de la fuerza moral del presidente para no contagiarse, de que tachó de golpistas a los padres de niños con Cáncer, de que rechazó la vacunación para los menores, de que mintió y ocultó información, de que mostró desinterés por las vidas de los mexicanos, y un largo etcétera, quizá solo quede decirle, como en esa genial parodia del YouTuber Rodrigo SV Champ, que ha sido varias veces tendencia en redes sociales: “¡Cállate Hugo!”.