Sonora Power

Hace un mes ya que pasaron las elecciones y lo que se esperaría es que el ambiente de crispación, la manipulación informativa, el amarillismo, las mentiras y el escándalo en los medios hubieran bajado.

Al final el 2 de junio quedó de manifiesto una lección muy clara, a los medios de comunicación tradicionales: la gente no les cree, no los escucha, no los lee y han perdido su capacidad de influenciar en el ánimo de la opinión pública.

El contundente resultado de la elección así lo demostró, creo que no existe un mejor estudio de mercado y una guía mejor de lo que quieren las audiencias que los hechos, y los 35 millones 900 mil votos -una ventaja abrumadora de 59.7%- para Claudia Sheinbaum y solo 16 millones 509 mil votos, es decir el 27.4% de los votos para Xóchitl Gálvez lo ponen de manifiesto.

De hecho la oposición perdió en 31 de los 32 estados y lo hicieron con ganas, perdieron Yucatán, perdieron en la Ciudad de México, perdieron la apuesta por impedir las mayorías legislativas en la Cámara de Diputados y en el Senado.

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Perdieron los congresos de los estados y cedieron la mayoría calificada, que hace real el multicitado “Plan C” y pone las reformas constitucionales necesarias para construir el segundo piso de la transformación a la mano de Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador.

Es solo cuestión de tiempo para esa realidad nos alcance, en los estados las derrotas fueron contundentes, en Sonora, mi estado, la derrota de la oposición fue 63.9% de los votos frente a solo el 24.8% de la oposición. En Sonora donde se supone que la gente nunca votaría por la izquierda, el triunfo de la 4T fue arrollador, ganaron la contienda al Senado, ganaron mayoría absoluta en el Congreso del Estado, ganaron las 7 diputaciones federales en disputa y avanzaron en control de los municipios rurales y urbanos.

Lo interesante es que a ese espectro que yo denomino la oposición mediática, parece no quedarle claro, y siguen mintiendo, siguen exagerando la nota, usando el sensacionalismo, siguen queriendo manipular, siguen utilizando los mismos estereotipos racistas y clasistas, porque para ellos nada pasó.

De hecho hasta parece que están soñando con lo que sucedió hace un mes y no alcanzan a despertar de su pesadilla, cuando en todo el país la gente, el pueblo celebra y disfruta el logro político y ahora se dispone a “gozar lo votado”, en más políticas de bienestar, más desarrollo de infraestructura, mejores sueldos, más empleos y la perspectiva de un mejor desarrollo que ahora la presidenta electa llama “prosperidad compartida”.

No estoy yo en el ánimo de dar consejos o tips a mis colegas, pero harían bien en verse al espejo, escucharse, entender lo que la gente quiere, lo que la gente expresó con su voto el 2 de junio.

Se requiere de un nuevo tipo de periodismo, que entienda y asimile lo que ocurre, que sirva a la comunidad, que informe, que no desinforme, que no distorsione la realidad y que no pretenda extorsionar con el garrote de la prensa y la opinión publicada a las autoridades.

Para ello se necesita de incorporar un componente ético al trabajo de los medios, cambiar la narrativa requiere cambiar de actitud, entender la realidad, asimilar que México ha cambiado y que si bien los medios de comunicación son necesarios, deben de jugar un rol distinto al que se acostumbraron los últimos 40 años.

Creo que quienes detentan el control de la mayoría de los medios de comunicación no han entendido el mensaje y siguen pasmados, como hace 6 años, pues pensaron que la 4T y sus gobiernos serían solo un mal momento de 6 años, que tendería a pasarse. El detalle es que con el resultado del 2 de junio, ahora vienen otros 6, donde Claudia Sheinbaum no quitará el dedo del renglón e irá más a fondo en la transformación.

No se entiende que se rompió totalmente el paradigma y que por esa razón los medios digitales siguen ganando espacios, porque al final los ciudadanos buscan alternativas para obtener eso que no les ofrecen los medios de comunicación en su expresión tradicional.

La radio, la televisión, la prensa escrita deben estar preocupados y con razón, ante el rechazo de las audiencias.

Es necesario por eso un relevo generacional y que los medios públicos por su parte abran las puertas a una nueva oleada de comunicadores, que tienen una manera distinta de ver y entender la realidad.

Por eso resulta esencial también que como medida de supervivencia los medios privados, en especial los que hacen usufructo de una concesión pública (es decir radio y televisión) abran espacios a nuevos perfiles de conductores y editorialistas.

Lo que está de por medio es la credibilidad y la confianza de las audiencias y aquellos que no entiendan que es hora de cambiar la narrativa y las forma de comunicar, se quedarán en el almanaque.

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