Pocos momentos recordaré con tanta emoción como la marcha de ayer.
Mientras veíamos llegar cientos de camiones repletos de personas era inevitable sentir cómo se erizaba la piel.
Como periodista fui invitada por varias personas a cubrir el evento, desde mi punto de vista más importante de este gobierno de la Cuarta Transformación.
Pero decidí hacerlo con amigos, con veinte compañeros, entre ellos mi querida amiga Ana Cristina Morales, quien acudió al llamado del presidente con emoción, con ese cariño que siempre le ha tenido al primer mandatario. Fuimos por gusto, así como fue la mayoría, que no se quejó por el cansancio ni la distancia. Todo por estar ahí, con nuestro querido Andrés.
Y es que aunque hemos asistido a muchas marchas acompañando a nuestro actual presidente, la de ayer fue especial. Era una marcha de la lealtad, del respeto, de la unión.
No recuerdo a lo largo de mis años de vida que un presidente tenga el poder de convocatoria como el que tiene Andrés Manuel.
Reunir a más de un millón de personas a cuatro años de su sexenio no es algo que se vea todos los días en ningún lugar del mundo.
El poder cansa, desgasta, crea enemigos, agota.
Pero con López Obrador no ha sucedido eso.
Todos los que llegaban iban convencidos que mostrar el apoyo al hombre que se ha partido el lomo por su país.
Con Andrés Manuel hemos transitado un difícil camino como país. Sobrevivimos a una pandemia, tenemos programas sociales que funcionan, tenemos paz.
¿Cómo abandonar o despreciar la invitación de un hombre que ha abogado por los pobres, despreciado a los corruptos y sacado adelante a un país que había sido saqueado por los perversos?
Por eso ahí estuvimos.
Como periodista me han criticado por recibir “chayote” de “los poderosos” sin saber que este gobierno no necesita “comprar” a los medios, porque quienes estamos a favor de él, lo hacemos por convicción.
Por eso asistí así, entre amigos. Y siempre que se pueda, siempre que la salud lo permita, estaré ahí.
En Veracruz también marcharon
Feliz y orgullosa de mis paisanos, mientras marchaba en la capital seguía la transmisión que desde sus plataformas hacían mis amigos desde aquí, del puerto jarocho.
La convocatoria fue hecha desde el viernes por ediles de Morena y la diputada federal Rosa María Hernández Espejo, quienes invitaron a los veracruzanos a unirse a la marcha y apoyar desde el puerto al presidente López Obrador.
Fue también un día de fiesta, de música, de batucadas, de alegría total.
Nunca se había visto que en la ciudad los morenistas llenaran las calles, pero el amor al presidente y al país no tiene fronteras.
Hoy, un día después del evento, aunque con los pies cansados, tengo el corazón contento.
No cabe duda que ha sido un acierto creer, confiar en el presidente López Obrador pues el país, le guste o no a sus detractores, camina a buen puerto.
Concluyo esta líneas con la frase de Carlos Pellicer que no pasa de moda, mucho menos cuando se le usa asociada al presidente López Obrador:
“Cuando a un hombre lo sigue un pueblo entero, es porque el corazón en las manos lleva”
¿Alguien lo sigue dudando?