¿Será muy difícil para Xóchitl y su equipo salirse de la agenda que impone AMLO y realmente hacer una campaña político electoral mientras Claudia se esconde y nada de muertito?
No hay debate de propuestas, ni del qué ni del cómo. Las candidatas poco se ven y no se sabe qué representan. Tal parece que la agenda la dictan los propagandistas que se hinchan de dinero jugando a la manipulación, con distractores y en plena confrontación.
Sin sustancia
Prensa, comentaristas y analistas políticos se la pasan hablando de que si Samuel se bajó de la candidatura, de que si su esposa será candidata a la alcaldía de Monterrey, que si la tesis, que si las encuestas cuchareadas, que si el junior anda en restaurantes o que si la hija fue al concierto de Luis Miguel en palco; que si la foto con Alito, que si AMLO le dio el pésame a la familia del Chapo y no a los damnificados por Otis o a las víctimas del crimen organizado.
Lugares comunes, pleitos, críticas y posicionamientos de sobremesa, de cantina, predominan en la contienda electoral, pura frivolidad que alienta la polarización y el desencanto, campañas dignas de un país bananero.
Lo que hemos visto en las campañas electorales es decepcionante.
Las candidatas no han mostrado sensibilidad ni interés en los grandes temas de la agenda nacional. La sociedad mexicana no encuentra quien haga eco de sus preocupaciones, ni mucho menos, planes para afrontar las problemáticas.
Ninguna de las candidatas ve por México y solo se prestan a un espectáculo que ni en las mejores épocas del teatro Blanquita.
Sin compromisos
Existen graves y urgentes problemas, algunos se arrastran de años y otros son manufactura de la 4T y Morena. Sin embargo, ni la candidata oficialista ni la de oposición han definido su postura.
No se sabe qué harán en temas de seguridad o para detener el avance del crimen organizado por todo el país, no hablan de pueblos enteros acosados, como el caso de Texcaltitlán, donde la población civil salió a enfrentar a los delincuentes, o de crímenes, masacres o desapariciones, una realidad imposible de ignorar; donde las empresas padecen por el robo de mercancías y pago de piso que se ve reflejado en sobrecostos, sin que nadie haga nada.
Sin visión
En materia de energía, lejos de acercarnos a ser autosuficientes, el problema se ha agudizado por políticas públicas fallidas y falta de inversión en infraestructura básica; la energía que se produce es cara y contaminante; nos hemos vuelto más dependientes y poco eficientes y la pobreza energética se manifiesta en apagones y altos costos para los usuarios.
No bajaron los precios de la luz ni de la gasolina, pero eso sí, el presidente se la pasa hablando de “soberanía” y de rescatar a Pemex y CFE. Bien se sabe que hay dos proyectos distintos en juego, pero las candidatas no dicen nada. No hablan de cómo será dar continuidad a empresas sobreendeudadas y deficientes como Pemex y CFE o de cómo podría hacerse un cambio.
No hablan de finanzas públicas, no dicen nada sobre desarrollo y planeación para el futuro o de la forma en que la crisis energética repercute negativamente en un tema que México tiene la oportunidad de explotar como ningún otro, el del nearshoring, pero no avanzamos y otros países nos rebasan sin que el gobierno mueva un dedo para garantizar el suministro de energía limpia y confiable, y las candidatas ni siquiera tocan el tema.
Sin principios democráticos
Un aspecto central en la disputa entre los dos proyectos de nación que se plantean es el evidente debilitamiento del Estado de derecho. El empecinamiento de la administración actual por nulificar la rendición de cuentas y la transparencia.
No es novedad que México sea uno de los países más corruptos del mundo, Transparency International anualmente publica el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC), donde 0 representa la creencia de una alta presencia de corrupción y 100 indica su ausencia. En el informe de 2022, México sumó 31 puntos sobre 100 y se ubicó en el lugar 126 de 180 países, mientras que en 2021 estaba en la posición 124, es decir, descendimos dos lugares en el ranking.
La defensa y fortalecimiento de la democracia es un tema obligado, principalmente para la opositora Xóchitl Gálvez, pero hasta ahora nada.
Sin independencia
Tampoco se dice nada de que la estrategia de campaña de Claudia Sheinbaum sale de Palacio Nacional, que el presidente de la República poco gobierna y mucho se dedica a ser coordinador de campaña, y a propagar los dimes y diretes que tan buen resultado le dieron como candidato.
Las campañas se mantienen con el debate insulso que fija AMLO desde su púlpito en el show cómico musical de la mañanera, puro rollo y nada de sustancia.
¿Cuándo dejará de contar su historia y la escucharemos dirigir propuestas serias a la ciudadanía?
Y, más difícil, ¿podremos escuchar a Claudia hablar con voz propia y mostrar que tiene un verdadero programa de gobierno para atender las necesidades del México y no solo a los caprichos de quien la puso como candidata?
O hablamos de las propuestas o de los distractores. Así se pierde la patria.
X: @diaz_manuel