Jamás en mi vida había visto tal cantidad de candidatos y candidatas para todo: Para ser gobernadores, jefe de gobierno, aspirantes a algún puesto político y hasta para presidentes.
Recuerdo que hace muchos años, ser candidato le daba un plus especial a la persona que lo era; es decir, el hecho de que fuera ya nombrado candidato, le daba atributos a esa persona de respeto, honorabilidad, confiabilidad.
Y es que cuando era joven y bella, hace ya bastante tiempo, no cualquiera podía ser candidato. Eran pocos los que alcanzaban a adjudicarse esa posición y por supuesto, casi siempre eran hombres, en ese tenor me alegra la participación femenina en esta área.
Pero ahora hay un fervor tal por el poder, que hay una infinita de candidatos saliendo por todas partes. Pero incluso muchos emanando de un mismo partido; todos con esta prisa voraz por ganar, como si México fuera un premio.
Por supuesto que lo es: Ser candidato de algún puesto para México hace que el que va por aquella contiende se saboree las mieles que representa ganar una porción de este país. Es muy redituable económicamente y es por eso que todos quieren ser candidatos.
Hay algunos que creo en verdad son capaces y quieren a este país, pero son los menos.
Entre ellos puedo casi estar segura que la candidatura de Omar García Harfuch viene de un hombre con capacidad de servicio y conocimientos. Sin embargo, el que va para la jefatura de la CDMX no cuenta con la simpatía de los capitalinos.
Desgraciadamente, es que también muchos de los candidatos aunque puedan ser buenos y personas si emanan de partidos que no han dado resultados o que tienen la fama de construir toda una mafia del poder alrededor de ellos como lo es Morena, aunque AMLO lo niegue, pues por “de fault” el candidato en cuestión sale manchado, “tiznado” diría el presidente.
Lo mismo pasa con el destape de la diputada Patricia Armendáriz para ser gobernadora por Morena de Chiapas, a quien tuve la oportunidad de conocer ahí mismo.
Una mujer inteligente, ágil, y profundamente conocedora de Chiapas, además de que es una buena persona y conoce bien las riquezas y necesidades del estado, pero que aún no logra convencer a muchos, básicamente por alguno que otro comentario que ha tenido en donde ha dicho cosas que han lastimado la susceptibilidad de varias personas.
Sandra Cuevas, alcaldesa de la Cuauhtémoc, a quien también conozco desde hace mucho tiempo, es una mujer de gran corazón, pero tiende a explotar fácilmente.
De ellos puedo hablar con conocimiento de causa.
De los otros destapes no tengo ni idea. Parece que salen como roedores en busca del queso, importándoles realmente poco la gente, sino viendo por cuál carril rebasar a sus adversarios.
Por supuesto, me queda claro que ante nuestros ojos ya hemos sido despojados de ese INE que tanto gritamos que no se tocaba.
Y sí, se tocó y ya no es nuestro.
Hay gente de Morena que maneja sus hilos y por lo tanto abre las puertas para que cualquier cantidad de personas se bauticen como candidatos.
Hasta un Marcelo Ebrard así como dicen coloquialmente “por sus pistolas” haya hablado en tiempos que no son los pertinentes, de la creación de un nuevo “movimiento social” por no llamarle “ciudadano” pues se confunde la cosa.
Pero así, nada más porque él lo decidió.
Y pues la gente está confundida y también un poco harta.
Al menos yo lo estoy.
Quiero realmente ver algún participante de la contienda por el 2024 que me deslumbre. Pero hay tal guerra sucia que entre todos se encargan, todos contra todos, de sacarle los trapitos al sol al adversario. Y sí, se vuelve un “cochinero”.
No me gusta usar esa palabra pero es una realidad.
Ahora bien, ustedes me dirán “pero siempre ha habido esto”, yo les contestaría: “Sí. Pero al menos en tiempos estipulados por el Instituto Nacional Electoral”.
Pero como ahora no contamos con nada ni nadie que regale eso, pues estando en septiembre aún nos topamos con auto-dedazos, declinaciones, renuncias a sus cargos de varios para contender… ¡hasta el 2024!... Pues, ¿cuál es la prisa?
La verdad es que creo que esta contienda será de gran desgaste para todos, como nunca antes. Tanto para los políticos que van dentro de la carrera, como para los ciudadanos de a pie, que con asombro vemos salir de donde sea candidatos nuevos, desconocidos, conocidos, antipáticos, simpáticos, desconfiables, confiables, con párrafos de trabajos para la titulación copiados, con casas enormes, y un largo etc.
Por eso creo que inteligentemente Xóchitl Gálvez no ha renunciado a su curul en el Senado. Sabe que esta clase de golpes y afrentas iba a recibir, pero haber renunciado a su estatus como senadora la hubiera dejando literalmente sin trabajo.
Por supuesto que los que están más del lado de Claudia Sheinbaum hasta con orgullo han dado su renuncia pues saben que de no ganar para lo que se postularon, ya tienen un puesto seguro para el 2024.
Mientras tanto aquí andamos como mexicanos, con los ojos desorbitados viendo todo este circo.
Mientras tanto, estoy atravesando por un Covid que no saben confirmarme que lo es, pues me dicen que las pruebas ya son casi obsoletas. Pero que tengo todos los síntomas.
No hay ninguna vacuna de refuerzo que haya podido ponerme o que pueda colocarme. Tampoco saben cómo tratarme exactamente pues apenas en abril tuve neumonía por el Covid y terminé hospitalizada.
No hay pruebas gratuitas y por la que pagué 350 pesos se me hizo bastante cara. Pero me solicitan me haga otra más para ver si es Covid o no.
No tengo dinero para hacerme una prueba más .
Así, mientras nuestros candidatos se toman la foto, les avientan porras y los tratan como artistas, uno viendo de donde puede sobrevivir a tanto.
¿Seguirán saliendo más y más candidatos a la luz? Por supuesto que creo que sí.
Nos falta ver a más artistas o deportistas, cómicos y músicos postularse.
Y así es como se vive el clima electoral en mi país.
Una vergüenza, porque no hay orden, no hay ley.
A veces quisiera ya no volver a saber nada de la política, pero ésta ha sido mi pasión durante muchos años.
Pero aturde y confunde.
Y sin darnos cuenta, una Claudia Sheinbaum sin hacer mucho ruido y aspavientos en medio de la rebatinga de los otros candidatos va avanzando por el “premio” mayor: La presidencia de la República.
Ojalá que todo sea para bien. Pero habiendo tanto dinero manejándose dentro de la política mi reflexión es: ¿Algo en verdad se podrá hacer bien y desde un genuino interés por este país?
Sigo esperando ver si me toca vivir algún cambio positivo para todos.
Pero a veces creo que no me alcanzará la vida para ello.
Perdón por mi momento trágico.
Quizá necesito un poco de distracción.
Es cuanto.