El pasado 17 de septiembre se cumplieron 5 meses del salvaje asesinato de la joven Montserrat Bendimes, ocurrido en la ciudad de Boca del Río, Veracruz; quien perdió la vida después de la cobarde golpiza que le propinó su entonces pareja, Marlon Botas Fuentes, hijo de empresarios del sector restaurantero veracruzano.

Un feminicidio que tiene todos los indicios de premeditación, porque el presunto autor no paró de golpear a la víctima hasta que el daño fue mortal, y porque parecería tener su huida ya planeada.

Entre más tiempo pasa, el caso parece estar más estancado, y las autoridades no han podido lograr avances en la localización de este feminicida; quién a más de 150 días de haber cometido el crimen, sigue prófugo de la justicia con la ayuda de su familia.

Lo anterior, no solo indigna a la familia de la víctima y sociedad en general, sino que también genera mucha desconfianza y despierta dudas sobre la verdadera voluntad de la fiscalía estatal o la eficiencia en su trabajo para encontrarlo; lo que abre la puerta para que este tipo de hombres puedan sentirse seguros para seguir cometiendo más delitos.

Para empezar, no hay que olvidar que las autoridades tardaron 13 días en hacer el primer cateo para supuestamente localizar a Marlon, después de que la víctima antes de fallecer había develado que él había sido el autor de tan terrible hecho, es decir, ya sabían desde el primer minuto a quien tenían que capturar y tardaron todo ese tiempo en ir a buscarlo, ¿son ineptos o cómplices?; y fue hasta el 11 de mayo, casi un mes después, cuando decidieron publicar una recompensa para su localización, de nuevo ¿son lentos o corruptos?

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Desde esa fecha hasta hoy, no hay avance, no hay comunicado, no hay indicios de que a la autoridad le interese llevar a la justicia al responsable. Parece inverosímil que Marlon tenga la capacidad para esconderse por su propia cuenta y solventar su costo de vida sin recibir ayuda económica que le deben de estar enviando de alguna forma sus familiares; la ruta del dinero para subsistir y la comunicación que seguramente tiene con sus padres o allegados, debería haber dado ya con su ubicación, ¿o que acaso esta era una familia de delincuentes que ya contaban con ese tipo de logística preparada desde antes y por si acaso?

El asunto esta en que si ni en un caso en donde el culpable ha sido identificado desde el primer momento se puede hacer justicia, ¿qué se puede esperar de otros delitos donde para empezar tienen que iniciar investigaciones para saber quienes son los homicidas?

Por eso no es casualidad que durante el mes de agosto de este año, las cifras de feminicidios en México aumentaran en un 43% con respecto al mismo mes del año anterior, de acuerdo al reporte emitido en días pasados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Cada semana salen a la luz escalofriantes notas de feminicidios perpetrados de manera atroz, en prácticamente todo el territorio nacional. Recientemente el caso de una madre y sus dos hijas asesinadas en Campeche; o de Itzel, quien fuera encontrada sin vida en el Estado de México.

Muchos de los casos están relacionados por el entorno cercano de las víctimas, sus parejas, ex parejas o familiares; la gran mayoría de ellos, como Marlon Botas, personas cobardes que expresan con violencia sus inseguridades, miedos y fobias; y que no soportan ver como sus parejas pueden seguir adelante con sus vidas sin necesitar de ellos.

El problema real es que sigue siendo la impunidad y la ineficiencia con la que opera nuestro sistema de justicia, que tan solo en este caso, delata como un asesino plenamente identificado, ha sido capaz de burlar a nuestras autoridades por más de 5 meses. ¿Hasta cuándo darán con él? Mientras tanto, la sociedad seguirá exigiendo justicia y buscando a este repugnante feminicida.