Para muchos debió de haber quedado muy claro el día de ayer; el presidente no quiere que ninguno de sus proyectos rumbo al 2024 se descarrilen o colapsen antes de tiempo. En un claro mensaje a los equipos encabezados por el canciller Marcelo Ebrard y la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum, quienes sin el aval del López Obrador, han politizado la tragedia de la Línea 12 del metro de la CDMX, para quedar solos en la carrera por la sucesión presidencial.
Pase lo que pase con el reporte de hoy, ninguna de las dos administraciones de la ciudad se salvan; unos por ser responsables de hacer la obra, y los otros, porque a pesar de las alarmas, tuvieron abierta la línea sin hacer nada. Por eso, la estrategia que han seguido en ambos grupos ha sido errónea y tendrán que redirigirla hacía otros presuntos culpables; finalmente, el hilo se rompe siempre por lo más delgado.
Lo que ayer confirmó el presidente es que tanto Sheinbaum como Ebrard, son sus presidenciables; usando a otros nombres como Tatiana Clouthier o Juan Ramón de la Fuente, el mandatario confirmó que esos dos trenes van rumbo al 2024. Siendo así, al que menos le conviene que una de esas dos líneas se colapse, es al mismo presidente; porque al hacerlo, la sucesión quedaría tan definida, que podría sufrir un desgaste anticipado que pondría en riesgo el proyecto del obradorismo.
¿Por qué solo debemos de considerar a la jefa de gobierno y al canciller como los verdaderos prospectos a la Presidencia de la República?
Porque para López Obrador, solo ellos dos, tienen una cualidad que es muy escasa en la política hoy en día, y que para él es sumamente importante, la lealtad.
Esa cualidad fue la que destacó López Obrador durante su mañanera del lunes para afirmar que alguien dentro del gobierno de la Ciudad de México había filtrado la información al New York Times, porque a decir del mandatario, en todos los gobiernos hay algunos funcionarios que no tienen “lealtad” hacía sus proyectos.
Lo anterior me lleva a recordar uno de los ejemplos más icónicos sobre la lealtad en la política mexicana:
Era la sucesión del sindicato petrolero en Ciudad Madero, Tamaulipas; la Quina, por estatuto tenía que cederle el poder como Secretario General a alguien más. El ungido fue Chava Barragan, quien durante el pase de estafeta, salió en hombros y vitoreado por una multitud. Después de todo un día de porras, cantos, apoyos y muchas copas, un puñado de hombres muy cercanos a él lo llevan a su casa, en la puerta antes de entrar, uno de ellos ante la sorpresa de los otros dos presentes, empieza a gritar consignas contra La Quina y a alabar a Chava como el nuevo número uno; a lo que Barragan, con todo y las copas encima, lo voltea a ver renuentemente y le aclara casi tartamudeando: Chava dos, Quina una.
A la mañana siguiente, el hombre entra en el despacho de Joaquín Hernández y solo le dice: pasó la prueba. La Quina, de ahí en adelante apodó a Chava como el campeón de la lealtad.
Por eso, es que es muy difícil que otros personajes se puedan colar a la contienda; como Ricardo Monreal, quien fue uno de los grandes ganadores del pasado 6 de junio, y que ha demostrado su capacidad y experiencia, pero que esas mismas virtudes son su mismo punto débil, y difícilmente el presidente se arriesgará a dejar su futuro en unas manos que todavía no conoce del todo bien; porque a la gente no la conoces cuando tienes el poder, sino cuando lo pierdes.
El canciller ya le demostró lealtad en el pasado, cuando aún siendo jefe de gobierno y con la tentación de los perredistas, hizo a un lado sus aspiraciones presidenciales para apoyar a su jefe. La jefa de gobierno, ha mantenido una amistad y vínculos muy cercanos con el mandatario, que garantizan que siempre se mantendrá leal a él.
De ahí que Ebrard y Sheinbaum deben de entender que en el tema de la línea 12, el futuro de ambos va de la mano. El choque de trenes ocasionará víctimas en ambos vagones, y pondrá a los sobrevivientes en el blanco de los ataques y descalificaciones tanto de la oposición, como del resto de los grupos al interior de la 4T.
El presidente ya dio el manotazo sobre la mesa, culpables habrá, pero no arriesgará a que sus trenes para el 2024, colapsen antes de llegar a su destino.