La violencia está desbordada en Baja California. Por lo menos en las últimas horas han ocurrido nueve homicidios según datos de El Imparcial, seis en Tijuana y tres en Tecate. Entre los asesinatos resaltó la muerte de José Eduardo Áviles Quintero, hijo de José María Avilés Castro, regidor saliente y diputado electo local por Morena en Baja California Sur.
El hecho conmovió a la sociedad sudcaliforniana, pero también hizo recordarnos la pesadilla que están viviendo los bajacalifornianos que, como ocurrió hace unos años en Baja California Sur, parecieran acostumbrarse a la violencia.
La Fiscalía de Delitos Contra la Vida en Baja California confirmó el deceso del joven la noche del lunes en la clínica 7 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Hasta el momento se investiga cómo una de las principales líneas de investigación el que fue víctima de un asalto.
Si bien, el fenómeno de la violencia es un problema más bien estructural, veo con mucha preocupación la exacerbación de la mismo, noto entumecimiento social en las principales ciudades fronterizas como si uno continua con su vida no le ocurrirá nada a uno o algún ser querido.
La relación entre BC y BCS es conocida. El viajar para comprar un auto, acudir a centros de salud o para simplemente cruzar ‘al otro lado’ son prácticas culturales que por años se han reproducido. ¿Debemos tener miedo ahora de esta guerra que se desarrolla en un territorio?
Chema Avilés destacó durante la administración de uno, quizá, de los peores alcaldes que ha tenido La Paz, Rubén Muñoz Álvarez. Durante este periodo se caracterizó por ser un crítico de las acciones que rebasaban las funciones del presidente municipal. De hecho, es la carta fuerte de los morenistas para coordinar los trabajos legislativos del Congreso del Estado de BCS.
El legislador electo local forma parte del grupo político del gobernador electo, Víctor Castro Cosío, desde sus andadas en la lucha magisterial que encabezaron varios profesores que ahora, después de tanto tiempo, llegaron al poder.
Hoy que me enteré de la muerte del hijo del diputado electo, volvió a la memoria los miles de familias afectadas por la violencia en México, volví a recordar el Rosarito de los tiempos del calderonismo o la violencia desatada en 2011 en La Paz.
En Baja California parece que la estrategia frente a la inseguridad consiste por el gobernador saliente Jaime Bonilla en disfrazar las cifras y aceptar el problema como una cuestión estructural.
¿Qué es lo que realmente pasa en Baja California? ¿Por qué la violencia continúa desbordada?
Twitter I @CachoBanzi