Me llegó la columna que mañana publica Carlos Ramírez en su columna del periódico El Independiente. Es sobre el libro de Otto Granados.
El título de la columna es realmente interesante: “Otto Granados: ‘Aristegui fue mi empleada en el PRI de Salinas’…”.
Antes de continuar diré que Granados fue el portavoz de Carlos Salinas de Gortari. Suficiente biografía para entender a tan miserable personaje.
Ahora cito al columnista Ramírez: “El libro Viaje a la memoria. un recuento personal aparece bajo el sello de la editorial Cal y Arena, pero lleva también el apoyo nada menos que del gobierno panista de Aguascalientes, lo que aporta el primer indicio del maridaje entre el PRI y el PAN”.
¿Por qué el gobierno de Aguascalientes publicó el libelo del vocero de Salinas? No se vale.
Ramírez, en su columna que podrá leerse mañana, hace el recuento de las vilezas que Otto Granados redactó en su libro. Cito una de ellas, en la página 41:
“Carmen Aristegui, la cual había sido mi empleada en la Secretaría de Información y Propaganda del PRI durante la campaña de Salinas, para luego, con mi autorización expresa, ser contratada por José Antonio Álvarez Lima en Imevisión, la televisora del gobierno, para conducir transmisiones oficiales como los informes presidenciales, entre otras cosas. Era una colaboradora sin duda diligente, disciplinada y obediente en las tareas del área de propaganda del PRI, encabezada por un recomendado de Álvarez Lima. Fue una pena que, a media campaña y por presunto problema de opacidad y de excesos presupuestales, tuviéramos que despedir al equipo de ese departamento”.
No sé si Carmen Aristegui, recién egresada de la universidad trabajó, como una principiante entre muchas, en la campaña de Salinas en 1988. Pero si lo hizo, tenía derecho a ese empleo y a cualquier otro, que sin duda ejerció con profesionalismo y honestidad.
También sé que Carmen Aristegui, con el paso del tiempo, se convirtió en una periodista histórica, mientras que Otto Granados se hundió en el basurero de la historia.
Una pena, por lo demás, que Aristegui en su sitio de internet haya sido engañada por la editorial o por el propio Otto, ya que ella —seguramente sin fijarse— reprodujo un capítulo del libelo del acólito de Salinas.
No, no viene en el sitio de internet de Aristegui el capítulo de la infamia en contra de esta extraordinaria periodista. Hasta en eso ha sido tramposo Otto Granados, a quien mañana Carlos Ramírez, en su columna, exhibe como el canalla que es. Habrá que leer El Independiente.