COMO VEO DOY
A solo 4 días de concluidas las elecciones intermedias de este sexenio, el Presidente de la República se reunió con los adelantados de nuestro país, entre los que se encontraban algunos furibundos enemigos y críticos burlones de la Cuarta T y, paralelamente, en otros recintos, hubieron coqueteos y señales de reagrupamiento entre las fuerzas políticas para lograr la construcción de una mayoría calificada en la Cámara de Diputados. Sonrisas, pues.
Los que seguimos la Campaña Negra, en la que vimos todo tipo de insultos, amenazas, ofensas y faltas de respeto entre los candidatos a los puestos de elección popular, cabecillas de los partidos, abanderados del Gobierno y adalides de la oposición, nos sentimos burlados porque tomamos en serio sus expresiones de odio. Pues que no, que todo era un cómico entremés, por no decir un ridículo espectáculo.
Si fue una falsa representación con sonrisas de remate...
¿Dónde queda pues el violento zafarrancho electoral en el que asesinaron a casi 100 personas relacionadas con la política?
Al parecer unas 30 de ellas eran candidatos a puestos de elección y su muerte fue un acto de barbarie real e inaceptable, luego no puede ser que como si nada grave hubiera pasado, a bote pronto estuvieran felicitándose y tirando anzuelos de acercamiento.
Pero no debía de causar extrañeza tan desalmada y superficial conducta, puesto que se fundieron alianzas entre partidos extremos que literalmente se mordían como el PAN al PRI y al PRD y viceversa y, en el colmo de su desesperación y con la bandera de salvar a México de Morena, fueron capaces de tragarse su orgullo y sus principios, carentes por lo visto de convicción y honor, a cambio de conservar sus privilegios. Si este acto de sodomia (traicionar sus principios) es válido y normal en un sistema democrático, como ha sido tan evidente en esta ocasión, entonces la democracia es una farsa.
Si no se mueren en la raya por defender sus principios...
¿Qué es lo que entonces se pelea?
¿Quiénes se benefician realmente de este sainete al que cerca del 50% de la población le dio la espalda, a pesar de una intensa campaña de odio?
¿Por qué se desgarran el alma en promesas que no van a cumplir al G-84, suplicando su voto?
Quizás la respuesta sea tan simple que da pena expresarla: por el interés personal de ganar empleos públicos con altos ingresos y por el interés empresarial de asegurar negocios con espléndidas ganancias, excepción hecha de los honestos empresarios y funcionarios públicos que sin duda los hay. Doy fe.
Afirmar que la democracia es una farsa no lo hago desde el punto de vista académico, sería pretencioso de mi parte, si no desde las evidencias ya citadas que vive un ciudadano común. Agrego otras. He leído que la Democracia fue un invento de los griegos, específicamente de los atenienses, para darse un gobierno más justo por medio de la participación ciudadana, excluyendo a los ilotas, por supuesto, con la esperanza de lograr una superior convivencia social y dar un mejor trato a los dichos esclavos.
Sin embargo, al parecer, no fueron congruentes con la esperanza, ya que en la Caja de Pandora (personaje equivalente a Eva), que Zeus le hizo llegar a la curiosa de igual nombre, con la prohibición de no abrirla nunca, se encerraban todos los males del mundo.
Pues sí, ya lo sabe Ud., apreciado Lector, Pandorita, como Eva y la manzana, ¡no resistió la curiosidad!, abrió la caja ¡y se desparramaron todos los males del mundo!
Esta historia viene a cuento porque el último de los males en salir (hay quien dice que se quedó en la caja) fue la Esperanza. Sin embargo, otras versiones lo desmienten y aseguran que fue el único bien que los Dioses habían metido en ella.
Pero no, creo que los Dioses no se equivocaron, pues la Esperanza es un camino lleno de mentiras.
Es uno de los conceptos que más daño han hecho a la humanidad y es, “casualmente”, uno de los baluartes que sostienen a la Democracia. Quizás el principal o, acaso no es una idea universalmente aceptada aquello de que ¡la esperanza es lo último que muere! O, ¡no pierdas la esperanza! … regresa a que te reodan. Perdón, me faltó la j.
La esperanza nos conforta cuando la realidad nos castiga (Alvaro Morales, PsyCiencia, 5/7/2018). La esperanza seduce, encanta, apacigua, adormece, es el colmo de la pasividad, es esperar por lo que no se tiene. Que ofrece la Democracia sino Esperanza, porque la evidencia en México, al menos, ha dado como resultado una masa de ciudadanos empobrecida económica y culturalmente, a 110 años de nuestra sangrienta Revolución Democrática y no puede ser ignorado el hecho de que un país con unos 120 millones de habitantes, 84 millones de ellos, nuestro relevante G-84, esté sumido en la pobreza y la ignorancia.
Pero los demócratas, de derecha o de izquierda, nos animan y nos renuevan la esperanza y que, si resultan elegidos por el Pueblo para gobernar, las cosas van a cambiar para bien … de ellos. Pero esas “cosas” no cambiarán, nunca, en tanto continúen ambas fuerzas jugando con el gambito de la Democracia. Este concepto debe ser superado. Si bien pudo nacer con un propósito noble, en el devenir de la sociedad se ha vuelto sinónimo de control, explotación y pobreza para la mayoría de la población en el mundo.
Hoy en día, la Democracia es un sistema soterrado que mantiene la división de la ciudadanía en dos grupos: los Activos, que son minoría, saben y hacen lo que se proponen; y los Pasivos, que son mayoría, sólo creen y esperan que les cumplan las promesas. Son creyentes a quienes la fe y la esperanza los sostiene, son los que esperan a que les llegue lo que no tienen. El mundo es así.
Concluyo: La democracia es una farsa y la esperanza un mal. Ambos un camino lleno de mentiras. Por el bien de la humanidad, hay que trabajar en la búsqueda de otro sistema social que sea justo, digno, donde prevalezca la igualdad (principio que se debe rescatar de la concepción original de la democracia), que fomente la libertad y erradique la pobreza, entre otras urgentes y civilizadas formas de convivir. ¿Puede ser?
RENDIJAS
No soy rencoroso, así que, donde quiera que estén, mando besos a Pandora y a Eva. ¡Me caen bien por curiosas!
No hay que perder la esperanza (en que quedamos, pues), seguramente habrá un sistema de convivencia social y económico, mejor que la Democracia Capitalista. ¿Un Capitalismo Social? Tal vez.
En un tiempo la Democracia reguló al Capitalismo, pero ya no es el mismo y se le salió de control. Pasó de Capital Industrial a Capital Financiero. Este es más bravo y es un tronco atravesado en el camino que no cederá, por la buena, un ápice de su hegemonía. Veremos.
Twitter: @ricalde_carlos