Hace apenas unos días Xóchitl Gálvez anunció a través de sus redes sociales que Carlos Urzúa se integraría a su equipo económico. El comunicado provocó una serie de reacciones en cadena por parte de un gran número de simpatizantes de la 4T. Radicales como Gerardo Fernández Noroña aseguraron que el ex secretario de Hacienda se había “pasado” a la derecha, utilizando un eufemismo para llamar traidor al funcionario.
Nadie en su sano juicio se atrevería a insinuar que Carlos Urzúa no es un funcionario competente. Por el contrario, el economista ha sido ampliamente reconocido como un profesional distinguido que se ha desempeñado con eficacia. Era, a todas luces, el mejor y más moderado simpatizante de la 4T. AMLO compartía esta opinión. El lector seguramente recodará que Urzúa fungió como secretario de Finanzas cuando el tabasqueño era jefe de Gobierno del Distrito Federal.
De hecho, desde su paso por esa dependencia del gobierno capitalino, Urzúa fue considerado, dentro del círculo cercano de AMLO, como uno de los hombres de confianza del actual presidente.
Prueba de ello fue haber sido uno de los principales responsables de la transición en materia económica. Como miembro del equipo de transición y futuro secretario de Hacienda, le fue encomendada la tarea de la negociación del primer paquete económico, y meses más tarde, de la complicada gestión de Hacienda; encargo nada sencillo para un primer año de gobierno.
Si, sí que era Urzúa uno de los funcionarios más cercanos a AMLO y mejor valorados por el presidente. Sin embargo, como es bien conocido, se presentaron desavenencias entre ambos funcionarios, lo que condujo a que Urzúa, mediante una carta enviada al jefe del Estado, y más tarde hecha pública, presentase su renuncia argumentando que las decisiones que se tomaban en el gobierno no respondían a la evidencia empírica, sino que derivaban -parafraseo- de elementos ideológicos.
Según trascendió en aquel momento, y luego fue confirmado por el propio Urzúa en entrevistas, la principal diferencia entre él y su ex jefe residió en la cancelación del aeropuerto de Texcoco y en el encontronazo que tuvo con miembros más radicales de la administración. En todo caso, tras apenas unos meses de ser la cabeza de Hacienda, salió definitivamente de la filas de la llamada 4T.
En días recientes, con el anuncio de su integración al Frente Amplio por Mexico, Carlos Urzúa ha consumado su rompimiento con AMLO y con su proyecto ideológico. Xóchitl Gálvez, por su parte, ha sumado a su equipo de trabajo a un hombre bien formado, competente y que seguramente contribuirá positivamente al diseño de un nuevo proyecto de nación.