Como si de una novela de misterio se tratase, tenemos el extraño caso de las rutas canceladas de Aeroméxico. Así es estimados lectores, en las últimas semanas se dio a conocer la cancelación de varias rutas de la Aerolínea del Caballero Águila, y todos nos quedamos como el meme de John Travolta, en su personaje de Vincent Vega (Pulp Fiction).

Compañeros que laboran para dicha empresa me han comentado su extrañeza ante tales cancelaciones; unos vuelos son operados directamente por la troncal (Aeroméxico) y otros por su alimentadora Aerolitoral (Aeroméxico Connect).

Ya hace unos meses hablábamos del área de operaciones de dicha empresa, la encargada de asignar los vuelos a las tripulaciones; mencionamos que a finales del mes de febrero tuvo que enfrentar una serie de cancelaciones por falta de tripulantes, derivado de lo que yo considero (y quiero dejar claro que es mi personal punto de vista) una mala práctica por parte de la compañía aérea, que asigna máximos de vuelo a sus tripulantes, lo que ocasiona que cualquier imprevisto, por mínimo que sea, deje a la aerolínea sin gente para operar los vuelos, y como consecuencia, se vean obligados a cancelar los vuelos.

Incluso se llegó a afirmar que era un “boicot” por parte de los pilotos para sentar en la mesa de negociaciones a Aeroméxico. Se argumentó que la orden del Capitán Humberto Gual, Secretario General de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), había sido el pedirles a sus compañeros y agremiados al sindicato que se apegasen estrictamente a su CCT, sin hacer concesiones a la aerolínea para sacar los vuelos.

Entiendo que cuando leen lo anterior, hay mucha gente que opina: “¿cómo es posible que los pilotos se pongan sus moños?, ¿qué no están viendo cómo afectan las cancelaciones de los vuelos”?

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Lo que el usuario común no alcanza a vislumbrar, es que al final se trata de la seguridad del vuelo. Y tengo que insistir, el vencimiento de jornada de un piloto no es asunto menor, pues las posibilidades de que cometa errores son muchas, y sabemos que en la aviación, una cadena de errores pueden derivar en un accidente fatal.

Sin embargo, todo parece indicar que el área de planeación de vuelos de Aeroméxico ha seguido haciendo lo mismo cada mes: asignar máximos a las tripulaciones. A esto sumemos que existe ya una gran cantidad de tripulantes -tanto pilotos, sobrecargos, oficiales de operaciones y mecánicos- sin licencia, como consecuencia de los retrasos que se tienen en la oficina de licencias de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC); esto torna todavía más grave la problemática.

Y no es lo único. No solo es la situación actual de los tripulantes y personal que requiere de una licencia para laborar; también tenemos un elevado número de sobrecargos sin visa, a quienes la empresa ya les dio un plazo fatal para conseguir su documento, o pasarán a engrosar las filas del desempleo.

¿Cómo estará el asunto a lo interno? que los permisos sin goce de sueldo con los tripulantes de cabina han sido cancelados, y van a regresar a todos los que gozaban de esta prestación. La razón: falta gente y aunque en los últimos meses han estado contratando personal, este no es suficiente para cubrir la demanda de vuelos que se tiene por parte de la aerolínea.

Desconozco si esta circunstancia está ligada a las cancelaciones de rutas anunciadas. La cancelación que más me sorprende es la que iba de la Sultana del Norte a la Perla Tapatía, o sea la ruta Monterrey-Guadalajara. ¿Pero por qué deja de volar esa ruta? Yo no lo entiendo, o no alcanzo a visualizar la razón que hay para tomar dicha decisión.

Aeroméxico estaba operando la ruta de Monterrey-Guadalajara con 74 vuelos semanales, una cifra nada despreciable. Esa ruta quedará libre para ser operada por las aerolíneas de bajo costo.

Pienso en el cliente que es fiel a la marca y que prefiere utilizar la aerolínea bandera antes de treparse a un avión bajo costero; ahora, si quiere seguir volando por Aeroméxico, para ir de Monterrey a Guadalajara, tendrá que volar primero a cualquiera de los dos aeropuertos de la Ciudad de México (AICM o AIFA), para posteriormente tomar su vuelo con destino al Aeropuerto de Guadalajara.

El pasaje de Monterrey pertenece al segmento de negocios, ¿qué ventajas tengo si en lugar de volar directo tengo que hacer escala?, incomprensible, de verdad. Este sector busca optimizar sus tiempos, y aprovechar mejor las horas.

Hace años, cuando mi hermano mayor todavía trabajaba (ahora es jubilado), por azares del destino me tocó topármelo en el primer vuelo que salía de la Ciudad de México a Guadalajara (7:00 a.m.), iba a un viaje de negocios, y su vuelo de regreso era en la tarde noche del mismo día. Tuvo el tiempo suficiente para un desayuno de negocios, luego una reunión cerca del mediodía, y después comió con otros clientes, tres juntas en un solo día, yendo y viniendo de Guadalajara. ¿Se imaginan ese itinerario para alguien que viva en Monterrey? Francamente imposible, porque la escala en CDMX requiere de tiempo.

Le doy vueltas, y no veo una razón de peso para que Aeroméxico cancele ese vuelo. Sé que hubo dos aviones afectados por la caída de ceniza en el AICM, tal vez este desaguisado se sume a la problemática de las tripulaciones, y prefieran comenzar a cancelar rutas antes de la llegada de la temporada alta.

Por supuesto que los clientes fieles de la aerolínea serán los primeros en resentir estos cambios; muchos de ellos además suelen viajar en Premier, y están inscritos en los programas de lealtad de la aerolínea, con los que acumulan puntos, para usarlos posteriormente en sus viajes de placer. No creo que la ruta no sea rentable, en comparación con otras. Ignoro cómo cambió su público “target” con la pandemia. Déjenme ponerlo en tela de juicio.

Cualquiera que sea la realidad detrás de las cancelaciones de rutas de Aeroméxico, es importante que sepan que la seguridad es lo que siempre debe primar en una operación aeronáutica; tripulaciones cansadas son sinónimo de riesgo.

Esto no está confirmado, pero me cuentan los tripulantes de Aeroméxico que están muy cansados, que los traen volando la máxima asignable y que ya han tenido varios incidentes. Algunos de cierta gravedad que pusieron en riesgo a los pasajeros y tripulación.

Esperemos que Aeroméxico tome cartas en el asunto y analice a profundidad su situación. Evidentemente una parte no la controlan ellos, como el caso de las licencias, exámenes médicos y visas; pero otros asuntos sí son su total y completa responsabilidad y tal vez, tendrían que hacer una reingeniería dentro de tripulaciones.

Es un rumor -y así lo voy a manejar porque no tengo certeza-, pero cuentan que el desorden que prima en el caso de las tripulaciones de sobrecargos es porque el ex Secretario General -quien tiene un permiso especial por parte de la aerolínea- tiene metidas las manos en tripulaciones, y es el encargado de repartir los vuelos.

Los sobrecargos de Aeroméxico agremiados a la ASSA creyeron que sus roles mejorarían con la llegada de la nueva secretaria general, pero esto no ha sido así; los favorecidos por el ex líder Ricardo Del Valle, siguen al día de hoy gozando de mejores secuencias de vuelo que el resto de sus compañeros.

Lo digo fuerte y claro: a nosotros, como amantes de la aviación, nos gusta que les vaya bien a las empresas de aviación; soy de la creencia de que si les va bien a ellos, le va bien al país.

Como actores y protagonistas en esta industria tan apasionante, es que debemos sumar esfuerzos y pedir de manera conjunta la implementación de una política en materia aeronáutica, que vaya más allá de lo que dura un sexenio. Aeroméxico está destinado, como línea bandera, a impulsar y encabezar ese trabajo. Mientras eso sucede, seguiremos atentos para desentrañar el misterio de “las rutas canceladas”.