Un día antes del desfile del 20 de noviembre, mi amigo Jorge G. Castañeda publicó un lamento —aterradoramente triste— derivado del hecho de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no quiere pelearse con el presiente de México, Andrés Manuel López Obrador.
¿Le gustaría a Castañeda que el gobierno estadounidense interviniera, a la mala, en la política mexicana? Por lo visto, sí. Jorge es un intelectual muy destacado, pero parece haber caído en el fanatismo por el hecho de participar —además, como uno de sus líderes— en el numeroso grupo de comentócratas que detestan al presidente AMLO.
No puedo interpretar de otra manera lo que Castañeda publicó en la revista Nexos horas antes de que, en el Zócalo de la Ciudad de México, iniciaran las festividades por un aniversario más de la Revolución Mexicana.
Estamos hablando de un artículo de Nexos, publicación dirigida por Héctor Aguilar Camín, otro intelectual de primer nivel fanatizado porque Andrés Manuel no le invita a tomar de vez en cuando el cafecito, algo a lo que se acostumbró en los gobiernos priistas y panistas, cuando los presidentes se sentían obligados a apapachar al escritor.
Castañeda tenía la esperanza —”existía la posibilidad”, dice, “o quizás sólo un deseo piadoso”— de que, “en el encuentro entre Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden, el segundo ya no se haría de la vista gorda ante sus múltiples diferendos con el primero”.
Experto en diplomacia —encabezó la Secretaría de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Vicente Fox—, Castañeda recurre a un eufemismo de la expresión intervención ilegal de Estados Unidos en México: que Biden deje de hacerse de la vista gorda con AMLO.
Le duele al destacado intelectual que ese “no parece haber sido el caso”. Y bueno, que el presidente de Estados Unidos no desee pelear con el presidente de México, dice Jorge Castañeda, es una “buena noticia para López Obrador”, pero una “mala noticia” para el país, esto es, para el país de Castañeda.
¿Cuál es el país de Jorge Castañeda, Héctor Aguilar Camín, Claudio X. González, Carlos Loret de Mola, etcétera? El que emergerá en cuando se dé “el derrumbe” del gobierno de AMLO —derrumbe, sí: tal es la expresión que utiliza Castañeda—.
En realidad, Castañeda habla de evitar el derrumbe de la nación mexicana, es decir, evitar lo que él piensa pasará con México si AMLO sigue gobernando y si Morena gana las presidenciales de 2024.
Castañeda tiene derecho a opinar de esa manera —yo opino que vamos bien y que iremos mejor si se consolida la 4T el siguiente sexenio—, pero considero que el mencionado intelectual está cerca de caer en la ilegalidad o en la antidemocracia abiertamente golpista.
No puedo calificar de otra manera su insistencia en el diagnóstico de que los “factores externos” —es decir, la intervención de Estados Unidos en México— serán “decisivos para impedir el derrumbe”.
Ojalá Castañeda vuelva a ser el demócrata que ha sido y entienda que solo hay una forma realmente legítima de cambiar de proyecto político: la de ganar las elecciones presidenciales.
Pienso que Castañeda está desesperado porque no ve en la actual oposición a nadie con capacidad para vencer a quien sea el candidato o la candidata de Morena en las presidenciales de 2024. De ahí su anhelo de que sea el gobierno de Estados Unidos el que derrote al movimiento de Andrés Manuel.
Qué lástima que alguien tan inteligente desee lo peor para México.
El general y su discurso
Reforma dio la nota, en su muy particular estilo, inmediatamente después del desfile del 20 de noviembre: “Pide Sandoval a mexicanos unirse a la 4T”, es decir, el diario propiedad de Alejandro Junco ha presentado al general secretario como alguien interesado en la política partidista.
Escuché el discurso del más importante militar mexicano y no interpreté sus palabras de esa manera. Como puedo estar equivocado, para salir de dudas citaré lo que el general Luis Crescencio Sandoval dijo tomado del propio Reforma:
- “Como mexicanos es necesario estar unidos en el proyecto de nación que está en marcha, porque lejos de las diferencias de pensamiento que pudieran existir nos une la historia, el amor por la tierra que nos vio nacer y la convicción de que sólo trabajando en un mismo objetivo podremos hacer la realidad, esta realidad que cada día sea más prometedora”.
- “El bien de la patria se enfoca en desterrar la corrupción, procurar el bienestar del pueblo, el progreso con justicia, la igualdad, el crecimiento económico, educación, salud y seguridad, entre otros rubros”.
- “En lo que respecta a las fuerzas armadas continuaremos con todo el empeño en cumplimiento de las misiones de las tareas que tenemos encomendadas, porque estamos seguros de que ese es el camino para que nuestro país siga desarrollándose”.
- “Estamos presentes (los militares) donde el patrimonio e integridad de la población se encuentra en riesgo por algún desastre, estamos presentes donde podemos contribuir en las acciones que se realizan para evitar la corrupción y el dispendio de recursos, estamos presentes donde se nos requiera para el progreso y el bienestar”.
- “En esta elevada encomienda el interés nacional está y siempre estará por encima de cualquier otro o de conjeturas que pudieran hacerse a nuestro trabajo, porque las fuerzas armadas y la Guardia Nacional tenemos claro que la subordinación al poder civil es norma, responsabilidad y convicción”.
- “La carrera militar jamás contempla aspiraciones políticas, su esencia es otra, y se puede apreciar en las acciones que realizan las tropas a lo largo y ancho de la República Mexicana, la lealtad a la patria es conciencia, deber y vocación”.
Un discurso correcto el del general Sandoval; nada mínimamente indebido expresó. ¿Mencionó el general secretario la expresión 4T? No, en ningún momento. ¿Habló de Morena? Ni de Morena ni de los otros partidos políticos. ¿Se refirió al presidente AMLO? Sí, como lo que es: su jefe y el jefe de todos en las fuerzas armadas, que eso, por exigencia constitucional, es el presidente en México.
¿Tienen la marina y el ejército la obligación de apoyar al gobierno en turno? Sí, por supuesto y por dos razones: porque es el surgido de elecciones democráticas y porque lo encabeza el comandante supremo de las fuerzas armadas, el presidente.
La reacción de los ignorantes
Después de dar la nota de esa manera, es decir, con un sesgo tan lamentable, los reporteros de Reforma buscaron expertos y expertas en fuerzas armadas para preguntarles qué piensan de que el general secretario actúe en forma partidista.
Tales especialistas —por ignorancia, esto es, por no haber escuchado o leído cuidadosamente al general Sandoval—, se lanzaron a lo puro tonto a criticar al titular de la Secretaría de la Defensa Nacional:
La investigadora especializada Catalina Pérez Correa calificó de “muy preocupante” lo que no dijo el general Sandoval. “No tengo memoria de algún general abiertamente apoyando un proyecto político de esta forma”, dijo la despistada señora que habló solo basada en la interpretación, muy chueca, que Reforma dio a las palabras del militar.
Emilio Álvarez Icaza se fue con la misma finta e igual metida de pata tuvo Jacobo Dayán, quien dijo, indignado, que “las fuerzas armadas toman partido”. ¿Cuál partido? Si se refiere al Pumas contra América, no dudo que en el ejército todo el mundo vaya a verlo, pero el general secretario en ningún momento incursionó en la grilla partidista. ¿No sabe leer el señor Dayán?
Martha Tagle cayó en idéntica falsedad. Y ya con la suma de tantos expertos y expertas Reforma se lanzó a cuestionar al general Sandoval.
¿Qué buscan los editores de ese periódico? ¿Que el ejército se pelee con quien legalmente es su jefe, el presidente de México? ¿Tan ansiosos están de un golpe de estado en nuestro país?
Ya vienen las elecciones
Si a los editores de Reforma, a los expertos que consulta y a la comentocracia en general tanto les molesta que gobiernen AMLO y Morena, pues participen ya en la consulta de revocación de mandato del próximo año y, si fracasan, organicen a la oposición para el 2024. En una de esas, si trabajan con eficacia coordinando al PRI, al PAN y a Movimiento Ciudadano, se quedan de nuevo con la presidencia en forma absolutamente legítima y democrática.
La democracia es el camino. Cualquier otro método para hacerse del poder —ya sea enfrentar al ejército con el presidente o suplicar la intervención de Estados Unidos— no es aceptable e inclusive se trata de conductas que podrían ser delitos y que, en naciones con presidentes menos tolerantes que AMLO, ya estarían siendo investigados y sancionados con todo el peso del poder del Estado. ¿Lo dudan? Por mucho menos que eso, en España, el gobierno central encarceló a activistas catalanes que solo exigen una votación —quizá democrática, por cierto— para saber si la mayoría quiere seguir siendo parte, o no, de la nación española.