En medio de la fractura de las alianzas tanto de la oposición como de Morena, surge un oasis en medio del desierto para la Ciudad de México, hasta hace poco, considerado como el principal bastión del lopezobradorismo, una candidata con verdaderos principios de izquierda tiene la oportunidad de ganar la jefatura de gobierno sin alianzas, compadrazgos ni dedazos.
Objetivos claros
No es un secreto que una fuerte aspirante a la candidatura del PAN para la jefatura de Gobierno es Xóchitl Gálvez. Esta mujer, hija de padre indígena y madre mestiza, tuvo que luchar para salir adelante, ya que por razones culturales, de estructura familiar y de comunidad machista, -donde la mujer solo era vista para apoyar con el acarreo de agua y las labores de la casa-, por razón de su género no son consideradas dignas para estudiar y emanciparse.
Xóchitl se esforzó mucho para lograr convertirse en una exitosa profesional. Mientras estudiaba la primaria y secundaria, vendía gelatinas para ayudarse, pero al regresar a su casa veía como su padre golpeaba a su madre, en esos momentos, su expectativa de vida era la misma, casarse con un borracho y ser sumisa.
Pero eso no le gustó, entonces abandonó su lugar origen para emigrar a la Ciudad de México y estudiar ingeniería en computación y, producto de su gran tenacidad, lograr una exitosa carrera, hasta colocarse como la primera mujer en ocupar un sitio en la lista de los 100 líderes globales del futuro en el mundo. Pero, fiel a sus orígenes, al mismo tiempo se dedicó a hacer trabajo comunitario en comunidades indígenas, hasta que Vicente Fox, como ella dice, “me descubrió”.
Lo de Xóchitl Gálvez no es pose, no se aprovecha de los indígenas como otros mandatarios, por cierto, de origen español, que solo explotan las carencias y debilidades de esas comunidades, en la mayoría de los casos sin siquiera tener conocimiento de su cultura y costumbres.
Una profesional
Ha sido muy prolifera, fundó la empresa High TechServices, especializada en el diseño de edificios inteligentes, creó la Fundación Porvenir, una institución enfocada a dar apoyo a niños con problemas de desnutrición en zonas indígenas y la reconocieron con el premio a la empresaria del año.
Inició su vida política a invitación de Fox, quien la nombró Titular de la Comisión de Desarrollo de los Pueblos Indígenas y luego ocupó el cargo de Directora General de la Comisión Nacional Para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
En 2010 contendió por el Gobierno de su natal Hidalgo, después fue jefa Delegacional de Miguel Hidalgo, actualmente es Senadora de la República y una de las principales candidatas a suceder a Claudia Sheinbaum.
Si obtiene el triunfo, podemos decir que la CDMX finalmente tendrá una jefa de Gobierno de principios socialdemócratas, porque, como se dice coloquialmente, Xóchitl Gálvez, tiene la posibilidad de rebasar “por la izquierda” a Morena y a quien sea su candidato populista.
Los partidos en crisis
En medio de la crisis de los partidos, provocada por los dirigentes que anteponen los intereses de grupos y de élites e acuerdan “en lo oscurito” en Palacio Nacional, la senadora no parece depender de que su candidatura se supedite a una alianza para poder ganar.
Su partido es el PAN y, aunque enfade a muchos -empezando por el presidente y el líder panista, Marko Cortés- este partido hoy por hoy se mantiene estructurado, en su supervivencia no requiere de una alianza, como en el caso del PRI o del PRD e incluso, el de Morena, que podría repetir la fractura que vimos durante el proceso de selección de candidatos y de delegados que terminó en pleitos y golpes.
Poco a poco a Morena se le ha caído la careta de izquierda, cada vez es más visible su vena populista y su base integrada por mercenarios de la política. Además, no hay que perder de vista los resultados de la elección de 2021, donde Morena, con todo el apoyo oficial y la fortaleza que dice tener, perdió prácticamente la mitad de la ciudad. Actualmente, la oposición gobierna en 9 de 16 alcaldías, mientras Morena lo hace en siete y que de las nueve que están en manos de la oposición, cinco las encabeza el PAN; mientras que el Congreso local quedó muy dividido, de 66 curules, Morena y sus aliados el PVEM y PT tienen 33 y la oposición otros 33.
El escenario es muy distinto al de 2018 cuando Morena era “amo y señor” de la CDMX y gobernaba 13 de las 16 alcaldías y junto con sus aliados, ocupaba 40 curules en el Congreso.
Ahora la CDMX tiene la esperanza de ser gobernada por alguien realmente de izquierda, de verdadera izquierda, que reivindique los principios y la viabilidad que tanta falta le hacen a la ciudad.