Se ha reducido bastante la ventaja de Clara Brugada sobre Santiago Taboada en el proceso electoral en la Ciudad de México. Esto en la encuesta de MetricsMx, que considero la más confiable de todas. En el mismo estudio, la ventaja de Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez sigue siendo bastante amplia.
Trataré de explicar las razones del éxito de la candidata presidencial de Morena comprado con la situación ya de riesgo para la candidata capitalina del partido de izquierda. Lo hará a partir de una anécdota.
Me contaron las conclusiones de cierta charla ocurrida en una reunión de personas de clase media alta en la Ciudad de México, en una de sus colonias aspiracionistas (AMLO dixit). Era un evento familiar. Asistieron al menos tres decenas de hombres y mujeres de todas las edades. Una celebración sabatina como hay tantas.
Quienes ya habían llegado a los 60 años, o superaban esta edad, tenían bien definida su preferencia: votarían por Xóchitl Gálvez o por Claudia Sheinbaum. ¿Razones? La pura ideología. Quienes se identifican con la izquierda, apoyaban a Claudia; quienes se consideran de derecha, a Xóchitl. Así tan irracionalmente como se escucha: sin argumentos, con una elevada dosis de fanatismo político.
Por su parte, con racionalidad, las personas más jóvenes participantes en esa reunión no habían tomado una decisión. Y, conste, no hablo de la muchachada recién egresada de la universidad, sino de gente de entre cuarenta y cincuenta años que ve demasiado lejos, y sobre todo demasiado estúpida la guerra fría entre el comunismo y el capitalismo que tanto dividió a la humanidad durante buena parte del siglo pasado.
Las personas no tan viejas, sin duda por su su mejor —lógicamente más actual— educación, manifestaron que prefieren esperar. Definirán una posición cuando las candidatas presidenciales planteen sus propuestas ambientales, educativas, relacionadas con el desarrollo científico y tecnológico y en materia de seguridad. Les importa el futuro. Ya verán si es Claudia o es Xóchitl quien demuestre poseer un mayor conocimiento acerca de cómo construir un país viable para las próximas generaciones.
¿Apoyar a la derecha o a la izquierda solo por ideología? La gente menos vieja, en el mencionado evento familiar, dejó perfectamente en claro que no se dejará llevar por semejante insensatez. En esa reunión el fanatismo ideológico lo manifestaron las personas —de mi generación, por cierto: tengo 67 años— que sí vivió con intensidad el enfrentamiento entre el socialismo real y el mundo libre, hombres y mujeres que se formaron en paradigmas hoy en día perfectamente superados.
Son cuatro temas los que importan de verdad a quienes no se dejan llevar por la ideología: (i) medio ambiente, (ii) educación, (ii) ciencia y tecnología y (iv) seguridad.
La Ciudad de México la ha gobernado la izquierda desde hace 27 años. Bastante tiempo.
En efecto, la izquierda ha arrasado en todos los procesos para elegir a quien encabece la jefatura de gobierno. Arrasado, esto es, prácticamente no ha tenido competencia. En términos futboleros, la izquierda ha ganado todos los juegos de campeonato por goleada.
Pero 27 años son muchos años. Muchísimos, casi tres décadas. Así las cosas, para seguir contando con la preferencia de la gente de la capital —en cierto sentido la más educada del país—, el partido izquierdista dominante, hoy llamado Morena, estaba obligado a ofrecer razones para la continuidad. Y el morenismo encontró tales razones en un tándem, Sheinbaum-Harfuch.
Nadie en la política mexicana conoce mejor que Claudia dos de los cuatro temas de futuro que preocupan a las personas que no se dejan llevar por la ideología: medio ambiente y tecnología. Imposible negar que ella ha dedicado la mitad de su vida a la investigación científica y tecnológica en la UNAM; que estuvo cuatro años en el prestigiadísimo laboratorio Berkley cursando un doctorado en energía y que participó en un grupo de expertos globales sobre el cambio climático que en 2007 obtuvo el Nobel de la Paz. Izquierda o no izquierda, si alguien entiende de ciencia y tecnología y cuestiones ambientales es la candidata presidencial de Morena.
Por su parte, en el tema tan complejo de la seguridad pública, la Ciudad de México durante el periodo en que fue gobernada por Sheinbaum encontró la fórmula secreta para combatir eficazmente a la delincuencia: el trabajo de alguien que, nos guste o no, se convirtió en un símbolo, Omar García Harfuch.
Era obvio que la combinación Sheinbaum-Harfuch ofrecía a la gente de la Ciudad de México razones para seguir votando por la izquierda. Pero el partido izquierdista la rechazó. Por pura ideología.
Omar García Harfuch ganó la encuesta de Morena contundentemente, pero la dirigencia del partido de izquierda maniobró para que la candidatura no fuera del ganador, sino de la perdedora, Clara Brugada, una mujer honorable y sin duda respetable, pero que brilla por su compromiso ideológico, no por sus méritos técnicos.
Se entiende, entonces, la encuesta de MetricsMx publicada este jueves en SDPNoticias. Brugada sigue arriba, pero su ventaja se ha recudido notablemente: era de 24 puntos el pasado mes de enero, y ahora es de solo 12 puntos porcentuales. La izquierdista todavía puede ganar, pero su rival panista, Santiago Taboada, está ya cerca del empate técnico.
En cambio, en la contienda presidencial, en la misma encuesta, Claudia mantiene una amplia ventaja sobre Xóchitl: más de 20 puntos.
Andrés Manuel López Obrador, quien sabe de encuestas y seguramente mide todo lo que pasa relacionado con el actual proceso electoral, dice que la CDMX se ha derechizado. Creo que no es así. El presidente, me parece, tarde o temprano comprenderá que fue mala idea quitarle a la sociedad capitalina las razones para seguir apoyando a Morena. Tales razones eran dos en una: el tándem Sheinbaum-Harfuch. El morenismo lo boicoteó, el morenismo lo está pagando.
Tiene ahora Morena un problema que era totalmente evitable. La oposición ya lo entendió y, evidentemente, sus estrategas más importantes y la mayor parte de sus recursos han abandonado la contienda presidencial que ven perdida —la candidata X nomás no avanza— y van con todo lo que tienen por la Ciudad de México.
La estrategia opositora en la capital incluye como punto fundamental publicitar un falso enfrentamiento entre Sheinbaum y Brugada. No hay tal. Pero es creíble porque, evidentemente, la candidata presidencial de Morena se habría sentido más cómoda con quien fuera su colaborador no solo indudablemente eficaz, sino muy aceptado por la gente que menos coincide con los proyectos de izquierda en la Ciudad de Mexico —y en todo el país; conozco gobernadores de oposición que apoyarán a Sheinbaum en su campaña si les garantiza que Harfuch será el responsable de la seguridad pública a nivel nacional—.