El estado de Chiapas y su noble población en medio de recursos naturales sub aprovechados para su propio bienestar, ha resentido y resistido en las últimas décadas un embate de conflictividades socio-políticas cruzadas muy lesivas, con actores que se alternan: caciques y grupos paramilitares, armados por los finqueros y el ejército mexicano bajo una estrategia de contención contrainsurgente (en décadas pasadas) contra la guerrilla campesina-indígena, conflictos violentos por tierras, pero ahora, conflictividad dominada por las disputas sin tregua de las grandes estructuras criminales transnacionales, que luchan por controlar al máximo posible, el estado, por sus propias grandes ventajas y fortalezas (sus conexiones geográficas con el Pacífico y el Atlántico, sus recursos naturales, sus localidades y rutas fronterizas estratégicas, etc.) y con la mira puesta en el control total del Istmo Centroamericano, región fundamental en los procesos de tráfico de drogas, inmigrantes indocumentados, dominios territoriales, etc. en dirección a México y la región de América del Norte, los inmensos mercados de consumo de drogas con altos niveles de ingresos.

Los ataques armados recientes sufridos por sus comunidades indefensas (se atribuyen a un grupo criminal llamado “Los Herrera” quienes están enfrentados con otro grupo llamado “El Machete”, identificado como grupo de autodefensas, surgido en Pantheló, que se presentan como defensores de la población) en las localidades cercanas a la frontera centroamericana, prendieron los focos rojos en el gobierno federal sobre la fuerte presencia de células del crimen transnacional organizado en la zona y ya están presentes con una concentración de fuerzas militares para disuadir y proteger, o para combatir, en el último de los escenarios.

El más reciente reporte de fuentes abiertas sobre la presencia del crimen transnacional en Chiapas indica un aumento en la violencia desde la llegada de un convoy de paramilitares al servicio del crimen organizado en septiembre de 2023, en San Gregorio Chamic para confrontar al CJNG, puesto que sus primeras medidas armadas habían sido destruir los bloqueos carreteros colocados en las carreteras de Trinitaria Comitán y Trinitaria Chamic. Pero la información especializada indica con precisión que si bien esta disputa entre ambas macro organizaciones criminales marca el paso de la violencia criminal en el Estado, no son las únicas que están en disputa armada por los territorios, existen organizaciones delictivas en 39 de los 124 municipios del estado, es decir, en alrededor de un tercio del territorio del estado. Los municipios de mayor concentración criminal son Palenque, Tuxtla Gutiérrez, Arriaga y Tapachula; seguidas de otros como Benemérito de las Américas, Ocosingo, Reforma, Frontera Comalapa, Ángel Albino Corzo, Mapastepec, y muchas más, y con menor presencia, Juárez, La Trinitaria, La Concordia, etc. En suma, los principales municipios del estado. (AC Consultores)

Pero como decíamos en nuestra entrega anterior, las grandes estructuras del crimen mexicano actúan con aliados, regionales y tras fronteras, es decir, organizaciones criminales centroamericanas, ante los Mara y otros, ahora señaladamente, los Huistas, grupo guatemalteco que introduce desde allí cocaína a México con rumbo a EUA, abasteciendo a CDS y al CJNG, que tienen también otros abastecedores, con líderes como Eugenio Darío López y Aler Baldomero Zamayoa Recinos, alias “el Chicharra”.

Y a pesar de la exitosa persecución y encarcelamiento de decenas de miles de maras en El Salvador, estos están presentes en Chiapas en municipios como, Tapachula, Ciudad Hidalgo, Mapastepec, Metapa de Domínguez, Tuxtla Chico, Frontera Hidalgo, Arriaga y Palenque. Maras al mando de Luis Alberto Ramírez López “el Chinón”. (Infobae, 27 de mayo, 2024). Aparte los destacamentos del CDS y del CJNG en diversos sitios.

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La situación entonces es delicada, y otro grupo criminal transnacional con presencia en el estado es el Cártel de Chiapas y Guatemala (CCyG, una organización poco conocida, con criminales de ambas naciones que se dio a conocer con narco mantas en enero de 2024 y se posicionó en el territorio como rival del CJNG y del CDS. En una actitud un tanto extraña, ha denunciado una red de corrupción y complicidad criminal al interior de la SSPC del estado encabezada por Gabriela Zepeda Soto y Francisco Javier Orantes. (ídem).

Su base central de operaciones aparentemente está en Nuevo Paraíso, Chiapas, ubicado en La Concordia. El CCyG lo integran también Kaibiles, el grupo de élite contra insurgente que combatió contra la guerrilla guatemalteca. A partir de su denuncia sobre funcionarios de la SSPC, ha asesinado a algunos de ellos, como el caso de Germán Alegría Estrada, secretario de seguridad del municipio de Berriozábal. Ha amenazado a los otros dos funcionarios de la SSPC arriba mencionados. Su comportamiento no es muy ortodoxo. (Radio Fórmula, marzo, 2024). Se expresó por investigadores especializados también, la presencia del Cartel del Golfo (más hacia la frontera con los estados de Veracruz y Tabasco) y de Los Zetas (particularmente en la zona metropolitana y el Soconusco y Selva Lacandona) antes, también, los hermanos Beltrán Leyva.

Se ha detectado la presencia de otros grupos delictivos, menos conocidos: el Cartel de los Chamula (opera en esa región liderado por “el Caracol”), “Los Montoneros” y “El Maíz” (también conformada por mexicanos y guatemaltecos). Estamos entonces en presencia de una forma binacional de organización en la frontera sur mexicana para delinquir organizadamente y con las armas en la mano. Con esas tres organizaciones, está completo en lo fundamental el mapa delictivo de organizaciones presentes en el estado de Chiapas.

En el caso del grupo “Montoneros” un “grupo de choque” formado por jóvenes fuertemente armados, que se trasladan en motocicletas, recorrieron el día o la madrugada por andadores del centro histórico de San Cristóbal de las Casas, ciudad considerada el principal polo turístico de Chiapas, tienen su centro de operaciones en la zona norte de la ciudad, se creó en la administración del alcalde del Partido Verde Ecologista, Marco Cansino, pero que a la fecha “operan como pandilleros, como un grupo delictivo que nada ni nadie los detiene”. Presuntamente responsables de la muerte de una menor, no confirmado. Esta ciudad es asiento de la 31 zona militar, y en agosto de 2021 se inauguró un cuartel de la Guardia Nacional, más una guarnición y un destacamento de la policía estatal. (septiembre, 2021)

Han surgido nuevos grupos armados de insurgencia civil aunque no de cambio social y político, por lo que no pueden considerarse de la misma naturaleza que el EZLN y el EPR, que es el Ejército Civil del Pueblo Indígena (ECPI), más bien, un grupo armado de autodefensa, que se ha identificado según los habitantes, con la familia Herrera de Pantheló en donde surgió, y tiene su origen en caciques que tratan de dominar el municipio y los aledaños. Está también la Fuerza Armada de Simojovel que afirmó se creó para exigir respeto y justicia a los pueblos indígenas de dicho municipio, enclavado en la zona norte del estado, este más similar al EZLN. El vació de estado es muy grande.

El cóctel es sumamente conflictivo. Hay ya iniciativas de mesas de diálogo para buscar entendimientos sobre todo en los altos de Chiapas, pero se necesita mucho más, en primer lugar, para detener la proliferación de grupos armados de distintos signos y naturaleza, finalmente todos con armas en mano, y después ir región por región buscando entendimiento entre grupos armados y con la autoridad de por medio, y con capacidad de decisión inmediata para resolver los temas en conflicto.

Por si fuera poco, en este ultra conflictivo municipio de Pantheló actúa también el CJNG, tratando de imponer su dominio y control, lo que diversifica la violencia y la lleva al extremo: unos defienden intereses vinculados al narcotráfico regional, otros se confrontan con grupos de autodefensa entre sí, y otros más con grupos armados de origen caciquil. Un coctel caótico que debe empezar a desactivarse.

Continuaremos.