El sábado 17 de septiembre, Morena realizó su Tercer Congreso Nacional Ordinario. Forma y fondo. En la forma, logró tres acuerdos importantes:
1. Actualizó sus documentos básicos. Quitó las referencias que lo presentaban como un partido opositor y garantizó que las encuestas y las consultas sean los mecanismos para la elección de dirigentes y candidatos.
2. Prolongó la Presidencia y la Secretaría General de Mario Delgado y de Citlalli Hernández hasta 2024. Ambos seguirán al frente de Morena hasta después de las elecciones federales donde la ciudadanía elegirá al presidente de la República, a los integrantes del Congreso de la Unión y nueve gobiernos locales.
3. Eligió su Consejo y su Comité Ejecutivo Nacional, los cuales juntos con sus símiles estatales representan la regularización de la vida interna de Morena, fracturada desde 2018.
En el fondo, los gobernadores consolidaron su poder en su partido y sentaron la base de la gobernabilidad después de que Andrés Manuel López Obrador deje la presidencia de la República.
La realización de su congreso fue el segundo de cinco retos que Morena enfrentará para seguir como el partido mayoritario; para demostrar que su espectacular ascenso electoral en 2018 no fue flor de un sexenio o el resultado del arrastre de un solo hombre. El primer reto para Morena fue hace unos meses con la afiliación masiva y elección de sus congresistas nacionales. En un solo acto, Morena renovó su padrón de afiliados que tantos dolores de cabeza le provocó y eligió tres mil congresistas que eligieron líderes estatales y nacionales.
El tercer reto será ganar la elección del Estado de México. En las encuestas, Delfina Gómez tiene una ligera ventaja respecto a sus competidores. En proyecciones de votación, Alejandra del Moral lleva la delantera. Para el PRI es vital que el PAN lo acompañe en su esfuerzo, si no es así, las posibilidades de Morena aumentan de manera significativa. De un modo u otro, las elecciones mexiquenses no serán un día de campo para los morenistas.
El cuarto reto para Morena será conservar la unidad después de la realización de las encuestas para elegir a su candidata o candidato a la presidencia de la República. El horno no está para bollos. No hablo de Ricardo Monreal, porque él ya tiene un pie fuera de Morena. Hablo de otros jugadores que puedan sentir que el proceso y metodología de las encuestas fueron parciales, pese a que todos conocen y saben los procesos morenistas.
Finalmente, el quinto reto para los morenistas serán las elecciones de 2024. A poco menos de dos años, las encuestas públicas presagian el triunfo de los guindas. Del plato a la boca se cae la sopa. Aún mucha agua pasará bajo ese puente antes de que el triunfo morenista sea realidad. No sólo debe ganar la Presidencia, el partido del Presidente debe buscar tener mayoría de dos tercios en las cámaras del Congreso de la Unión. ¿Logrará esta última meta? No lo sabemos.
Pese a los pronósticos, Morena ha cumplido dos de sus cinco retos. Si lo logra los cinco se habrá consolidado no sólo un partido gobernante, sino como el centro de un bloque hegemónico en el poder. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.