El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) enfrenta un grave problema de salud; no una dificultad cancerígena, pero sí una contrariedad peligrosa como es la corrupción, producto de su cuasi privatización a partir de los gobiernos de Ernesto Zedillo y hasta el de Enrique Peña Nieto.
El pasado martes, en su conferencia de prensa, el presidente Andrés Manuel López Obrador reiteró su encargo a Rosa Icela Rodríguez, funcionaria a la que -quizá- más confianza tiene.
Le encargó a la titular de la Secretaría de Seguridad Pública Ciudadana (SSPC) la “limpia” del instituto de seguridad, pues afirmó que desde ahí operan “mafias” de exfuncionarios y proveedores que buscan perpetuarse.
Recordó “cómo destruyeron al sistema de salud pública para privatizarla; cómo nos quedamos sin médicos, cómo se corrompió todo el sistema de abasto de medicamentos y todos los intereses. Ahora estamos limpiando el ISSSTE”.
Explicó que funcionarios en administraciones pasadas aprovechaban el cargo y, desde esa posición, se convertían en proveedores de los servicios que prestaba, lo que llevó al organismo prácticamente a privatizarse. “Lo dejaron como un cascarón, estaba por completo privatizado”, aseguró.
Ofreció un referente contundente, dijo que inició “como pago a la maestra Elba Esther Gordillo”, cuando ésta exigió a los integrantes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) votar por Felipe Calderón, a cambio, Calderón nombraría director del ISSSTE a Miguel Ángel Yunes, del grupo político de la lideresa magisterial. Así ocurrió.
El encargo a la titular de la SSPC de “limpiar” al ISSSTE no es poca cosa, sobre todo cuando se trata de enfrentar a las mafias enquistadas en el organismo, poderosísimos grupos políticos que forman parte del llamado “Cártel de la Salud”.
Quienes los conocen, saben de los pésimos servicios que prestaba, justificación para que laboratorios clínicos, bancos de sangre, ortopedia, laparoscopía, hemodiálisis y cardiología se entregaran a empresas privadas.
Los contratos se han adjudicado a proveedores privados, exfuncionarios y políticos propietarios de marcas como Falcón de Noé Ramírez, Selecciones Médicas de Francisco Pérez Fayad, Centrum de Valentín Campos y Dicipa de Francisco Pallach.
También, Impromed de Fernando Chaín, Hermoser de Ignacio Higadera, Vitalmex de Jaime Cervantes y Fresenius que dirige Fabián Rodríguez.
Esta radiografía del ISSSTE es terriblemente preocupante, por lo que López Obrador le ha encargado a una de sus “doctoras” de mayor confianza salvar al paciente aprovechando ahora que los contratos del instituto están por vencer.
Lo que está en juego son muchos miles de millones de pesos que los propietarios del llamado “Cártel de la Salud” buscan no perder; están determinados a mantener sus cotos de poder para seguir haciendo grandes negocios a costa de la salud de la nación y de los mexicanos.
Ellos, se enfrentan a una funcionaria que no se dobla y que ha resuelto todos los conflictos que el Presidente le ha encargado. Rosa Icela Rodríguez les ha mandado decir con voz recia y clara al “Cártel de la Salud” que no habrá renovación de contratos, que recuperará el patrimonio del organismo, y que se preparen porque varios podrían vivir detrás de las rejas, porque le practicará al ISSSTE una cirugía mayor.
Punto Cero
Extiendo a todos los integrantes de SDPnoticias, en particular a Federico Arreola, ser partícipes de la presente columna “Sociedad”, que en la víspera fue reconocida por los integrantes del Congreso de la capital del país con la Medalla al Mérito Periodístico “Miguel Ángel Granados Chapa”. La presea lleva el nombre de cuyo maestro me permitió colaborar de manera generosa en la muy entrañable “Plaza Pública”, y antes en el servicio “Monitor” de José Gutiérrez Vivó. Doble compromiso, sin duda, compromete a un digno y ejemplar ejercicio del periodismo.
Periodista | @JoseVictor_Rdz