Fue la demanda ciudadana, es decir la sociedad en su conjunto, quienes forzaron a los partidos políticos de oposición a escucharlos y representarlos, de ahí surge el Frente Amplio por México con su propuesta de un gobierno de coalición que convertiría las demandas sociales en un plan de gobierno.
La mayor parte de los que aspiran a representar al Frente cuentan con probada capacidad y vocación democrática, aunque quizá la mayor expresión se da en la figura de Xóchitl Gálvez, quien irrumpió en la escena como una verdadera opción de triunfo.
La 4T y el pasado
Mientras, con Morena, y AMLO como su líder máximo, hoy vivimos el regreso nefasto a la partidocracia caracterizada por el llamado “partido hegemónico” como lo fue el PRI, que nació desde las élites de la Revolución y fue construido por Plutarco Elías Calles para extender su mandato con el Maximato. Más tarde hubo que poner reglas para evitar la confrontación fratricida cada fin de sexenio.
Cambios impulsados desde la sociedad
Sin embargo, el avance de la participación ciudadana en la política y los diversos sectores sociales abrió paso a movimientos que demandaban una mayor injerencia en las decisiones del país, un ejemplo de ello fue el movimiento del 68 y otros más que propiciaron importantes cambios políticos, como la fractura del PAN en 1976 y las elecciones de Chihuahua en 1986. Más tarde surgió la Corriente Democrática en el PRI, encabezada por el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y Oscar Pintado a quienes se sumaron Heberto Castillo, Manuel J. Clouthier, Rosario Ibarra de Piedra entre otras figuras de la época.
Luego vino Luis Donaldo Colosio quien impulsó una gran reforma al PRI, que no prosperó por la intervención de las elites oligárquicas del partido hegemónico. El 25 de noviembre de 1989 Colosio dio un importante discurso ante el Consejo del partido: “En nuestra decisión de cambio hay y habrá rupturas con los mitos y las fórmulas que bloquean las transformaciones, con los liderazgos sin representatividad e iniciativa, con las prácticas antidemocráticas, con las decisiones cupulares, con las formas abyectas de ascenso político, la simulación ideológica y la componenda mercantil que tuerce la voluntad”.
El presidente Zedillo retomó los ideales y vocación democrática de Luis Donaldo y pronunció la célebre frase de la “sana distancia”, es decir, el presidente gobernaba para el pueblo y no para las élites del partido y advirtió que el PRI tendría que acostumbrarse a la competencia, luego vendrían importantes reformas político electorales que afectaron terriblemente a la partidocracia.
Dichas reformas dieron lugar a la independencia y ciudadanización del IFE, la rendición de cuentas de los partidos y una serie de medidas que le restaron fuerza a las elites partidistas.
A Luis Donaldo Colosio lo asesinaron cobardemente y a Zedillo lo acusaron de traidor al PRI, pero sus propuestas brindaron la oportunidad de llegar a una normalidad democrática, a la alternancia y a la disputa pacífica por el poder.
El retroceso
Lo lamentable es que nuevamente las cosas se debaten en la partidocracia que ahora representa el movimiento lopezobradorista, donde el “jefe máximo” del partido es AMLO y, como Elías Calles, pretende imponer sus intereses y ambiciones, tanto de poder como económicas, y extender su mandato a través de Morena.
En la partidocracia AMLO se mueve como pez en el agua, busca imponer a los candidatos, no solo de Morena sino hasta de Movimiento Ciudadano.
Estuvo molesto mientras la oposición no tenía candidatos, se burlaba y aseguraba que “no existían” e incluso él mismo llegó a sugerir posibles candidatos. El Frente Amplio supo mantenerse ecuánime, y con la participación de la sociedad civil superó a las élites partidistas del PAN, PRI y PRD para organizar la selección de quien abanderará su propuesta en la contienda presidencial.
Fuera del control de AMLO y de las elites de los partidos, surgió Xóchilt Gálvez, quien no es militante de ningún partido, populachera, pero no populista -una gran diferencia- es capaz de ganarle a AMLO en su discurso y, ella sí, como decía Colosio, viene de la cultura del esfuerzo.
De consolidarse, el Frente Amplio será un duro golpe a la partidocracia, a las elites o a quienes quieren un partido único como en las dictaduras fascistas de izquierda o de derecha.
La disputa en el 2024 será entre dos opciones, la que promueve la partidocracia y los acuerdos cupulares contra un movimiento social democrático.
¿Podrá la ciudadanía contra los acuerdos cupulares de los partidos políticos? Por lo pronto, en la presidencial, ahí vamos, ojalá se siga así.
Twitter: @diaz_manuel