Estamos viviendo una situación potencialmente peligrosa para la estabilidad social. Han aumentado, en los restaurantes más o menos costosos —también en las secciones ejecutivas de los aviones comerciales— las agresiones a personas conocidas que colaboran o simpatizan con AMLO.
Se les grita: “¿¡Qué haces aquí, hipócrita, dónde quedó la austeridad franciscana!?”. No les importa que la cuenta del establecimiento o el boleto de la aerolínea se paguen con dinero ganado en el sector empresarial: quien coincide con el pensamiento de López Obrador debe ser expulsado de los sitios frecuentados por la gente conservadora de cierto nivel económico.
Los hombre y las mujeres que han sido atacados de esa forma han intentado dialogar, razonar con los agresores, pero ha sido inútil. No hay manera de intercambiar argumentos sensatos con gente fanatizada por la propaganda en contra de Andrés Manuel. Las personas enfermas de odio no dialogan, embisten.
¿Por qué llegamos a esta situación? Una parte de la culpa la tiene la comentocracia de los medios de comunicación, pero no toda. Hay quienes alimentan a los y las columnistas. quienes les nutren con información falsa para que la difundan y, de esa manera, se genere un ambiente de hostilidad que cada día crece más.
El abastecedor de odio
Uno de los proveedores de mentiras para el columnismo es Luis Estrada Straffon, autor de un libelo contra las mañaneras del presidente López Obrador. En la biografía del señor Estrada —presentada en su propio panfleto— queda claro quién lo patrocina:
√ “Fue director general de Comunicación Social en la Secretaría de Gobernación (2009-2010)”. Es decir, en el sexenio de Felipe Calderón, cuando era titular de la dependencia Fernando Gómez Mont.
√ “Asesor político del secretario de Gobernación (2009)”. También en el periodo de Calderón, también con Gómez Mont.
√ “Director general adjunto para la reforma del Estado (2008-2009) en esa misma dependencia”. Y, por supuesto, con el mismo Calderón.
√ “Se desempeñó como director de Evaluación de Riesgo Político en la Dirección General de Análisis Político de la Presidencia de la República (2007-2008)”. Sí, con el presidente espurio Calderón.
No hay duda, Felipe Calderón es el padrino de uno de los principales proveedores de odio contra AMLO para consumo de la comentocracia todavía muy molesta por los grandes privilegios que tuvo en anteriores gobiernos y que perdió en la 4T.
Pero el esposo de Margarita Zavala no tiene suficiente dinero. No fue tan corrupto como otros presidentes; su pecado fue distinto: haber entregado las estructuras del Estado mexicano al crimen organizado, a través de Genaro García Luna. Si no son de Calderón los recursos que financian a gente como Luis Estrada Straffon —lo que hace cuesta—, ¿entonces quién los aporta?
Solo hay dos posibilidades: empresarios que se beneficiaron en el periodo de Felipe Calderón o los grupos que más crecieron y más se enriquecieron durante ese sexenio, los cárteles de las drogas.
¿Qué debe hacer AMLO?
Simple y sencillamente, aguantar. Resistir es la única opción. De ninguna manera ceder a la tentación de utilizar el poder para detener la siembra de odio. Ya se resignarán Calderón y sus monaguillos, como el señor Estrada, y entenderán que le hacen un gran daño a México. Creo que ocurrirá el próximo sexenio, cuando otra vez alguien de Morena despache en Palacio Nacional. Ya con un segundo gobierno de izquierda, sobre todo si realmente es capaz de consolidar lo que ha hecho Andrés Manuel, las cosas se tranquilizarán.
Eso sí, el presidente López Obrador deberá estar atento para que no tenga posibilidades de resultar exitoso el plan b de Calderón —y de Claudio X. y todos los de esa calaña—.
¿Plan b? El de sabotear a la 4T desde dentro. Es decir, conscientes de que la oposición no ganará, ya apoyan a algún corcholato con el que se identifican y con quien ya han negociado en el pasado. Ojalá en Morena sepan andar con ojo avizor.