“Y no consientan ni den lugar que los indios reciban agravio alguno en sus personas y sus bienes, mas manden que sean bien y justamente tratados, y si algún agravio han recibido, lo remedien.”
ISABEL LA CATÓLICA / TESTAMENTO
“Dios nuestro Señor creó a los indios libres y no sujetos, no podremos mandarlos, encomendar ni hacer repartimiento de ellos a los cristianos”.
CARLOS I / INSTRUCCIONES A HERNÁN CORTÉS
“Os mando que de aquí en adelante castiguéis con mayor rigor a los españoles que injuriaren, ofendieren o maltrataren a los indios, que si los mismos delitos se cometiesen contra los españoles.”
FELIPE II, REAL CÉDULA DEL 29 DE NOVIEMBRE DE 1593
“Hasta los animalitos —que tienen sentimientos, ya está demostrado— ni modo que se le diga a una mascota: ‘A ver, vete a buscar tu alimento’. Se les tiene que dar su alimento, sí, pero en la concepción neoliberal todo eso es populismo, paternalismo.”
ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, 2019
México no existía hace 10 mil millones de años, como dijo el expresidente López Obrador en el 2021. Tampoco cuando el genovés llegó de allende del mar a tierra firme/continente americano. México nace al finalizar la independencia en 1821 con Agustín de Iturbide.
España tampoco existía como tal cuando llegaron las primeras expediciones a finales del siglo XV a América. Se trató de grupos de castellanos, extremeños, navarros, andaluces y cántabros, mayoritariamente. España nacerá oficialmente un 24 de febrero de 1556 con la abdicación en Bruselas de Carlos I de España (y V de Alemania) en favor de su hijo, Felipe II. Antes de eso, en 1492, los reyes católicos (Isabel y Fernando) apenas celebraban la unión de los reinos de Castilla-León con Navarra (y Sicilia, Nápoles, Cerdeña, Cataluña y Aragón), además de incluir en su escudo a la recién conquistada Granada.
En lo que hoy es México, habitaban un gran número de grupos (tribus y naciones) a lo largo y ancho de un territorio más grande que el actual. No existía el concepto de nación mexicana; se peleaban entre ellos y se hablaban diversas lenguas. Habían aztecas, toltecas, totonacas, mayas, mixtecos, otomíes, zapotecos, huastecos, tarascos, chichimecas (más bien tirando al norte), tlaxcaltecas y cholultecas, por mencionar algunos… Por cierto, ya para entonces habían desaparecido los olmecas y los de Teotihuacán.
Con ese breve marco de referencia, valen algunos apuntes históricos, para no confundirnos, pues ya estuvo bueno de desconocer la historia y además tergiversarla con fines político-electorales:
México NUNCA fue colonia. Fue el virreinato más importante del reinado antes mencionado, por eso se le llamó —y eso solo 60 años después del arribo de Colón al continente americano— el de ‘la Nueva España’.
Hernán Cortés fue el primero que vislumbró una gran nación y quien pugnó para que la extinta Tenochtitlán llevara el nombre de “Ciudad de México”, pues ni los enemigos de los aztecas ni los habitantes del territorio que ahora es España querían que así se llamara. Quien logró que fuera un virreinato y no una colonia fue él también.
Cortés venció a los aztecas gracias a la unión con los totonacas, los tlaxcaltecas y los cholultecas. Y la razón de eso era que los aztecas sojuzgaban, eran crueles y terminaban con las civilizaciones con las que no coincidían. Así, a la llegada de Cortés, diversos pueblos (no solo los tlaxcaltecas) le apoyaron para quitarse el yugo azteca y dejar de darle tributos —lo cual incluía a sus más bellas doncellas y más aguerridos guerreros para ser sacrificados— para ser sacrificados…
La élite de los mexicas (aztecas) era antropófaga; en algunos rituales religiosos —la practicaban sacerdotes y príncipes— se comían los corazones de los muertos. Por cierto, eso de que la cochinita pibil existía antes de que llegaran “los españoles” (Secretaría de Agricultura, noviembre de 2021) es un cuento. El cochino, las cabras, las vacas y las gallinas las trajeron de Europa. Así como las naranjas, el clavo y la cebolla. Eso sí, en America se comían los perros y en algunos lados el guajolote. Uno de los platillos más representativos de nuestro país, los tacos, son gracias a la unión de las dos culturas: las deliciosas tortillas y salsas del valle de lo que ahora es México y la carne de parte de Europa.
Tenochtitlán era una urbe gigante en su momento; ahí habitaban entre 150 y 200 mil personas. Pensar que solo un puñado de españoles (entre 300 y 1,000) pudieron derrotar a tan tremendo imperio es ser muy… iluso.
Ya lo dije: Hernán Cortés venció a Tenochtitlán gracias a los pueblos que se aliaron con él. Es innegable la violencia ejercida por unos y otros. Decir ahora que se celebra la “resistencia” es demeritar tanto a los vencedores como a los vencidos; y sí, en ambos “bandos” hubo pueblos originarios.
Los españoles llegaron y se mezclaron con las indígenas (el matrimonio interracial estaba permitido), creando así una nueva raza, los criollos, hoy llamados mexicanos.
El imperio inglés, por contraste, prácticamente exterminaron a los indígenas que habitaban lo que hoy es Estados Unidos (algunas regiones de Canadá incluso). Por cierto, los que quedan de raza/sangre prácticamente pura hoy habitan en reservas cercadas de los Estados Unidos.
El crisol cultural de México incluye a los criollos, a pueblos originarios de América y a gente que llegó el siglo pasado o este, particularmente de España, y han hecho nuevas raíces en México. Eso somos los mexicanos.
Una mezcla de razas —Amado Nervo la definió como “la raza de bronce”—; unos más morenos que otros, pero todos de sangre mixta. La “raza cósmica” a la que se refería Vasconcelos. Valdría la pena asumirlo. Dejar de abrevar en los complejos, culpando a lo que pasó hace 500 años por nuestro presente.
Claro que se puede decir que el 12 de octubre hace remembranza del encuentro de dos mundos; un encontronazo, es más. Pero ni España era España ni México era México.
Decir que “nadie nos descubrió”, “que ya había aquí un México” es desconocer la historia y utilizarla de cortina de humo… histórica para no hablar de los muertos y la inseguridad actuales, de la explosión de Deer Park, de la mediocre educación, de la frágil economía, de los asesinatos cometidos por el Ejército y un largo etcétera.
Giros de la Perinola
• Los últimos estudios señalan que Cristóbal Colón era judío sefardita. Por lo cual, en “latu-sensu” (sentido amplio), ¿los judíos también tendrán que pedir perdón por la conquista? En esa misma lógica, siendo Claudia Sheinbaum de ascendencia judía, ¿también debe ella pedir perdón?
• Por cierto, la primera vez que López Obrador sugirió que el rey de España nos pidiera perdón fue cuando Luis Estrada (Spin, Taller de Comunicación Política) en su análisis de las mañaneras, señaló que esta habían tenido un desplome del 90% en sus vistas en redes sociales. Con el tema de la carta, el rating volvió a incrementarse. ¿Será que está pasando lo mismo con las mañaneras de Claudia? La diferencia es que él, para cuando sacó el tema, ya llevaba 78 conferencias de prensa…
• ‘Quien no conoce su historia esta condenado a repetirla’, pero ¿qué pasa con los que la conocen, pero buscan tergiversarla? Pues que, entre otras cosas, a México se le siguen yendo oportunidades de oro (o de tecnología) para poder crecer.
• Por cierto, qué apellidos tan “originarios” son los que hoy detentan el poder. Sheinbaum, Ebrard, Zaldívar, Fernández Noroña, López (digo, por Adán Augusto), Mier, Nahle, Bartlett, Kershenobich…
• Pedir perdón dos veces. El 13 de enero de 1990, en Oaxaca, el entonces rey Juan Carlos y su esposa la reina Sofía se reunieron con los representantes de las siete principales etnias de nuestro país, a quienes invitaron a conmemorar con “claro sentido constructivo” el V Centenario del “encuentro entre dos mundos” (OJO encuentro, no descubrimiento), mismo que se celebraría en 1992. Para ello, pidieron perdón por lo sucedido en el pasado y recordó que Carlos V le ordenó a Hernán Cortés que “Dios Nuestro Señor creó a los indios libres y no sujetos a servidumbre”. Por eso, hoy el reino de España ya NO quiere VOLVER a pedir perdón. ¡Ya lo hicieron! ¿Tan acomplejados estamos que requerimos que lo vuelva a hacer?
• Copia de Chávez, de Maduro, de Ortega… Clara Brugada, jefa de gobierno de la Ciudad de México, decretó que el 12 de octubre es el “día de la resistencia indígena”… Eso es copiar lo que hizo Chávez en Venezuela en el 2002 y que se celebra en la Nicaragua secuestrada por Daniel Ortega desde 2007.