“Estrella de Rock&Roll… Presidenta de la nación…

Ne ne ne ne ne ¿Qué vas a ser?

Cuando seas grande”

Alabada desde antes de llegar a las escalinatas del Auditorio Nacional, Claudia Sheinbaum se fue fotografiando y sonriendo con la comodidad natural de quien se sabe querida por el pueblo. Parecía una celebridad que estaba a punto de cantar, a no ser porque ella, centrada y con los pies muy en la tierra, iba platicando con cada alma que la rodeaba durante todo el paseo de gracia hasta llegar a su informe. Tal vez, no imaginaba que los ánimos adentro del recinto eran efusivos y aún más acogedores que aquellos de los ciudadanos que la acompañaron desde Paseo de la Reforma.

Algunos funcionarios, muchos diputados y senadores, todas las gobernadoras y gobernadores emanados de Morena, líderes sociales, periodistas, familiares, todos al cántico de “Presidenta” y la piel, eriza. Cuando Claudia Sheinbaum llegó a la Jefatura de Gobierno, algunos la acusaban de ser “gris”, otros la criticaban por ser “demasiado científica”; las bocas que se fueron callando comenzaron por aquellas que decían no verla “femenina” por usar el cabello recogido y el estilo sobrio, sin banalidades de maquillaje o gran atención a joyas y adornos. Los hombres decían que Claudia Sheinbaum era “la mano de AMLO” gobernando en la CDMX, menospreciándola en su capacidad de tener poder y tomar decisiones. Qué arrepentidos deben de estar.

El Cuarto Informe de Gobierno se vistió de contenido y de política pública, infraestructura, beneficio para las zonas menos favorecidas y calidez. Así como la Jefa de Gobierno se vistió de Guerrero en la tela, Oaxaca en las flores y tradición indígena en su manera discreta de presentarse. Pero fuera de banalidades, Sheinbaum ha tenido mayor énfasis en embellecer los lugares olvidados y ha encausado el presupuesto de manera distinta. El cablebús de Tláhuac es ejemplo de ello. Este informe ha sido epicentro de un encuentro nacional: prácticamente, todas las gobernadoras de Morena la apoyan abiertamente en las aspiraciones presidenciales.

Uno que otro compañero-adversario como el canciller Marcelo Ebrard o el secretario Adán Augusto hicieron gala de un apoyo más político y estratégico que de camaradería, pero la lección y prueba más clara de los valores con los que Sheinbaum ha construido su vida fue el templete con su gran amiga, desde aquellos tiempos en que compartían espacio en La Jornada, Rosa Icela Rodríguez. La primera mujer a cargo de la Secretaría de Seguridad podría ser la favorita de la primera mujer presidenta para sucederla en la Ciudad.

El hecho es que en el templete del Cuarto Informe estuvo sentada o sentado quien será el abanderado de la candidatura de Morena a la Jefatura de Gobierno en 2024… y no es, precisamente, Ricardo Monreal.

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En el caso de que, por cuestiones de género, tocara a Morena colocar un candidato, entre Martí Batres y Omar García Harfuch estaría definiéndose la sucesión capitalina. García Harfuch sólo con mantenerse en su cargo, prueba que ha ganado la confianza presidencial seguida de la satisfacción que guarda por su trabajo la Jefa de Gobierno. En el caso de Quintana Roo, la gobernadora había anunciado el nombramiento de un amigo cercano al Secretario con el mejor cambio en estadística criminal: Manelich Castilla. Durante su paso por la carrera policial, la amistad entablada guardó en común un profundo anhelo por reivindicar la profesión y aspirar a la excelencia mediante el servicio.

Una instrucción presidencial, en acuerdo con la Secretaría de la Marina, le cortó la posibilidad de reencontrarse, ahora ambos como titulares de Seguridad Ciudadana en gabinetes encabezados por mujeres: Rubén Oyarvide Pedrero, Contralmirante Diplomado de Estado Mayor de la Secretaría de Marina será quien sustituya en el cargo al buen Manelich Castilla.

Esa instrucción presidencial forma parte del ánimo militarizador que por cierto, podría ampliarse de forma constitucional con la minuta que se vota en el pleno del senado este martes, con mínimos cambios y el objetivo principal de permitir al Ejército y Marina mantenerse en labores de seguridad pública hasta 2028. Al menos en los gobiernos que ha ganado Morena, la mayoría tiene en Seguridad Ciudadana a militares o marinos y no a policías o civiles. García Harfuch es la excepción y al mismo tiempo, la garantía de continuidad para la visión que Claudia Sheinbaum ha impreso en cada acto para la Ciudad de México. Probablemente, sin que hayan sido sus intenciones, resulta ser un candidato natural y orgánico, con una historia heroica tras sobrevivir a un atentado letal, el reconocimiento de ciudadanía, partidos, sociedad civil y hasta de feministas a las que ha ayudado.

La misma instrucción presidencial fue de los primeros actos acatador por el gobernador Américo Villarreal, que a unas horas de tomar protesta, nombró al general de Brigada Diplomado de Estado Mayor Retirado, Sergio Hernando Chávez García como titular de Seguridad Pública. Cada entidad ganada por Morena ha seguido esta fórmula y prácticamente, incluir en sus equipos más cercanos a elementos militares y marinos que les rinden, primeramente, a sus mandos en la jerarquía militar. Los gobernadores cogobiernan la seguridad con una autonomía bastante marcada por parte de sus secretarios de Seguridad, pero aún no está claro que esa haya sido la fórmula perfecta.

Por cierto… se podrá reconocer la diferencia intelectual y la convicción cercana a personajes que hicieron daño al país de la politóloga Denisse Dresser, se podrá señalar, debatir, releer, discutir, disentir y hasta se podrá exhibir respetuosamente la contradicción que, en ocasiones, habita su discurso. Sin embargo, celebrar la manera en que fue cercada durante la marcha del 2 de octubre es un acto de intolerancia y violencia. No imagino la sensación de miedo que en ella o las madres buscadoras que la acuerpaban se pudo sentir durante los largos minutos en que la increpaban. Correrla, empujarla, no saber si podían llegar a golpearla y tratar de mantener una tranquilidad que, al principio, mostraba una sonrisa que se nubló a los minutos.

No lo celebro. Mi solidaridad a Denise Dresser pues la democracia consiste en guardar la máxima libertad de conmoverse e indignarse y expresarlo sin miedo. Aunque sea amiga de Margarita Zavala, aunque sea cercana a la derecha, aunque haya sido cómplice intelectual para validar el sistema neoliberal, aunque sea grosera y aunque sea también una persona no querida por estudiantes populares, respetarla es la base para demostrar que no somos iguales.