El primer día del año 2021, luego de un año aciago para todo el mundo, por el tema de la pandemia por Covid-19 en una comunidad rural llamada Hidalgo Amajác, municipio de Álamo Temapache en el estado de Veracruz, una familia de campesinos terminaba los afanes de su jornada, cuando toparon con una enorme piedra, la cual se dispusieron a remover con su tractor y sus cintas especiales, llevándose la enorme sorpresa de que no era cualquier roca, sino un gran monolito con figura clara de mujer (exquisito trabajo hecho por nuestros ancestros de las culturas del golfo), dando inmediato aviso a las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia, para su inmediato resguardo y registro de ley como parte de nuestro imponente patrimonio histórico nacional.

Los arqueólogos y demás especialistas no tuvieron duda, dado su exquisito peinado y los accesorios mostrados en la roca de dos metros de largo, como collares, brazaletes y tipo de falda se trataba de una mujer parte de la élite gobernante de su época. La imponente pieza se encuentra ya exhibida al público en el Museo Nacional de Antropología, siendo la pieza de gran formato con menos tiempo en ese sitio, hogar principal de nuestras glorias artísticas y cosmogónicas nacionales.

Este hallazgo, a diferencia del encontrado, lo mismo accidentalmente, en el año de 1978 en el centro histórico (el monolito de la Coyolxhauhqui) emergió de las entrañas de la tierra como una premonición, no con el delirio del entonces presidente López Portillo, quien se pensó el nuevo Tlatoani encarnación del mismísimo Quetzalcóatl, pero que sí dio lugar hasta el hoy activo y fructífero proyecto del Templo Mayor en CDMX, pero si, y como dice el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador, no todo es en esta vida racional, existe el campo esotérico y lo que carece de total certeza científica, esfera en la cual, para el que esto escribe se halla este descubrimiento: un presagio y/o anuncio de nuestros antepasados en cuanto a que México ya tiene una paridad en espacios de poder político y que además tendrá la primer presidenta en su historia, en la persona (nos lo gritan, estentóreamente las encuestas) de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, quien sin duda nunca defraudaría a esta gran nación que es hoy México ni a su porvenir ni tampoco a las civilizaciones que anteriormente ocuparon este espacio.