No necesitan México y su próxima presidenta, Claudia Sheinbaum, turbulencias financieras, pero desgraciadamente se están presentando. Para conjurarlas, mujer inteligente y pragmática, se ha abrochado bien ajustado el cinturón de seguridad con acciones sensatas como las dos siguientes:
- (i) Garantizar que habrá continuidad en la Secretaría de Hacienda —excelente noticia que vaya a seguir como titular de la dependencia el economista Rogelio Ramírez de la O—.
- (ii) No dejar de enviar mensajes positivos, de diálogo y respeto a las minorías, para que sea exitoso su proyecto de construir el segundo piso de la llamada cuarta transformación. Es la razón que ha llevado a la presidenta Sheinbaum a platicar con quienes encabezan el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, Ajay Banga y Kristalina Georgieva, respectivamente, entre otras personas de gran importancia en la economía global, como el representante en México del mero mero del fondo de inversión Black Rock, el capo de las finanzas Larry Fink.
Pero de nada servirán la ratificación de Ramírez de la O y el diálogo con quienes más influyen en los famosos mercados, si la gente de Morena que opera debajo de Claudia y de su equipo cercano insiste no solo en ideologizar excesivamente todos los debates, sino en actuar como los bárbaros del ejército del rey godo Alarico que entraron a Roma y saquearon la ciudad.
La verdad de las cosas es que si arriba, en el equipo de Claudia, se trabaja con ánimo constructivo para levantar el segundo piso de la cuarta transformación, más abajo, entre el morenismo empoderado por el éxito electoral, el ánimo es de destrucción de quienes consideran sus rivales históricos, esto es, la derecha, cualquier cosa que esta expresión signifique. Mencionaré un par de ejemplos de morenistas a quienes Claudia debe pedir que se callen ya:
- Don Gerardo Fernández Noroña. Este es un hombre culto, inteligente y jovial, pero desgraciadamente sabe muy poco de economía. Como sin duda tiene relevancia en el sistema político mexicano, sus opiniones económicas —poco informadas, excesivamente ideologizadas— suelen generar problemas. La presidenta Sheinbaum, mientras encuentra fórmulas para desideologizar a tan destacado morenista, deberá amordazar al popular Noroña. Por las buenas, desde luego, pero de inmediato: urge silenciarlo antes de que provoque una crisis que complique el inicio del sexenio de Claudia.
- Otro que debe ser silenciado, y con mayor urgencia, es Ignacio Mier, diputado de Morena. Este tipo sabe todavía menos de economía, pero eso sí, nadie podrá decir de él que es culto, inteligente y agradable: todo lo contrario, es un grillo bastante ignorante, obtuso y zafio. Ayer, muy a lo pendejo se lanzó a decir que ya vienen las reformas del plan C, especialmente la del poder judicial —que no apoya nadie con un mínimo de conocimiento del mundo del derecho—, y el peso se depreció.
Di dos ejemplos, pero hay muchos más. O rápidamente entra en un periodo de moderación la clase política de Morena o, de plano, se complicará bastante el arranque del gobierno de la presidenta más votada en la historia de México.
Claudia Sheinbaum ya habló con el FMI, el Banco Mundial y el representante de un capo de las finanzas globales. Qué bueno que lo hizo. Ahora debe reunir a los y las principales morenistas para, nada más, exigirles prudencia con el clásico ¡¡¡cállense chachalacas!!! Inclusive agregaría una palabra para enfatizar la necesidad de actuar con mesura: ¡¡¡cállense pinches chachalacas!!! Perdón por la palabrota, pero es mucho el daño que hacen.