Es una imagen fuerte, poderosa: Claudia Sheinbaum frente a los cadetes del Heroico Colegio Militar en sus instalaciones de Tlalpan. Una postal que, por lo menos, tuvo dos interpretaciones. Por una parte, la primera presidenta de la República frente a las Fuerzas Armadas, una muestra de la disciplina, honor, institucionalidad y lealtad de nuestros soldados hacia la autoridad civil. Por la otra, una evidencia inequívoca de la militarización que experimentó el país durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Algunos consideraron esta imagen hasta intimidante.
Hasta que no tenga evidencia de lo contrario, apuesto por la institucionalidad de nuestras Fuerzas Armadas. Estoy convencido de que seguirán siendo fieles al mando civil, sea cual sea su signo político. Ejército, Fuerza Aérea, Marina y próximamente, Guardia Nacional, serán leales a la presidenta y al siguiente titular del Ejecutivo Federal, sin importar su filiación política.
Debo decir dos cosas antes de dedicar algunas líneas a la Guardia Nacional, que, si no ocurre algo excepcional, pasará a ser parte permanente de las Fuerzas Armadas. La primera es que no consumo los argumentos de internet que proclaman una militarización del país al estilo de los regímenes totalitarios; pero tampoco soy fan de que las Fuerzas Armadass sean responsables de las funciones de seguridad pública y de la construcción de obras públicas.
Recordemos que, durante casi toda su vida independiente, México estuvo gobernado por militares. La firmeza de Plutarco Elías Calles y la sutileza, a veces no tanta, de Lázaro Cárdenas les quitaron el poder a los militares y los confinaron a los cuarteles. Este hecho, que podría considerarse único en Latinoamérica, es uno de los factores de la estabilidad y la paz social del Estado mexicano.
En los próximos días, la Guardia Nacional pasará a formar parte integral de las Fuerzas Armadas. ¿Qué significa esto? Significa que las funciones de seguridad pública a nivel federal estarán a cargo de una institución militar con preparación policial y respeto a los derechos humanos.
¿Qué impacto tendrá esta decisión? El gobierno espera, al menos según la iniciativa del presidente, mejorar la seguridad. ¿Será?
Si me presionan para resumir el desempeño de la Guardia Nacional en una frase, obvia pero útil, diría lo siguiente: no resolvió el problema de inseguridad en el país, pero tampoco se convirtió en un problema. En resumen, es un mal necesario ante la debilidad de las policías estatales y la prácticamente inexistente capacidad de las municipales.
No me creo eso de que la única vía para combatir la inseguridad sea la utilización de las Fuerzas Armadas. Puede ser un paliativo, una medida extraordinaria. La ruta importante, que significa enfrentar el problema de fondo, es fortalecer las policías estatales y fomentar la cultura de la prevención.
Si bien en estos momentos parece que solo las Fuerzas Armadas pueden enfrentar a la delincuencia, la reforma que discutirá y muy probablemente aprobará el Congreso debe ser enfática en el desarrollo de las instituciones estatales y municipales. De no hacerlo, se cometerá un grave error. Eso pienso yo. ¿Usted qué opina? La política es de bronce.
Onel Ortiz Fragoso en X: @onelortiz