No conozco a la abogada Vanessa Romero Rocha, pero busqué por ahí su interesante e inclusive impresionante currículo. Lo difundió la Consejería Jurídica de la presidencia, dependencia encabezada por Ernestina Godoy Ramos. Ocurrió así porque Romero Rocha formó parte del Comité de Evaluación del Poder Ejecutivo para la Elección Extraordinaria de personas juzgadoras en 2025. Supongo que tal distinción tuvo que ser autorizada por la presidencia. Por lo tanto, me atrevo a pensar que la presidenta la considera a Vanessa no solo una mujer honesta, sino intelectualmente destacada en su especialidad, el derecho.
El 9 de noviembre de 2024 Vanessa Romero Rocha anunció una pausa en sus colaboraciones quincenales en el diario Reforma: “Durante el ejercicio de este encargo…, en apego a la política editorial de Grupo Reforma, suspenderé temporalmente mis colaboraciones”.
Terminado su trabajo como evaluadora de candidatos y candidatas a personas juzgadoras, Romero Rocha volvió a Reforma, y qué bueno porque este sábado dio a conocer el mayor riesgo que enfrenta la construcción, en las urnas de votación, del nuevo poder judicial: Yasmín Esquivel Mossa.
Vanessa Romero Rocha, dice la Consejería Jurídica de la presidenta Sheinbaum, cuenta con dos maestrías en derecho en universidades prestigiadas, una en la University College London, que está ubicada en el muy alto lugar 22 entre las mejores universidades del mundo calificadas por Times Higher Education; la otra maestría ella la cursó en la Escuela Libre de Derecho, para mucha gente conocedora del tema la más destacada escuela de derecho de México.
Romero Rocha tiene amplia experiencia profesional, tanto en despachos de litigantes como en grupos de trabajo relacionados con la observación electoral y la inclusión, el género y la cultura de la paz.
Vanessa ha tenido espacios en medios de comunicación: Aristegui Noticias, Foro TV, Reforma. Ha publicado libros, como Cuotas de género y la igualdad en México, de Editorial Porrúa; también estudios para organizaciones de derecho internacionales, como Legal Impact of COVID-19 in Mexico, para el Mexican Committee of the American Bar Association.
Recibió reconocimientos por la calidad la tesis que Vanessa Romero elaboró para obtener el título de abogada, Las cuotas de género en los Estados Unidos Mexicanos ¿Un atentado contra la igualdad?
Romero Rocha, evidentemente, sabe lo que dice hoy en su artículo de Reforma, “La verdad”:
- “La verdad es que Yasmín Esquivel plagió su tesis de licenciatura”.
- “La verdad es que no debería ser ministra de la Corte. No cumplió uno de los requisitos: ser licenciada en derecho”.
- “La verdad es que puso en marcha la —de por sí saturada— maquinaria judicial como escudo protector”.
- “La verdad es que (Yasmín) usó ilegalmente a la fiscalía de la Ciudad de México para intentar lavarse la cara”.
- “La verdad es que utilizó al Poder Judicial en funciones —el mismo que tanto critica en su campaña judicial— para obligar a la máxima casa de estudios a reconocerla como autora de una tesis que no escribió y a suspender cualquier posible sanción, incluida la anulación de su título”.
- “La verdad es que enchuecó el derecho para impedir que su alma mater hiciera público el dictamen del Comité de Ética sobre la autoría de la tesis. Una mordaza”.
- “La verdad es que llevó su causa a los tribunales, y una jueza decidió que bastaban dos testimonios para acreditar una autoría. Dos excompañeros la habían visto escribir el trabajo”.
- “La verdad es que torció la ley hasta lograr que condenaran, por daño moral, al exrector de la UNAM y al exdirector de la FES. Quince millones de pesos adeudan: una venganza y un sinsentido”.
- “La verdad es que la tesis con la que obtuvo el grado de doctora en derecho por la Universidad Anáhuac también fue de apropiación indebida”.
- “La verdad es que estará en la boleta electoral del próximo primero de junio no por mérito, sino por el pase automático que les concedió a juzgadores Andrés Manuel López Obrador. En un escenario de evaluación por cualquiera de los comités, no habría pasado el primer filtro: ni título ni buena fama”.
- “La verdad es que lleva meses reuniéndose con sindicatos, grupos políticos, barras de abogados y empresarios para construir su candidatura”.
- “La verdad es que —hagamos lo que hagamos—, tarde o temprano será presidenta de la Corte. En breve, en dos o en cuatro años”.
- “La verdad es que su permanencia en la Corte tras la revolucionaria reforma judicial confirmará el gatopardismo que nos condena: ¿habremos cambiado todo para que no cambie nada? Discutimos, peleamos, gritamos y rompimos. Al final, ¿estaremos donde empezamos?”
Difícilmente el INE y el Tribunal Electoral le quitarán a Yasmín Esquivel el derecho a ser candidata a ministra de la corte suprema; no lo harán para no enemistarse con la 4T.
En caso de que la pusilanimidad se imponga en las autoridades electorales, si la clase política y la judicatura se lo propusieran el desprestigio pasaría de la reforma judicial a la no abogada: bastaría con dejar de tomarla en serio.
Así, aislada, aunque llegara a la presidencia de la SCJN, Yasmín sería lo único que merece ser, la burla diaria de sus colegas: lo prudente es que el resto de ministros y ministras no le hagan ningún caso. Basta ya de farsantes en el poder judicial.