Importantes reuniones ha tenido Claudia Sheinbaum en esta semana.

La primera, enmarcada en una enorme foto donde todos sonríen, fue el pasado martes en el WTC de la Ciudad de México.

Cómo no iban a estar contentos si eran los diputados y senadores electos de Morena, mayoría calificada en al menos una de las cámaras del Congreso, que tienen como tarea principal aprobar las reformas constitucionales propuestas por el presidente Andrés Manuel López Obrador, en especial la del poder judicial.

Se tenía, pues, que echar la casa por la ventana.

Morena, un partido relativamente joven en nuestro país, ha sido el tsunami que arrasó con la llamada marea rosa y la hizo añicos en las pasadas elecciones del 2 de junio.

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El encuentro, cordial y amable, tenía como propósito no solo reunirse y celebrar: los asistentes tendrán la tarea de promover que las reformas, al menos seis de ellas, sean aprobadas en septiembre, antes de que Claudia tome posesión como presidenta.

Tienen chamba, pues. Deberán regresar a territorio, tocar puertas, hablar con las y los ciudadanos de a pie, hacer ocho foros (tres en la capital del país y cinco en otros estados), informar para que conozcamos de qué se tratan las reformas que se harán a nuestra Carta Magna.

Mario Delgado y los llamados “corcholatos”, que se quedaron con las ganas de contender por la presidencia de México no podían faltar a la reunión. ¿Andan buscando hueso en el próximo gabinete?

Ricardo Monreal ya adelantó que estará como líder en la Cámara de Diputados y se cree que los demás ocuparán un curul en el Senado. De hecho ayer el ex secretario de gobernación, Adán Augusto López, se reunió con Monreal y aunque algunos reporteros lo abordaron para preguntar si sería el próximo coordinador de su partido en esa cámara, sólo dijo: “Ya veremos”. Y pues sí, ya veremos.

El que hizo pucheros fue Marcelo Ebrard, que a su llegada al WTC aclaró que no ha sido invitado al gabinete, que, por cierto, hoy sabremos quiénes serán los elegidos.

Otra reunión, no menos importante, fue la que sostuvo ayer Sheinbaum con el Consejo Coordinador Empresarial.

La próxima presidenta fue bien recibida por las y los empresarios, quienes refrendaron su confianza al gobierno que encabezará anunciando 42 mil millones de pesos de nuevas inversiones privadas. Por ahí, todo bien, pero el fantasma de la volatilidad de los mercados estuvo presente.

Y es que el peso, tras la inminente aprobación de la reforma al poder judicial está como la “bolita, que sube y que baja”.

Sheinbaum tenía que abordar el tema y lo hizo con firmeza:

“De ninguna manera esta reforma va a representar autoritarismo ni concentración del poder. El punto es que el poder judicial tenga su autonomía (...) y que represente la justicia junto a las fiscalías”.

Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México

Agregó que no está cerrada al diálogo e incluso invitó a los empresarios a participar en los foros informativos que se llevarán a cabo. Así debe ser. Un tema tan delicado como reformar el poder judicial no puede dejar fuera de la jugada a la clase empresarial, que además de estar inquietos por los mercados mexicanos, desean, como todos nosotros, vivir en un país más seguro. Y la impartición de la justicia depende de los jueces y magistrados, que podrían ser elegidos por el voto popular. Nada más, y nada menos.

Tras estas reuniones nos queda esperar la presentación del gabinete y hoy será develado el misterio.

Los hombres y mujeres que estarán al lado de Sheinbaum no tienen una tarea sencilla: serán parte del gabinete presidencial de la primera mujer presidenta en México.

Claudia anunció que habrá igual cantidad de hombres y de mujeres, respetando la paridad, como debe ser. Veremos quiénes estarán presentes.