Tiempo de mujeres.
Será histórica elección de ministros y ministras para integrar la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación porque, por primera vez, importa más la contienda entre mujeres que entre hombres.
Nunca ha ocurrido así en los grandes torneros deportivos: ni en el campeonato de tenis más antiguo del mundo, y el más prestigiado, el de Wimbledon, ni en los mundiales de futbol ni, tampoco, en el Tour de Francia. Las competencias entre varones normalmente son mucho más interesantes.
Está ocurriendo exactamente lo contrario en los comicios para cambiar a la cúpula del poder judicial mexicano: importa solo lo que están haciendo ellas porque ellos, de plano, aburren.
Como los machitos aspirantes a la SCJN solo provocan ataques agudos de bostezos, no mencionaré aquí a ninguno.
Dos elecciones
Precisemos que la elección para renovar a la corte suprema son, en realidad, dos elecciones: una femenil y la otra varonil. Quien obtenga más votos en cualquiera de las competencias presidirá la SCJN.
Hay tres favoritas, las actuales ministras candidatas Lenia Batres Guadarrama, Yasmín Esquivel Mossa y Loretta Ortiz Ahlf.
La verdad sea dicha, no hay piso parejo en la próxima votación. Lenia, Yasmín y Loretta juegan con ventaja porque son más conocidas y, sobre todo, porque tienen el apoyo de las estructuras electorales del más potente partido político de México, Morena.
Más allá de que hay demasiadas patadas debajo de la mesa entre dos de ellas —Lenia y Yasmín—, nadie espera que las otras candidaturas las superen.
Como se elegirán cinco mujeres y cuatro hombres para la SCJN, entonces en la contienda femenil solo habrá espacio para otras dos aspirantes.
Con realismo debemos decir que llegarán a la nueva SCJN las juristas que la presidenta Claudia Sheinbaum considere más calificadas para la tarea. No es su reforma, pero sí será su corte suprema.
La querida y respetada presidenta no puede darse el lujo de tener una corte integrada solo por gente mediocre. Así que deberá analizar con seriedad el perfil de las candidatas y hacer publicas sus preferencias.
Hay 33 aspirantes, incluyendo a las tres ministras. A estas tres la presidenta ya las conoce: ha medido, entonces, sus defectos y sus virtudes. Claudia sabrá si las quiere en la primera SJCN de la 4T.
¿Y el resto de las candidatas a ministras de la SCJN?
La presidenta de México debería tal vez pedir un análisis serio de las 30 restantes y entrevistar a las ocho que en su opinión tengan los mejores perfiles y filtrar a los medios sus opiniones, que seguramente serán atendidas tanto por el electorado como, lo más importante, por las estructuras de Morena.
Si Claudia Sheinbaum me pidiera —jamás me lo pedirá— la lista de las ocho aspirantes a la corte suprema con los mejores perfiles, le diría que es esta:
1.- Estela Fuentes Jiménez, magistrada del Tribunal de Justicia Administrativa de la Ciudad de México.
2.- María Estela Ríos González, exconsejera jurídica del presidente López Obrador.
3.- Fabiana Estrada Tena, magistrada de circuito —colaboró con dos presidentes de la SCJN, Genaro Góngora Pimentel y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea—.
4.- Sara Irene Herrerías, titular de derechos humanos de la Fiscalía General de la República.
5.- Ana María Ibarra Olguín, magistrada de circuito.
6.- Mónica Güicho González, exmagistrada del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje.
7.- Magda Zulema Mosri Gutiérrez, magistrada de la sala superior del Tribunal Federal de Justicia Administrativa.
8.- Paula María García Villegas Sánchez Cordero, magistrada de circuito.