Un hombre que fue de ciencia
El exrector de la UNAM y hoy embajador de México en la ONU, según biografías oficiales, ha sido integrante de comités de ciencias naturales. No cualquiera. Es decir, Juan Ramón de la Fuente, egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, cae en la categoría del científico. Ha sido profesor de tal facultad de la máxima casa de estudios, de la que fue director en 1980.
De la Fuente obtuvo la maestría en ciencias en la Universidad de Minnessota y la especialidad en psiquiatría en la Clínica Mayo de Rochester, donde fue reconocido como alumno distinguido.
Muchacho listo, fue investigador en el Instituto Nacional de Nutrición y jefe de la división de Investigación Clínica del Instituto Nacional de Psiquiatría.
En la UNAM, Juan Ramón fue también director del Programa Universitario de Investigación en Salud, coordinador de Investigación Científica y rector de 1999 a 2007.
Todo un académico De la Fuente, sí, como los 31 científicos perseguidos por la FGR.
Su currículo es mucho más amplio, como lo demuestra su participación en el equipo de expertos que diseñó el Manual de diagnóstico y estadística de los trastornos Mentales.
Como administrador universitario, destaca su contribución al fortalecimiento de la enseñanza superior de México, sobre todo cuando, desde la rectoría, no sólo logró resolver la profunda crisis que tanto dañaba a la UNAM, sino que empujó fuerte para restablecer el liderazgo ac adémico de esta casa de estudios.
Reconocimientos ha tenido para dar y repartir: fue presidente de las academias Mexicana de Ciencias y Nacional de Medicina; secretario de Salud del gobierno de México en tiempos de Ernesto Zedillo; presidente del Programa de Naciones Unidas contra el SIDA; presidente de la Red de Macrouniversidades de América Latina y el Caribe; consejero de la Universidad de las Naciones Unidas en Tokio; logró los premios Nacional de Ciencias y Artes, Nacional de Psiquiatría, de Ciencias Naturales de la AMC, de Investigación Biomédica, el Ricardo J. Zevada del Conacyt, y además ha recibido condecoraciones de múltiples universidades.
Como autor, ha firmado cerca de 250 trabajos científicos, y ha editado 13 obras sobre temas de salud, educación e investigación científica. También ha escrito 41 capítulos y prologado 35 libros. Sus trabajos han sido citados más de 1 mil 800 veces en la literatura académica internacional.
Y bien, después de recordar un poco quién es él, no queda la menor duda de que estamos ante uno de los científicos más importantes de México, pero...
Juan Ramón dejó la ciencia y se hizo grillo
Es de todos sabido que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha emprendido una guerra contra los científicos de este país por intereses políticos de él, por berrinches de la directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla Roces, y por venganzas del fiscal Gertz Manero.
La gente sensata no se cree que la persecución a 31 científicos tenga que ver con el combate a la corrupción, sino con una absurda disputa ideológica y personal contra la ciencia neoliberal —la única que existe, por cierto— de AMLO, Álvarez-Buylla y Gertz.
Luego entonces, es de sorprendernos que Juan Ramón de la Fuente no haya alzado la voz absolutamente para nada en torno a este tema; él, tan cercano a la ciencia y a tantos científicos mexicanos, ha estado más callado que nunca. ¡Ah! Pero la sorpresa desaparece cuando recordamos que Juan Ramón es amigo del presidente y que este le dio en el 2018 la embajada ante la ONU (pareciera que ese es el regalo que reparte Obrador a todo aquel que quiere cerca, pero de lejitos: embajadas)…, con estos últimos datos sí se entiende el silencio de De la Fuente, quien espero no se haya creído que AMLO lo toma en serio para disputar la candidatura presidencial de Morena a Sheinbaum y Ebrard.
No sorprende pero sí decepciona que Juan Ramón de la Fuente, a pesar de que sabe de los atropellos a la ciencia y a los científicos de este país —habiendo tenido como colaboradores a varios de los científicos acosados por la FGR—, prefiera guardar cobarde silencio.
Qué feo espectáculo el de un hombre tan valioso como De la Fuente: se queda callado para que no le vayan a quitar su embajada y para seguir, según él, entre quienes tienen posibilidades de llegar a la presidencia de México.
¿Y Narro Robles?
Me sorprende mucho también que el doctor José Narro Robles, ex rector de la UNAM y ex secretario de Salud en el gobierno de Peña Nieto, tampoco haya dado alguna declaración o fijado postura con respecto a este tema porque él también tiene que ver con la ciencia. Pero, permítanme decirlo, conozco a este hombre y es íntegro e intachable, de una pieza: un verdadero servidor público, que ya ha intentado alzar la voz para expresar su inconformidad con la forma de proceder del presidente en torno a temas del manejo de la salud… en su caso, creo que Narro simplemente se ha rendido al ver que a Andrés Manuel López Obrador le da lo mismo si se quejan de él o no.
Necesitamos voces unidas y fuertes para que se defienda a la comunidad científica en este país, que también quiere este presidente rasurar literalmente, acabando con ella como con muchas otras cosas .
De José Ramón de la Fuente, hoy más grillo que científico, no espero que diga nada por el tremendo hueso que se carga y el todavía más grande con el que sueña.
De el doctor José Narro aún tengo esperanzas.