En el debate presidencial de anoche, Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez dieron muestra de sus capacidades y carácter. En términos generales, Claudia salió a demostrar su temple, a defender su ventaja como candidata puntera, con aplomo, mientras que Xóchitl se enfocó en el ataque agresivo y la provocación para buscar descarrilar a Claudia. Los momentos estelares los protagonizó Claudia, imponiendo con firmeza sus posturas, mientras que Máynez tuvo varias intervenciones que opacaron la participación de Xóchitl.
Desde su llegada a la sede nacional del INE, se definió el perfil de los candidatos. Claudia fue la primera en arribar, dando muestras de confianza y visiblemente contenta, confirmando su liderazgo, acompañada de su esposo: “será un debate de propuestas, representamos el proyecto de avanzar con la transformación”. Xóchitl llegó después con parte de su equipo y fue pendenciera de inicio en su mensaje con la proclama de que “ya se van”; y, Máynez, al último, con su familia y equipo, pregonó que representa “lo nuevo”.
¿Quién ganó el debate?
En un debate los electores nos convertimos en el jurado al que los candidatos buscan convencer o persuadir. La definición del ganador tiene que ver con el juicio personal que cada elector emitimos sobre el desempeño de los candidatos participantes, que parte también del contexto de las inclinaciones políticas que cada quién tenemos, y nuestras ideas preconcebidas, o juicios a priori.
Al momento de redactar esta nota, aún no se habían presentado encuestas que definieran al ganador del debate.
¿Cumplieron las candidatas y el candidato, las expectativas creadas?
Como era previsible, el interés del debate se centró en las interacciones entre Claudia y Xóchitl, donde quedó evidenciado el carácter firme y a la vez relajado y certero de Claudia, sustentado en su preparación y resultados, frente a los signos de desesperación y enojo de Xóchitl, que por tratar de “ganar” el debate ante todo, incurrió constantemente en ataques y difamaciones de muy bajo nivel contra Claudia (ofensas e insultos como “mujer fría y sin corazón”, “dama de hielo” y “eres más que corcholata, tapadera”), refiriéndose a temas que, ex ante, como la línea 12 del metro y el Colegio Rébsamen, se sabía que iba a capitalizar políticamente. Claudia la refutó de manera tajante: “es deleznable lucrar con el dolor de las personas, nunca seremos así”.
Considero que el debate dejó ver “la madera” de la que están hechas las candidatas. A Claudia se le vio su potencial de jefa de Estado, y resistió con entereza las imputaciones y hasta miradas de odio de Xóchitl, quien se dejó ver bastante nerviosa y errática (se equivocó en frases como “habría que preguntarles a las personas que murieron”, o “me sometería a una evolución de mi patrimonio”). Claudia exhibió en varias partes del debate a Xóchitl, y logró categorizarla “como mentirosa y corrupta”, con datos duros sobre su situación patrimonial, que inclusive en un acto de simbolismo, entregó en un expediente a los moderadores.
En mi opinión, dado que Xóchitl se jugaba “el todo por el todo” en este debate, se esperaba más de ella, y quedó a deberle a sus seguidores ya que no solo no logró encasillar a Claudia, sino que más bien quien resultó encasillada por Claudia fue ella, por todas sus debilidades como candidata y servidora pública. Xóchitl mostró enojo y frustración, mientras que Claudia con habilidad improvisó comentarios que dejaron ver su agudeza y reflejos: “hasta la bolsa del tiempo se quiere robar la candidata del PRIAN”. Además, tuvo un lenguaje corporal bastante suelto.
Máynez sorprendió con una actuación en ocasiones muy atinada, superando por momentos a Xóchitl que se mostró muy rígida, con rostro desencajado, con un lenguaje no verbal muy tenso que no la favoreció.
¿En el debate se difundió información clara sobre las propuestas y mostró las diferencias políticas entre las candidatas y Maynez?
El formato del debate fue poco flexible. Los moderadores Denise Maerker y Manuel San Martín cumplieron con su rol de transmitir las preguntas de los ciudadanos a los participantes, pero falló la producción en el control de los tiempos de las participaciones, y el debate fue largo, quizás en momentos poco atractivo para la mayoría de la audiencia.
Aun así, en las interacciones y pronunciamientos si se mostraron las diferencias políticas de los participantes, aunque el objetivo del debate, de poner en el centro el derecho a la información del electorado, no se cumplió en su totalidad y podría mejorarse en los próximos debates.
¿Cambiará el voto electoral tras ver el debate presidencial?
Lo que ocurre en un debate presidencial, más allá de lo específicamente dicho por los candidatos, influye en las percepciones y las opiniones de la audiencia. Pero es difícil que un solo debate cambie sustancialmente las preferencias electorales en una contienda. Contribuye a confirmar posiciones (sirven para reafirmar a los ya decididos), y alentar el voto a favor de uno u otra candidata, entre los indecisos.
Por la manera en que transcurrió el debate, dado que Claudia logró imponerse, es previsible que se confirmará la amplia ventaja que tiene en las encuestas.
Ayer, Xóchitl decepcionó en su actuación porque a pesar de que lanzó una artillería de ataques, fueron poco efectivos; le falto contundencia y ser más puntual. Estuvo apagada y cerró el debate de manera imprecisa y leyendo (inclusive puso al escudo de la bandera de cabeza). Era su oportunidad para que el debate marcara un punto de inflexión en su campaña, pero no lo logró. Se esperaba mucho de ella y falló.
Máynez logró su propósito de no pasar desapercibido en la contienda al ponerse, en momentos, al tú por tú, en especial frente a Xóchitl, y mostrar seguridad.
Quién brilló anoche fue Claudia, que tuvo arrojo y se salió de su zona de confort. Más que engancharse en los ataques de Xóchitl, logró etiquetarla a ella como representante del PRIAN. Consiguió cuidar su ventaja electoral y no cayó en provocaciones. Mantuvo el dominio de la narrativa.
En este primer debate, en mi opinión, Claudia confirmó de manera clara porqué es ella quien tiene las cualidades para convertirse en la primera mujer presidenta de México, este próximo 2 de junio.