El 2024 será recordado como el año en que México rompió un nuevo techo de cristal con la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de la República. Su elección no solo marcó un hito histórico al ser la primera mujer en asumir el cargo, sino que también se destacó por ser la mandataria con el mayor respaldo popular en las urnas en la historia contemporánea del país. Su triunfo no fue un accidente; fue el resultado de décadas de compromiso con el servicio público, la disciplina política y la coherencia en sus ideales.

Claudia Sheinbaum representa la continuidad de un movimiento político que ha transformado las bases del sistema político mexicano desde la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder en 2018. Desde su época como estudiante dedicada en la Universidad Nacional Autónoma de México, hasta su papel como líder de las “adelitas” en la defensa de PEMEX, Sheinbaum ha demostrado ser una estratega habilidosa y una servidora pública comprometida. Su trayectoria incluye roles clave como jefa delegacional en Tlalpan, jefa de Gobierno de la Ciudad de México y obviamente, ser una candidata presidencial disciplinada y efectiva.

A menos de cien días de su mandato, la presidenta goza de una aceptación superior al 70%, un respaldo que pocos líderes pueden presumir. Medios internacionales como Forbes y Time han resaltado su liderazgo, subrayando la importancia de su ascenso no solo para México, sino como un referente global de la inclusión femenina en posiciones de poder. Su capacidad para liderar con una visión progresista y transformadora se ha visto reflejada en la aprobación de dos tercios del “Plan C” en el Congreso de la Unión, un logro alcanzado en tiempo récord gracias al respaldo popular para obtener la mayoría en ambas cámaras del poder legislativo.

Sin embargo, el camino no está exento de desafíos. Su primera prueba de fuego será enfrentar las acciones del nuevo gobierno de Donald Trump, cuya vuelta a la Casa Blanca promete tensar las relaciones bilaterales, especialmente en temas de migración, comercio y soberanía. La capacidad de Sheinbaum para mantener una posición firme y digna ante un vecino tan influyente será crucial para su legado y la estabilidad de la región.

Claudia Sheinbaum es aún una promesa. Su elección despertó expectativas altísimas, tanto dentro como fuera del país. La transformación de México que prometió durante su campaña depende de su capacidad para convertir el apoyo popular en acciones concretas, reformar las instituciones y resolver problemas históricos como la desigualdad, la inseguridad y la corrupción. Su liderazgo indiscutible en el movimiento de regeneración nacional debe ser la plataforma para cumplir con las demandas de una nación que depositó en ella su confianza.

En el escenario político de 2024, Sheinbaum no solo es el personaje del año; es un símbolo del cambio que México espera y merece. La historia la observa, y el pueblo también. Eso pienso yo. ¿Usted qué opina? La política es de bronce.