A la memoria de Porfirio Alejandro Muñoz Ledo Lazo de la Vega, una de las mentes más brillantes y lúcidas del pensamiento democrático en México.

Descanse en paz.

La percepción general en la carrera por la candidatura presidencial, tanto al interior de Morena como entre críticos y opositores, es que los “dados están cargados” en favor de la ex jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum Pardo.

Pero la favorita del presidente ha resultado ser la aspirante más débil y vulnerable entre sus tres principales corcholatas y enfrenta los mayores problemas ante una creciente oposición.

La académica

A lo largo de su trayectoria académica Sheinbaum se enfocó en temas que “chocan” con el pensamiento de AMLO.

Licenciada en Física por la UNAM, obtuvo el grado de maestría en Ingeniería Energética y el doctorado en Ingeniería en Energía por la Facultad de Ingeniería de la UNAM, en ese lapso, realizó investigaciones en el Lawrence Berkeley Laboratory durante 4 años becada por la UNAM (AMLO decidió quitar las becas). Después se incorporó al cuerpo académico del Instituto de Ingeniería de la UNAM, centrándose en la investigación para documentar la vinculación entre energía y el cambio climático (AMLO dice que no existe el cambio climático). Fue asesora de la Comisión Nacional para el Ahorro de Energía y de la Gerencia de Estudios Económicos de la CFE, (Institución que AMLO eliminó por decreto).

Se incorporó al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU en el temas de energía e industria.

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Dicho grupo fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz junto con el exvicepresidente demócrata de Estados Unidos, Al Gore “por sus esfuerzos para construir y difundir un mayor conocimiento sobre el cambio climático causado por el hombre y poner las bases para tomar las medidas necesarias para contrarrestar ese cambio”.

Sin embargo, como gobernante se ha opuesto a todo lo que como académica proponía de manera científica, como acciones en contra del cambio climático y la utilización de energías alternativas y renovables.

La política

Pese a todos sus estudios y su destacada preparación académica, en lo político no ha desarrollado un pensamiento propio, no tiene visión propia ni idea de lo que tendría que hacer como presidenta de la república, su oferta se centra en dar continuidad al proyecto -lo que esto signifique- y proteger lo que su jefe le indique.

La luchadora social

Cuando estudiaba en el CCH Sur se relacionó con quien luego sería su esposo, Carlos Imaz y se unió a la lucha en contra de una de las más importantes y necesarias reformas a la UNAM, uno de los primeros esfuerzos por solucionar las deficiencias y atrasos característicos en la educación superior pública en México y en América Latina, pero, siguiendo a su pareja y a pesar de los beneficios académicos que habría recibido, decidió ir en contra.

Cuando se afilió al PRD fue siguiendo a Imaz. En el partido se ligaron con AMLO y en el 2000 Carlos Imaz se convirtió en delegado político en Tlalpan y Claudia en secretaria de Medio Ambiente del Gobierno de la CDMX. En esa administración Claudia se limitó a dar buen seguimiento a las órdenes para las obras de los segundos pisos que estuvieron a cargo del hoy asesor empresarial de AMLO, José María Riobóo y su esposa, la entonces magistrada colegiada en la CDMX y hoy magistrada “pirata” de la SCJN., se encargó de reservar por más de 25 años todo lo relacionado con la construcción -cargada de presunta corrupción- de los segundos pisos.

La regenta

Claudia encabezó uno de los gobiernos más ineficientes de la historia reciente de la CDMX y sobre su actuación pesa la peor tragedia del Metro de la ciudad, que dejó saldo de 26 personas muertas y una afectación a más de dos millones de usuarios y sin que hasta hoy existan consecuencias para nadie.

A su campaña se han destinado una grosera cantidad de recursos públicos, provenientes, entre otros, del IMSS por la alianza con Zoé Robledo y que son operados por Jorge Gamiño, el ex director del Metro y, según denunció Adán Augusto López, de instancias del gabinete social, como el Banco del Bienestar.

El equipo del que se rodea Claudia deja mucho que desear, con personajes como Martí Batres, ex porro de la UNAM, quien repartió la famosa Leche Bety contaminada y que utilizó el Palacio de Bellas Artes para homenajear a Naasón Joaquín justo antes de que lo detuvieran en Los Ángeles por abuso sexual infantil.

En general, Claudia es poco agraciada, no conecta con la población, le falta congruencia, solo asiste a reuniones “controladas” y responde preguntas previamente autorizadas. Por carecer de una formación política propia, rehúye a los debates y, sobre todo, no puede negar que su lealtad no sería hacia el pueblo de México, sino hacia AMLO.

Claudia tiene todo para ser una mujer que haga diferencia en el país, no entiendo por qué el sometimiento e incondicionalidad a el misógino que probablemente la traicione.

Twitter: @diaz_manuel