“Sí, soy feminista… y todas las mujeres deberían serlo”. “Para mí, la palabra feminista está conectada por un movimiento que ha conseguido poner los problemas de las mujeres en la agenda social. Se trata de que hombres y mujeres sean iguales en el sentido de participar en la vida social, en la vida en su conjunto.”
Angela Merkel, septiembre 2021
Qué sintomático es que, aún para quien ha sido reconocida como la “mujer más poderosa del mundo”, Angela Merkel, le haya llevado los 16 años de su carrera política como canciller alemana, el definirse de manera abierta y pública como feminista, por fin, sin timidez.
Merkel levantó más de una ceja entre algunos por declararse feminista en 2021, y se le criticó que por cálculos político-electorales no se atrevió a hacerlo antes. Y es que a un hombre se le premia por incluir el feminismo en su plataforma política, mientras que a una mujer se le puede castigar y acusar de pretender entonces, excluir a los hombres, y perder su apoyo. La participación en la vida política, económica y social debe ser en conjunto y un asunto común, y atender las causas del feminismo es parte de ello.
En México por primera vez existe la posibilidad de que, como lo indican hoy las encuestas, con Claudia Sheinbaum, una mujer sea presidenta. Como en Alemania, una mujer científica con una trayectoria política construida de la mano de un mentor (Merkel con Helmut Kohl, y Sheinbaum con López Obrador), lideraría al país. (Antes de seguir, quiero aclarar, para que no se confunda, que no estoy equiparando a Sheinbaum con Merkel, sino que únicamente me voy a referir al paralelismo que circunstancialmente se presenta entre ambas, por su liga al tema del feminismo).
El auto-reconocimiento de Merkel como feminista se viralizó en redes sociales en 2021 porque, aún en pleno siglo XXI, el feminismo parece ser un estigma, una “etiqueta” o un asunto ideológico discutible, y no un posicionamiento obligado sobre lo elemental que resulta reconocer que las mujeres seguimos estando rezagadas en las cuestiones más fundamentales de nuestros derechos humanos (seguridad, salud, educación, trabajo, economía).
En México hay un largo camino por recorrer para lograr un estado de igualdad y equidad para las mujeres. Claudia Sheinbaum tiene hoy la posibilidad no solo como mujer, sino como feminista, de poner en primer plano nuestras causas. Tenemos la oportunidad de que la problemática de la mujer “se sienta” y “se siente” en la silla presidencial si Sheinbaum se reconoce como feminista, no solo por ser mujer, sino porque realmente crea que una sociedad no puede ser justa si no hay condiciones de equidad e igualdad entre mujeres y hombres. Obvio, esto no significa soslayar ningún otro tema de la agenda nacional.
Sheinbaum debe definirse y reconocerlo abiertamente, y no dar por entendido que, por ser mujer, la lucha feminista se dará por antonomasia. Merkel no tuvo como uno de sus ejes a las causas feministas por no perder votos de los hombres para llegar al poder, y mantenerse. En el G20 en 2017 al cuestionarle sobre si era feminista respondió evasivamente: “no tengo miedo, si consideran que lo soy adelante...al fin y al cabo soy mujer.” Hoy no hay espacio en México para que Claudia Sheinbaum caiga en esa ambigüedad. Merkel finalmente tuvo el valor de reconocerlo. Sheinbaum, con su estilo de calma reflexiva deber ser contundente y tener ya un posicionamiento.
En México las mujeres necesitamos una voz que desde el máximo cargo público del país nos represente porque tiene la sensibilización de nuestra problemática, porque la vive día a día. No queremos más políticos que “agenden” los problemas de las mujeres, sino a una mujer que en su agenda de vida diaria está enfrentar la inequidad, porque la vive en carne propia. Queremos soluciones puntuales que se planteen y ejecuten con el compromiso de una feminista, que entienda y asuma como propia la lucha de todas.
Llego la hora de que, con la posibilidad de una mujer presidenta en México, “se sientan y se sienten” en la silla presidencial las causas de las mujeres. Donde estén sentados y se le de voz y atención a todo tipo de feminismos como el empresarial, profesional y también el combativo, de las mujeres que luchan en las calles por ver amenazada su seguridad personal. Una presidenta que llegue con el apoyo de hombres y mujeres, que vea y responda por las niñas, jóvenes, profesionistas, amas de casa, indígenas, madres, abuelas y todas las mujeres y hombres del país. Una mujer que reconozca en el feminismo la forma de ver por las demás, no como un enfrentamiento entre hombres y mujeres, sino como entendimiento. Como decía Madeleine Albright “hay un lugar especial en el infierno para las mujeres que no apoyan a otras mujeres”. Sobre todo, desde una posición de poder.
Hoy es “tiempo de mujeres” en cuestión de oportunidades. Tiempo de trabajo, fortaleza, empeño, honestidad, empatía y amor. Una mujer en la presidencia de México sería un emblema de que en nuestro país realmente se reconoce el valor del nuestro trabajo y esfuerzo. No más rezagos para las mujeres, no más quedarse un paso atrás, no más un “si, pero no” o “un hasta aquí puedes llegar” por ser mujer. Hoy se necesita una mujer feminista en la presidencia, que vea por todos, y logre un piso parejo para hombres y mujeres en igualdad de condiciones.
Merkel lo reconoció. Y tú, Claudia, ¿eres feminista? ¿sin tapujos?