Me parece muy  importante no olvidarnos del papel que juega la ciudadanía no solo como un electorado ni como votantes sino justamente como eso: como ciudadanos que somos. Por eso titulé mi columna así: Agregándome yo, poniéndome justo junto a las candidatas que creo son las más fuertes y que irán por la contienda de este 2024. Aunque yo no sea relevante ni importante me puse junto a ellas, me situé dentro de sus nombres.

Y es que de pronto,  todo se convierte en responsabilidad de Claudia Sheinbaum, ahora de Xóchitl Gálvez, también todo siempre es culpa de Morena o de la Alianza Va por México.

Y ya no se diga dejar de depositar toda la responsabilidad de lo que le pasa a un país al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Me parece que estamos perdiendo de vista que una sociedad justa y equilibrada la construimos o la tenemos que construir  todos... Es nuestra responsabilidad.

A estas personas que llegan al poder o que pretenden  llegar se les escoge para que gobiernen este país. Porque gobernar es ejercer la dirección, la administración y el control de un estado o de una ciudad, siempre y cuando la ciudadanía haga lo suyo. Pero parece que se nos olvida. Es más fácil olvidar.

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Y de pronto, como vecinos, como automovilistas, como amigos o familiares no estamos haciendo lo propio, digamos en general como seres humanos como tales.

Alzamos la voz exigiendo buenos gobiernos: Unos apoyando fervorosamente a Sheinbaum, otros ahora fervorosamente  a Xóchitl pero como en misa de domingo, vamos y la escuchamos sin escuchar, nos persignamos, nos damos la paz y saliendo de la iglesia nos vamos a matarnos unos contra otros en nuestras casas,  en nuestras colonias, en el coche, en el súper.

Y ya me quedó claro que nadie ni Sheinbaum ni Xóchitl o Beatriz Paredes, los nombres más fuertes que se escuchan para ser presidentas, podrán solas con tal paquete si como sociedad no intervenimos.

No estoy de acuerdo en la forma en que se le agredió a Claudia Sheinbaum ayer en un restaurante. Se empezó a rumorear que eso estaba montado para victimizar a Sheinbaum, que ya estaba planeado por su equipo, pero la cara desencajada de ella lo decía todo. Sé que el hartazgo nos gana a todos porque por lo general salimos hartos de todo después de la pandemia, los que pudimos salir de ella afortunadamente pero con muchas dificultades de toda índole.

Agredirla así me dolió. No es así como se pelean las batallas.

Pero, también creo que el presidente desde la mañanera a podido invadirnos de estos discursos de odio y de ofensas y traspasó o él mismo está traspasando los muros de Palacio Nacional  y lo que él dice tiene impacto en las personas.

El presidente si de verdad quisiera apoyar a Claudia debería de dejar de hablar mal de la oposición y debería de dejar de seguir culpándola de todo lo que en el presente está pasando.

El presidente es el peor enemigo de Claudia Sheinbaum.

Se pueden hacer muchísimas cosas si dejamos de estar peleando por ver quién va a ganar la contienda del 2024, como si fueran pelea de gallos.

Me sorprende cómo nos encontramos tan divididos.

El día de ayer un compañero de mi secundaria, que no mi amigo, empezó a atacar a Xóchitl Gálvez por Facebook. Lleno de ira, dijo que no era indígena por ponerse huipiles y demás cosas rabiosas. Escribió en su muro que Xóchitl no era la adecuada para ser presidenta y yo solo le comenté (error mío por meterme) que difícilmente se sabía quien sí sería el o la adecuada para ser presidente o presidenta. Y de ahí vino una serie de insultos de su parte hacia mí incluyendo volverme a ofender con los apodos que de niña-adolescente me ponían en esa secundaria donde lo conocí y donde sufrí de un profundo y horroroso bullying durante muchísimos años de mi adolescencia.

Estaba enfurecido y fuera de sí y  siendo que siempre lo conocí siendo un hombre pacifico y un buen compañero.

Apostarle al obradorismo le sacó sus más bajas pasiones y sacó también la basura más grande que un ser humano puede tener.

Si este evento me sucedió ayer, ¿qué nos espera si cosas como estas se magnifican?

Ya lo he escrito con anterioridad, la cosa ya está cantada: Claudia Sheinbaum vs Xochitl Gálvez, pero no quiero interpretar esta contienda como una guerra.

Me gustaría más saberla y leerla como Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez. Ambas se necesitan, ambas son valiosas mujeres. Una carece de lo que la otra tiene y viceversa.

No podemos seguir dividiendo más. Y cómo en un campo de guerra como espectadores llenarnos de odio esperando que el rival caiga.

Mientras tanto México nos necesita. Y nos necesita unidos y fuertes. Mientras ellos, nuestros políticos se jalonean, te pregunto: ¿Tú que estás haciendo por otros? ¿Ya le ofreciste tu ayuda al vecino que sabes que tiene deudas, o que está deprimido, solo, enfermo?

Es que esas pequeñas acciones nos engrandecen y fortalecen.

No es responsabilidad de una sola persona que este país avance, pero es más fácil depositarla en una persona porque eso nos evita movilizarnos para hacer lo que nos toca.

¿Ya le diste oportunidad al que te la ha pedido de trabajar contigo para que salga de sus deudas?

¿Ya pudiste hacer parte de tu vida a alguien que defiende a morir a los políticos que no te caen bien, porque por fin entendiste que esto no es personal y que no te puedes separar y pelear con alguien por otro político?

¿Ya pudiste perdonar a esa persona que te lastimó?

En fin… tantas y tantas cosas que como seres humanos debemos trabajar.

Deja que los políticos estén en lo suyo. Se parte del cambio.

Te invito a ya no dejarte dividir más.

Súmate.

Es cuanto.