Ni mal vista ni mal recibida. La candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia, Claudia Sheinbaum, se reunió con 500 empresarias y empresarios de México y del extranjero para exponer lo que ha llamado Prosperidad Compartida y que es una muestra contundente de que para que la Cuarta Transformación continúe debemos participar todos.
Dije al principio que “ni mal vista ni mal recibida” porque se ha estigmatizado a la 4T como enemiga de la clase empresarial e incluso se dice que es detestada por los poderosos.
También se ha dicho equivocadamente que la puntera en las encuestas evitaría a toda costa reunirse con ellos y nada que ver.
Es cierto que en el gobierno de López Obrador han existido roces con algunos empresarios, sobre todo con los evasores de impuestos, defraudadores del fisco o rufianes, que no tienen cabida en gobiernos honestos. La culpa es de ellos, no del presidente.
Tampoco de la próxima presidenta, quien con gusto compartió sus proyectos ante quienes lejos de ser sus adversarios, serán sus aliados.
A diferencia de Xóchitl Gálvez, Sheinbaum no llamó a los empresarios timoratos o miedosos ni les exigió que la apoyaran. Claudia fue a dialogar, a escuchar propuestas y a exponerlas. Digno papel de una mujer que desde ahora nos muestra que sabrá gobernar.
Habló de su currículum, de su experiencia y de sus logros al frente de la Ciudad de México, tanto en materia financiera como en movilidad, educación y servicios públicos, sin dejar pasar el tema de la seguridad e inversión privada.
Con firmeza, dijo que nuestro país tiene una economía sólida y también, cosa importantísima, dijo que respetaría la autonomía del Banco de México y no se elevarían los precios de la gasolina ni de la electricidad. Estos y otros temas de vital importancia fueron expuestos ante una clase empresarial que la escuchó con atención.
El diálogo de Claudia con los empresarios debe ser considerado histórico.
Hoy, por primera vez una mujer llegará a la presidencia y Claudia, sin temblarle la voz ni el pulso, se mostró de nueva cuenta como una jefa de Estado, ahora ante un importante sector de la población, los empresarios.
Se derrumbó otro mito: la Cuarta Transformación puede y debe compartir la prosperidad con todos y todas.