En el punto más álgido de la disputa entre las “corcholatas” por la candidatura de Morena por la presidencia de México, los seguidores de Claudia Sheinbaum, los más y los de Ebrard, los menos, se enfrascaron en una de las batallas más crudas que he visto en redes sociales. Cuantimás si se supone que se trataba de personas dentro del mismo movimiento.

De un lado llovieron acusaciones vulgares y comentarios grotescos sobre el físico del aspirante; del otro, comentarios judeofóbicos, misóginos y sexistas calcados a la derecha panista. Fue algo asqueroso, lamentable.

Por ese entonces, ya con experiencia previa en este tipo de asuntos, señalé que no tenía caso que los seguidores de las corcholatas se pelearan públicamente en redes sociales, ya que muy probablemente terminarían pactando al final.  Y eso fue tal cual lo que ocurrió.

Ebrard regresa a un puesto importante -aunque no tan importante cómo la Cancillería”, siendo el nuevo titular de Economía. Atrás quedaron sus bravatas de “no someterse a esa señora”, e incluso él fue el que dio el mensaje principal de los nuevos miembros del gabinete.

Luego entonces, este es un gabinete conciliador, en donde se acerca a un elemento que pudo haber hecho bastante daño en la oposición.

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Es relevante también, por ejemplo, la presencia de Rosaura Ruiz Gutiérrez en la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, demostrando la importancia que tendrá la ciencia y tecnología, además de las Humanidades en este gobierno.

Con varias ciudades sumamente contaminadas, Alicia Bárcena Ibarra en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales será pieza fundamental para aliviar este mal que nos está destruyendo, incluso matando.

Por último, la designación de Julio Berdegué Sacristán en la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, demuestra que no se dará ni un paso atrás en el tema del maíz transgénico. Designaciones propositivas que nos hacen pensar hacia adelante.