Cada aurora (nos dicen) maquina maravillas capaces de torcer la más terca fortuna; hay pisadas humanas que han medido la luna y el insomnio devasta los años y las millas. En el azul acechan públicas pesadillas que entenebran el día. No hay en el orbe una cosa que no sea otra, o contraria, o ninguna.
Jorge Luis Borges
Uno nunca sabe para quién trabaja.
Dicho popular
Las porras en la mañanera no fueron para Marcelo Ebrard, tampoco para Claudia Sheinbaum. Estaban destinadas a Adán Augusto López, hoy secretario de Gobernación, antes gobernador de Tabasco por Morena y, más vital que todo ello, amigo de Andrés Manuel.
La razón del apapacho matutino es que el tabasqueño logró reunir a 31 de los 32 gobernadores en un acto (el número 32 no asistió simple y sencillamente porque se encontraba de vacaciones). Increíble, hace no pocos sexenios se dejó de estilar eso de aplaudirle a la cabeza de Gobernación por reunir a los gobernadores con el presidente. Ahora ya volvió a estar de moda…
Ante los evidentes halagos de un tabasqueño a otro, la prensa le preguntó a López Obrador si le gustaría que su paisano lo sucediera en la Silla del Águila. El primer mandatario ni afirmó ni negó en señal de respuesta, solo reía.
Pero como el que calla otorga, agreguemos ese gesto a las otras muestras de poder que ha acumulado el segundo tabasqueño en poco tiempo.
La misma CONAGO sirvió a Adán Augusto para mostrar músculo y no, no porque asistiesen tantos gobernadores. Más bien debido al grupo político que se juntó en el acto —empezando por Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana— y que ahora se le ve cercano al tabasqueño que despacha en Bucareli.
Claramente Marcelo Ebrard no tiene un grupo, como tampoco lo tiene el senador Ricardo Monreal; no uno a nivel gabinete y a la vista de todos, esto es. Y quien parecía tenerlo y se suponía que llevaba en ventaja, fuera de una foto rodeada de las otras gobernantas locales, honestamente pareciera que perdió impulso. Los cariños de López Obrador pasaron a ser de Adán Augusto; al menos eso indican tantos apapachos palatinos y ciertos reacomodos que asomaron en la reunión de los gobernadores.
El sistema del dedazo fue cambiado por algo bastante parecido: el acto de destapar corcholatas, y pareciera que ahora el agua de matalí (refresco de Tabasco), representada por Adán Augusto, es bebida que se suma con fuerza al repertorio…
Llama la atención que mientras Marcelo y Claudia utilizan las redes sociales para arreciar la intentona de hacer pedazos al INE (algo ‘tan 4T’), Adán Augusto guarda silencio al respecto de la votación de seis de los miembros del consejo general del Instituto en el sentido de aplazar los preparativos de cara al proceso de revocación de mandato presidencial de abril próximo.
Algunos consideran que ello se debe a no otra cosa sino que se trata del secretario de Gobernación. Pero otros más versados en estos oficios saben que está granjeando simpatías al demostrar su respeto —que no su afinidad— hacia una decisión del INE amparada por la ley. Esbozarse como un candidato comprometido con las decisiones del órgano electoral y quien no se presta a dramas, caprichos o gastos innecesarios como es un ejercicio de revocación de mandato, le sumará puntos.
Todo lo contrario dieron a entender no pocos gobernadores en el citado evento de la CONAGO. No solo no se dividieron conforme a filiaciones partidistas, sino que comieron, departieron y hasta compitieron entre sí por tomarse la selfie con López Obrador.
Eso sí, graciosamente a pocos se les vio pegados a la corcholata anunciada como posible sucesora; la mayoría más bien revoloteaba en torno a Adán Augusto. En esa emotiva fotografía con todos a su alrededor nadie tuvo el cuidado de centrar a Claudia. Ahí queda la foto como evidencia.
Tal vez el trabajo realizado hasta ahora por la jefa de la Ciudad de México no esté destinado a construir su candidatura de Morena para 2024; quizá sirva de aperitivo para fortalecer ciertos grupos en favor de Adán Augusto López. La pregunta es si ella lo hace a sabiendas de que trabaja para otro tabasqueño o vive engañada.
Ya nada es imposible. AMLO adora jugar y se regocija cuando las cosas le salen bien. ¿Habremos presenciado la unción de su candidato en la reciente reunión en Tabasco?
Y esta no sería el primer indicio. No olvidemos que López Obrador le turnó a este la reunión con Acción Nacional solicitada por Santiago Creel, llevándola a buen puerto.
La mano derecha en el manejo de la política interior y quien ha logrado buscar la reconciliación —en lugar de la división— se llama Adán Augusto. ¿Estará en el panorama del inquilino de Palacio hacer candidato a la Presidencia a su compatriota?
Respondamos a la siguiente pregunta: ¿quién mejor garantiza la continuidad del proyecto lopezobradorista? ¿Marcelo, Claudia o Adán Augusto? Apuesto que en la respuesta se dibujarían sorpresas.
La saga tabasqueña buscará continuar en el 2024; y de pronto el grupo político de Claudia se mimetizó en apoyo para Adán. El 2024 comienza a sonar a choco.